Pleno entendimiento. La presencia del precandidato presidencial en Catamarca, Alberto Fernández, significó un claro respaldo a la fórmula peronista Raúl Jalil-Rubén Dusso que, contra su similar Roberto Gómez-Lía Quiroga (“Juntos por el Cambio”), competirá en las próximas elecciones. Acompañado por los gobernadores Juan Manzur (Tucumán) y Sergio Casas (La Rioja), el postulante a la presidencia ratificó sus negativos pensamientos sobre la administración de Macri y, si el voto de los argentinos le sonríe, la idea de gobernar a la par de los gobernadores, cuidando por cierto las economías regionales. Una muy buena noticia para Jalil. O para Gómez si la ciudadanía resuelve cambiar de signo político. También Fernández tuvo recuerdos cariñosos y loables para Lucía Corpacci, de quien destacó su desprendimiento y acciones en medio de la crisis que soporta el país, aparte del apoyo a los emprendimientos productivos en general. Fue una larga jornada la del viernes para el precandidato. Comenzó a la media mañana y finalizó de noche, después de visitar el Predio Ferial. Para los peronistas, valió la pena. El hombre dejó su compromiso con la provincia y sus precandidatos, lo que no es poca cuando todos parecen jugar sus fichas en los grandes centros urbanos.

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A cuatro semanas de las PASO, no sabemos si otro aspirante a la presidencia llegará a la tierra de la Virgen del Valle. Podría hacerlo Roberto Lavagna, si es que atiende algún pedido especial de Luis Barrionuevo, su gran sostén para mantener la precandidatura presidencial. Las dudas mayores, como podrá imaginarse el lector, pasan por develar si vendrá el rival directo de Fernández. Hablamos del presidente Macri quien, en 3 años y 7 meses de gobierno, le dispensó poca atención a la dirigencia catamarqueña aliada. También cuenta que los precandidatos locales, por la declinante imagen del primer mandatario en la provincia, no tienen muchas ganas de visitas que nacionalicen la campaña. ¡Vaya contradicción!

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El miércoles pasado, en Parque Norte, se reunió la plana mayor de lo que se llama hoy “Juntos por el Cambio” y antes fue Cambiemos, la alianza UCR-Coalición Cívica-PRO extendida hoy con el senador Picheto, un peronista de toda la vida que saltó a los fértiles territorios económicos del oficialismo nacional para integrar la fórmula presidencial con Mauricio Macri. Ambos, más María Eugenia Vidal (Buenos Aires), Horacio Rodríguez Larreta (Capital Federal), Alfredo Cornejo (Mendoza) y Gustavo Valdez (Corrientes) fueron los oradores de un mitin que reunió a más de 400 dirigentes de las diversas provincias argentinas. Por cierto, hubo representantes de Catamarca, más interesados en conseguir los recursos de campaña antes que registrar el tono de los discursos para captar prosélitos. Los “detalles” dinerarios normalmente no se informan, pero si sabe que la Casa Rosada está dispuesta a poner lo que haga falta para retener el poder. Por estos días, después que el FMI confirmara un nuevo desembolso –por una cifra superior a los 5.000 millones de dólares-, se supo que el gasto de la campaña oficial podría orillar los 1.000 millones de pesos diarios. Como impactará ese número en Catamarca lo deben saber los precandidatos locales que ya comienzan a moverse. Claro que detrás de tamaños montos, hay peligros en ciernes: en lo que va del año y para mantener un precio artificial del dólar (principal insumo de campaña, según “Juntos por el Cambio”), el gobierno va gastando más de 3.500 millones verdes, es decir una parte importante del préstamo de contingencia con el que fue beneficiado. No vaya a ser que las cosas terminen como dice Miguel Acevedo, el titular de la Unión Industrial: “cuando uno plancha una variable económica, en este casos el dólar, llega un momento en que eso explota”. Los argentinos saben muy bien cómo funcionan los sistemas de especulación.

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A instancias del actual vocal del ENRE, Augusto César “El Mocho” Acuña, y del diputado Francisco Monti, lo que quedó de la oposición a la orgánica partidaria de la UCR –el FAPRA, por ejemplo- llamó a la militancia a sumarse a la campaña, a apoyar a los precandidatos y defender los votos en la provincia y los circuitos de la Capital. De esta forma, puede decirse que se corona totalmente el triunfo de Oscar Castillo, que evitó una interna furiosa y a la hora de los votos tendría a todos en el redil. Lejos de Catamarca –posiblemente bajo los cielos europeos-, debe estar gozando el regreso de quienes osaron apartarse de su conducción de hecho. Hasta ahora, el único que queda en calidad de “rebelde con causa” es Simón Hernández, el precandidato de Movilización que peleará la intendencia con el sello del GEM. El hombre se tiene fe y, conforme a la performance que pueda llevar a cabo, marcará su destino futuro. En 2015, por cuenta propia, sacó alrededor de 8.000 votos. Con repetir esa cosecha, no digamos triunfar, podría pasar a ser figura de primera línea de lo que supo ser el Frente Cívico. Para ello empujan los precandidatos de los diferentes circuitos: Adriana Elena Pernas (1-2),  Lita Beatriz Quiroga (3), Roque Angel Barros (4), Nélida Beatriz Irusta (5), Claudia Alejandra Díaz (6), Claudia Raquel Guzmán (7) y Rodrigo Acosta Catoggio (8-9). Volviendo al regreso de los rebeldes, también habló el concejal Fernando Navarro, el único que puso algunas condiciones previas. Como quiera que sea, de lo que fue oposición ya no queda nada. Ni siquiera los lamentos.

