El gran Palito Ortega volvió a Catamarca después de más de dos décadas para presentarse en el Festival de la Mandarina. Fuera de lo estrictamente artístico -emociona ver cómo un ícono de la música popular sigue generando tanta atención tras más de medio siglo de carrera y frisando los 80 años-, durante una conferencia de prensa junto a sus anfitriones chumbichanos deslizó inesperadas consideraciones políticas.

Recordó el cantante y compositor tucumano que la última vez que había visitado territorio catamarqueño fue durante su paso por la Gobernación de la vecina provincia, cuando trataba de conseguir apoyos para impulsar una salida al Pacífico, con el paso de San Francisco como vía privilegiada para la integración. “Me encontré con que no era tan fácil llegar a un acuerdo”, reconoció el artista y entonces referente del peronismo, sobre su frustrado proyecto, sin mencionar nombres propios.

Se refería, por supuesto, a que cualquier iniciativa que apunte a fortalecer las economías regionales precisa, necesariamente, del acompañamiento de los estados provinciales interesados, además de la Nación, para tener algún grado de factibilidad. Por lo que dijo Ortega esos consensos no fueron siquiera bosquejados, más allá de lo habitual que es escuchar en la clase dirigente de esta parte del país, la importancia de tener una salida hacia el exterior que no dependa de los puertos del Litoral o Buenos Aires.
Las propuestas de gestión que Ortega refrescó en Chumbicha datan de la década del ‘90. Ha pasado un cuarto de siglo, hubo varios cambios de gobierno y hasta acá nada se ha modificado de fondo.

Días atrás se anunció que Chile está culminando el asfaltado del tramo del paso de San Francisco que atraviesa ese país, lo que también se venía prometiendo hace muchísimo tiempo. En ese marco, se admitieron las carencias en infraestructura que impiden que esa ruta se convierta en una alternación viable de conexión entre las provincias del NOA y centro del país, y el Pacífico. Desde estaciones de combustible hasta telefonía a lo largo del recorrido, pasando por instalaciones aduaneras en mejores condiciones, es mucho lo que falta.

Sin esos elementos -y, sobre todo, sin las gestiones para cubrirlos- cualquier plan comercial o turístico que involucre al Paso, seguirá siendo apenas una idea sin sustento material.