Los mandatos del FMI en el plan por ajustar al máximo las cuentas fiscales no tardaron en repercutir en el sistema previsional. Ahora llega a su fin la moratoria para quienes no cuentan con 30 años de aportes: desde el 23 de julio de este año se termina el plazo de 3 años para entrar a la moratoria en la denominada ley de “Reparación Histórica” de 2016. La moratoria es conocida como “ley de jubilaciones de amas de casa” porque, si bien la medida es válida para hombres y mujeres, fueron ellas las más favorecidas.
La ley de Reparación Histórica eliminó las moratorias previsionales para quienes no reúnen los años de aportes para jubilarse y las sustituyó por una Pensión Universal Para el Adulto Mayor, cuyo objetivo es rebajar los ingresos un 20% respecto de la jubilación mínima que se hubiese alcanzado con moratoria. Además, dicha pensión no es acumulable con otras prestaciones. Y para las mujeres tiene un impacto adicional: la edad de otorgamiento de la Pensión se eleva 5 años, de 60 a 65 respecto a la de la moratoria.

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La decisión política que toma Cambiemos a pocos meses de finalizar su gestión, para alcanzar el “déficit cero” exigido por el Fondo, apunta brutalmente sobre la clase trabajadora y las mujeres en particular.
Colores políticos al margen, es sin dudas un retroceso. El Gobierno Nacional se apresta a sepultar un derecho fundamental que afecta en mayor medida a las mujeres que son las que, a lo largo de sus años laborales, tienen los trabajos más precarios y sin aportes, además de tener que realizar todas las tareas domésticas, históricamente un trabajo no remunerado.
Según Strada, “la ley nacional de Moratoria fue un proyecto que se sancionó en 1995 pero recién la implementó el presidente Néstor Kirchner en 2006”. Entre los años 2003 y 2016 se jubilaron por la moratoria previsional a la ley 24.746 un total de 1.796.439 mujeres. El futuro, como en tantas otras áreas, se presenta ahora como una gigantesca incógnita.