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Las recientes declaraciones de la monja Pelloni, que vinculó a la agrupación kirchnerista “La Cámpora” con el narcotráfico, establecen la dimensión exacta hasta dónde puede llegar esta “religiosa” cuando de empujar una situación política se trata. Sin la menor prueba, ni siquiera un indicio, alentada por medios metropolitanos amigables que le fueron funcionales a las maniobras que realizó en Catamarca durante el Caso Morales, reapareció en la semana y dejó, al estilo Carrió, su impronta de denunciadora serial sin fundamentos. Como bien recordarán los catamarqueños, en los días calientes de 1990 y 1991 acusó cosas increíbles –drogas, fiestas negras, orgías, trata de personas, violaciones, etc- y cuando estuvo frente al tribunal del Caso Morales, sin ponerse colorada, afirmó tranquilamente que dijo esas cosas para que la Justicia investigue, añadiendo que oficialmente no le constaba que hayan ocurrido. Mientras tanto, había atacado honras ajenas y, en su perversidad, marcado surcos políticos que, entre otras cosas, terminaron con un gobierno democrático. ¿Cuál será la próxima aparición de esta perversa disfrazada de servidora del Señor? No lo sabemos, pero sorpresivamente a La Cámpora le salió una defensora impensada: Elisa Carrió. Para ella, contrariando a la monja, no se pueden generalizar los temas de narcotráfico.

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Se reflotó en Valle Viejo una denuncia que parecía totalmente olvidada. Involucra al intendente y precandidato a una nueva reelección, Gustavo “El Gallo” Jalile, y a su Secretario preferido, Marcelo Bustamante. Se trata del proyecto que, en la gestión 2007-2011, contemplaba la instalación de cámaras de seguridad y sistema wifi en el parador municipal, donde actualmente funcionan las oficinas más importantes del municipio. Según el denunciante, Carlos Ibarra, no hubo llamado a licitación y la empresa encargada de hacer el trabajo estaba determinada de antemano. Eso no fue todo. Los pagos, que supuestamente se hicieron con fondos de regalías mineras, se habrían realizado desde antes que la empresa moviera un cable y las instalaciones no se habrían completado, pese a tener un desmesurado sobreprecio. En cuanto a Ibarra, hay que aclarar que no se trata de un exempleado cualquiera, sino de la persona que, dentro del municipio, debía coordinar y controlar la obra que se iba a poner en marcha. Por estas horas ha anunciado que se constituirá en querellante de la causa que se inició por denuncia de la exintendente, Natalia Soria, y que por ahora duerme el sueño de los justos. Como todas las causas políticas, claro está. ¡Vergüenza judicial! ¡Una más!

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RECUERDOS.

Como lo hacemos habitualmente, el último bloque incluye los acontecimientos del pasado reciente.

Hoy, 14 de julio, se cumplen exactamente 25 años del traspaso de la Caja de Jubilaciones de Catamarca (exInstituto Provincial de Previsión Social-IPPS) a la Nación. Tras largas e interminables negociaciones, durante las cuales se produjeron conflictos de todo tipo con las asociaciones de pasivos y hasta la renuncia de un ministro de Economía -Aldo César Hugo Nieva- que se oponía al arreglo, finalmente el exgobernador Arnoldo Castillo estampó la firma y, desde ese momento, ya no hubo “jubilados provinciales”. Todos fueron “jubilados nacionales”, los que existían en ese momento y los del futuro. Aparte, aquel 14 de julio de 1994, se firmaron varios convenios dentro de un paquete que dio en llamarse “saneamiento fiscal y financiero”. La ANSES, en ese momento, garantizaba todos los derechos que los pasivos locales tenían por la letra constitucional de Catamarca, como ser el pago del 82% móvil. No se cumplió nunca y, por tal motivo, se creó la AGAP (decisión sabia de Brizuela del Moral), organismo que paga la diferencia de haberes. También se convino hace 25 años que la obra social que atendería a los jubilados sería OSEP, por lo cual la Nación nunca pagó el servicio, lo que dio origen a un reclamo judicial ante la Suprema Corte que, desde hace tiempo, está a estudio. A cambio de estos convenios, la Nación se avenía a otorgar un crédito de 22 millones de pesos a la provincia.