Apuntes del Secretario

martes, 28 de mayo de 2019 00:00
martes, 28 de mayo de 2019 00:00

La causa de “las coimas que no existieron”, sobre la cual acaba de fallar en forma lapidaria la Justicia Federal de Catamarca, seguramente pasará a formar parte de los anales de las historias más fantasmagóricas que, con apoyo sin límite de la prensa, se hayan desarrollado en ámbitos judiciales. Se trata de la fábula en la que participaron dos personas públicas en calidad de denunciantes -Jorge Marcolli y Fernando Rivera- contra un ministro actual, Rubén Dusso, quien en realidad no era funcionario cuando los objetores dijeron que ocurrieron los hechos, ahora desbaratados por el juez Contreras. La síntesis del caso señala que, en el año 2003, las empresas catamarqueñas que construían viviendas -cerca de 35- debieron pagar un porcentaje de coima para que el naciente kirchnerismo les diera luz verde. Esas coimas, por las solitarias revelaciones de Marcolli y Rivera, las recibía Dusso que, a su vez, las entregaba a un enviado del gobierno nacional, que venía en un avión privado y transportaba el botín. El pago de la “cometa” estaba asegurado por los anticipos que se otorgaban, para lo cual era necesario que las empresas abrieran una cuenta especial en el Banco Nación. A todo esto, el mismo Dusso era adjudicatario de la construcción de viviendas por ser accionista de la empresa Ducanor y, lo mismo, se convirtió en nexo con el gobierno nacional por haber formado la Asociación de Empresas de la Construcción de Catamarca, la que en los hechos vino a reemplazar a la Cámara de la Construcción que presidía hace 16 años Rivera. Todo este relato quedó reducido a cero por la resolución que se conoció el pasado viernes. Nada, pero nada, de lo que dijeron los denunciantes pudo ser comprobado. Mucho peor. Las pericias y los testimonios llevan a pensar lo que el lector ya se imagina: se trató de un armado con el solo objetivo de desprestigiar personalmente y, de paso, crear desde la imaginación una bomba política. ¡Un circo que tiene payasos al por mayor!

 

La contundencia del fallo, con sus explicaciones y pormenores, no deja margen para apelación razonable, pero en el supuesto que se hiciera caería igual porque todos los dichos -las pruebas directamente no existieron- de los denunciantes fueron fulminados en la instrucción. Los responsables de una treintena de empresas negaron haber pagado coimas. Las cuentas bancarias se crearon por el convenio que, con Nación, firmó el exgobernador Brizuela del Moral, por lo tanto no hubo irregularidad. El avión privado en que, supuestamente, se retiró la coima nunca llegó a Catamarca en la fecha indicada. El funcionario nacional José López negó conocer a Dusso hasta 2011. El empresario Carlos Wagner, expresidente de la Cámara de la Construcción Argentina, también negó que Catamarca haya participado de la cartelización de obra pública y el fiscal Carlos Stornelli ratificó que en el expediente de las coimas nacionales no están involucrados ni la provincia de Catamarca ni el ciudadano Dusso. Por último, la Asociación de Empresas de la Construcción de Catamarca no fue formada en 2003 para reemplazar a la cámara que presidía Rivera, sino que su existencia legal data de 1999. ¿Qué otra cosa se podía fallar si las testimoniales y pericias, sin excepción alguna, no se correspondían con los dichos de Marcolli y Rivera?

 

El caso, aparte de los denunciantes, tuvo actores de relevancia que también van a quedar en la historia. Uno de ellos es el diario El Ancasti, promotor de la fábula que acaba de caerse. Por una publicación suya del año 2016, en la que se incluyeron las falsedades de Marcolli -no lo decimos nosotros, lo dijo la Justicia- comenzó un relato que se repitió en docenas y docenas de tapas y artículos periodísticos orientados a desdibujar la figura del funcionario acusado. En varios de ellos se instaba a la Justicia a direccionar la investigación y hasta relacionarla con causas nacionales, como la de los famosos “cuadernos”. Otro personaje clave de la fantasmal situación fue el fiscal federal, Santos Reynoso, que tomó de oficio el líbelo de prensa y lo condujo hasta la imputación de Dusso, la que fue reflejada en letras de molde en la tapa de El Ancasti. Para certificar la parcialidad del diario, al momento del sobreseimiento de Dusso, el viernes pasado, no hubo ni la más mínima referencia en la tapa y apenas se dedicó un par de columnas en las páginas interiores para dar cuenta de lo dispuesto por la Justicia. Volviendo al fiscal Reynoso, hay que destacar que se trata de la misma persona que, siendo funcionario de Ramón Saadi, habilitó la famosa “obra del siglo” (o, más claro, la obra de las cloacas de la Capital que nunca se hicieron y por las que Arnoldo Castillo rescindió el contrato) que, en el año 1990, fue adjudicada a la empresa que sirvió de basamento para el nacimiento del diario. Por las dudas, sobre este tema, contamos con la documentación para enfrentar cualquier tipo de debate o acción judicial. 

