Editorial
Dos años
Se cumplió un nuevo aniversario de la desaparición de Santiago Maldonado, y su caso nunca fue esclarecido. Familiares, amigos y ciudadanos comunes volvieron a reclamar justicia, y tienen razones para hacerlo, porque muchas preguntas siguen sin respuesta.
“Dicen que Santiago se ahogó solo. Pero, ¿quién generó eso? El Estado, a través de la Gendarmería”, sostuvo su hermano mayor, Sergio Maldonado.
Santiago era un joven activista de 28 años y la última vez que se le vio con vida fue en el marco de la represión a una protesta mapuche de la comunidad Pu Lof en Chubut. El 17 de octubre apareció muerto en el río Chubut y las circunstancias de muerte son un dilema.
La autopsia estableció que Maldonado falleció por “ahogamiento por sumersión”, en un cuadro “ayudado por hipotermia” y sin signos de violencia, pero el equipo forense “no pudo responder ninguna de las preguntas” que les hicieron los familiares.
Dado el panorama, solicitaron que el caso fuese considerado como una desaparición forzada -delito estatal que genera un método de investigación autónomo- pero el Estado se negó.
Dos años después, ¿cuántos detenidos hay? Ninguno. Solo hay un imputado, Emmanuel Echazú, un subalférez de la Gendarmería. El agente fue acusado luego de que se solicitara un peritaje por una herida que él adjudica a una piedra lanzada por los manifestantes mapuches. El oficial fue ascendido en enero de 2018.
La familia Maldonado repudió el ascenso al interpretarlo como un “aval a prácticas represivas ilegales y una provocación a los familiares de las víctimas”.
Amnistía Internacional pidió una indagación imparcial y sin injerencias, pero el caso se eliminó de la agenda mediática. Con explicaciones convenientes al poder en algunos casos. Sin explicaciones la mayoría de las veces.