Aunque no esté anunciado, se calcula que para después de las elecciones de octubre, podría abrirse un fuerte debate dentro de la UCR. Mucho más si se confirman los resultados electorales que ofreció el escrutinio definitivo de las PASO, oficialmente conocido el viernes. Que el candidato a gobernador haya perdido por casi 70.000 votos no es chiste. Que del virtual empate 2017 en la Capital, el peronismo haya superado al radicalismo por aproximadamente 30 puntos (unos 28.000 votos de diferencia) no pasa desapercibido. Alguien tiene que dar la cara y no son precisamente los candidatos, quienes ciertamente realizaron una campaña que no enamoró a nadie. Seguir hablando banalidades, como reflejo de la triste tarea legislativa que llevan adelante figuras gastadas por el tiempo, causó más perjuicios que beneficios. Los números, en ese sentido, no mienten.

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Los que deben responder son los que armaron un esquema electoral que, sin exagerar, dejó medio partido afuera. Uno de los responsables excluyentes es el senador Castillo, el “monje negro” que manejó los piolines desde las bambalinas. Esta vez, queda claro, se salva de responsabilidades Brizuela del Moral, que prometió en 2017 que no iba a ser candidato y cumplió. También puede argüir que, por medio de bajezas especulativas, lo proscribieron de la lucha por la conducción partidaria.

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Hablando de la conducción partidaria, quien merece un párrafo aparte es el teórico presidente del comité provincial de la UCR, Alejandro Páez, a quien veremos desde diciembre caminar los pasillos legislativos con traje de diputado provincial. En la práctica no maneja ni influye en nada. Las supuestas gestiones que hizo por la unidad no existieron y su tarea se limitó a recibir órdenes por vía telefónica. Las explicaciones sobre la derrota reciente (“nos queremos sacar el lazo y decir que el culpable fue otro”) no ayudan. Por el contrario. Hacen pensar que en 2020 armarán un nuevo fraude para seguir manejando, a piacere, la UCR. Solo tienen que manosear la Carta Orgánica, imponer la Junta Elctoral y cantar bingo.