 

El origen de algo falso de toda falsedad y la prédica pública durante tres años son indicadores de una canallada que nació por broncas personales (digamos que son públicas) y motivos políticos que, en los casos de Marcolli y Rivera, se justifican ampliamente. Ambos son enemigos acérrimos del gobierno del cual forma parte Dusso y, en el caso del diario, tanto a su propietario como a algunos de sus amanuenses les salta el antikirchnerismo por todos los poros. No importa mucho esta posición, como sí sostenerla con base en operativos deleznables que llegan hasta el límite de falsear la realidad y manchar honras ajenas, como ha ocurrido con la fábula de las coimas. El sobreseimiento del funcionario, frente al castigo mediático de soportar tres años de injuriantes ataques, es apenas una caricia.

 

Quien salió ayer a ratificar sus posiciones fue el ingeniero Jorge Marcolli. O pretendió, sin éxito, hacerlo. Volvió a maltratar a Dusso, aunque sugestivamente señaló que si era necesario pedir perdón, lo haría. Sobre la cuestión de fondo del fallo no dijo nada, pero centró sus dardos en los empresarios de la construcción que negaron el pago de coimas. En este sentido, para El Esquiú.com, resulta casi increíble que personas honorables y de amplio conocimiento público (podríamos señalar a 10 de ellas, entre las 35 involucradas) hayan pagado coimas. Lo que sí se hizo, históricamente, fue un aporte de las empresas a las campañas políticas de los principales partidos del medio. Marcolli, además, refirió durante un reportaje radial de Valle Viejo cuestiones eminentemente políticas, como ser el despliegue de opulencia que observan los funcionarios. No aclaró que reviste como militante del PRO y del Frente Cívico (fue candidato a senador por Capayán) y, lo reiteramos, no discutió una coma del fallo de contundencia del juez Miguel Contreras.

 

Si no surge un escollo en los próximos días, el venidero 25 de junio, el tribunal conformado por los jueces Marcelo Soria, Alberto Roselló y Rodolfo Bustamante pondrá en marcha el juicio contra dos exfuncionarios del Frente Cívico, el también gremialista Víctor Brandán y el médico Pablo Doro, quienes en 2002 y 2003 revistaban como subsecretario de Acción Social y ministro de Bienestar Social, respectivamente. Ambos están acusados de una maniobra de corrupción que, concretamente, consistió en la compra de miles y miles de bolsones de comida que nunca aparecieron y se justificaron con facturas apócrifas. El desfalco contra el Estado que, en audiencias públicas, analizará la Cámara Penal N° 3 rondaría los 30 millones de pesos de hace 17 años. Se trata de una cifra fabulosa, que la prensa local supo llamar “compras directas” y tomó estado judicial -el hecho ocurrió en tiempos que gobernaba Oscar Castillo- por la denuncia del exdiputado provincial y actual secretario de Vivienda, Fidel Sáenz. Independiente de lo que ocurra en el juicio, queda claro que proceder después de 17 años resulta por demás complicado y no garantiza justicia verdadera. Con todo, si finalmente se hace el juicio, quedará el consuelo de que el Poder Judicial no lo archivó, aunque no se descarta que los imputados puedan pedir eventuales sobreseimientos por el paso del tiempo.

 

Durante los paros nacionales, o después de ellos, el presidente Macri suele visitar algún punto del interior y desde allí expresar sus pareceres. Como este miércoles coinciden todos los sectores gremiales en paralizar el país, por los pasillos de la Casa Rosada se filtró la posibilidad que el jefe de Estado visite Catamarca el día jueves. Sería su cuarto viaje a la provincia en tres años y medio de mandato, aunque hasta el momento no hubo confirmación alguna del gobierno local. De confirmarse este rumor, se descuenta que Lucía Corpacci oficiará, como en oportunidades anteriores, de anfitriona.

 

Como lo adelantamos ayer, el exsenador y exintendente José Eduardo Perea organizó el pasado domingo un acto en Malli y lanzó su precandidatura a intendente de Andalgalá. De esta manera, posiblemente, habrá de competir en la primaria del Frente para la Victoria ante Miguel Gutiérrez, Sebastián Almada y/o Miguel Morales. Será una réplica de la interna del Frente Cívico, que también cuenta con varios interesados en reemplazar a Alejandro Páez.

 

RECUERDOS.

Como lo hacemos siempre, completamos los “Apuntes” con el espacio de recordación de acontecimientos del pasado.

El 13 de mayo de 1994, en Casa de Gobierno, asumía como nuevo secretario de Acción Social José Ahumada, que antes se había desempeñado como administrador de Vialidad Provincial. Reemplazaba en iguales funciones a Juan Tomás Aparicio, quien había presentado la renuncia al cargo.

El Esquiú.com

44%
Satisfacción
0%
Esperanza
0%
Bronca
0%
Tristeza
11%
Incertidumbre
44%
Indiferencia

Comentarios

Otras Noticias