No sabemos si el hecho se reflejará en futuras encuestas, pero de lo que estamos seguros es que el presidente Fernández, durante la conferencia del pasado viernes, le dio una mano gigante al gobernador Jalil al analizar la situación sanitaria de la provincia. Colocó a Catamarca, junto a La Pampa, Misiones y Formosa, como una de las que mejor enfrentó a la pandemia, a punto tal que la ubicó fuera de las 18 provincias a las que impuso restricciones por el avance vertiginoso del virus. De más está decir que se trata de un justo reconocimiento para el control de un fenómeno inédito y desconocido que hace estragos en jurisdicciones vecinas como Jujuy, Santiago del Estero, La Rioja y Tucumán, las cuales están virtualmente incendiadas por un virus que amenaza y no perdona. Contagia y mata como pocas veces ocurrió en la historia de la humanidad. Bien por Catamarca entonces. Hasta ahora tomó previsiones (recordar que fue la primera que impuso el barbijo obligatorio) e hizo controles que dieron resultados. Y aquí hay que decir las cosas con claridad meridiana: estamos bajo el manto protector de la Virgen y Fray Mamerto, pero con este virus no hay milagro que valga si no se toman medidas. Realismo, como le llaman.

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Como lo adelantamos en su momento, el fallo dividido de la Corte de Justicia (3 votos contra 2) sobre la elección y designación de concejales en los distritos de Pomán, Londres, Tinogasta, El Alto y Aconquija, iba a traer más problemas que soluciones. La decisión, dispuesta por el trío José Cáceres - Amelia Sesto - Julio Bastos (subrogó a Vilma Molina, que se apartó por ser hermana del diputado “Taro” Molina) ordenaba la asunción de cinco candidatos de Juntos por el Cambio que alcanzaron mucho menos de la mitad de los votos del peronismo y, por el sistema D’Hont (el mismo que se aplica para nominar diputados provinciales o nacionales), no lograron la proporción que establece la Constitución para ser electos. Sin embargo, esa mayoría entendió que debía aplicarse la ley electoral que alude a una exigencia mínima del 2% para ser concejal (ya fue derogada, pero no aplica retroactivamente). Un absurdo que, como lo presumimos, no llegará a los hechos. Es que hay concejales que, avalados por la Justicia Electoral, ya juraron, tienen actuación en proyectos varios, cobran sus dietas y defenderán sus bancas “a capa y espada”. Aparte, el Frente de Todos presentó en apelación un recurso extraordinario ante la Corte de Catamarca que dilata todo. Seguramente será rechazado, toda vez que lo deben resolver las mismas personas (Cáceres - Sesto - Bastos) que fallaron antes. En la previsible hipótesis el peronismo irá en queja ante la Corte de la Nación, donde este tipo de planteos, por lo general, “duerme el sueño de los justos”. Pero aunque se rechazara rápidamente la queja, los concejos deliberantes no fueron notificados al momento de la proclamación de candidaturas (noviembre de 2019) que había impugnaciones. Esta fue una gravísima omisión en contra de los intereses de Juntos por el Cambio de su apoderado, Luis Lobo Vergara.

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Si desde hace tiempo la conectividad y el acceso a internet representan servicios esenciales, a partir de la pandemia resultan vitales. Encuentros institucionales, rondas de negocios y hasta la integración al sistema educativo de niños, adolescentes y jóvenes dependen hoy de esta herramienta, potenciada en todos los ámbitos laborales y sociales. Por esa razón, las históricas deficiencias que padece Catamarca con relación a otros puntos del país, donde el servicio es mejor y de alcance masivo, hoy se tornan insoportables. Así lo hizo saber el gobernador Raúl Jalil a las autoridades de Arsat, en su último diálogo con el presidente del organismo, Pablo Tognetti. Arsat es la empresa de telecomunicaciones del Estado argentino, que brinda servicios de transmisión de datos, telefonía y televisión por medio de infraestructura terrestre, aérea y espacial. Allí expuso el mandatario la situación, pero con un agregado que deja atrás la etapa de las gestiones amables: Jalil confirmó que inició acciones judiciales contra Nación por la situación catamarqueña.

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Por incómodo que resulte este paso, se hacía inevitable, ya que la serie de incumplimientos afectan a Catamarca de manera evidente, y es la gestión de Alberto Fernández la que deberá responder, aunque lejos está de haber causado el problema. El malestar catamarqueño nace de los compromisos asumidos por Mauricio Macri, quien incluso firmó acuerdos con la entonces gobernadora Lucía Corpacci para avanzar con obras de conectividad en la provincia. Ninguna de esas obras se hizo, y por ello Catamarca formaliza su reclamo, que exige la inversión prometida. Los trabajos, con costos actualizados, rondarían un costo de 3.000 millones de pesos. No será fácil que la respuesta llegue a corto plazo, pero quizás sirva para acelerar los procesos, imprescindibles si se contempla la realidad, sobre todo en el campo de la educación, que se perfila para encaminarse casi exclusivamente al campo virtual.

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El gobierno de Alberto Fernández no está pasando su mejor momento, porque los efectos de la cuarentena ya se sienten en todas partes, y gran parte del sindicalismo está decidido a ofrecerle su respaldo. El gesto para el presidente se haría visible durante el acto virtual que se organiza para la celebración del Día de la Lealtad Peronista, el 17 de octubre, en el Salón Felipe Vallese de la CGT. Los cosecretarios generales de la central obrera, Héctor Daer y Carlos Acuña, lideran la movida para expresar su acompañamiento a Alberto, y ya se sumaron otros “pesados” del gremialismo como el líder del gremio de la Construcción, Gerardo Martínez; el titular de UPCN, Andrés Rodríguez, y el eterno secretario general del gremio de Obras Sanitarias, José Luis Lingeri. Nada mal le vendría a Alberto una muestra de apoyo masivo, pero todavía hay sectores que no se sumaron, entre ellos el mercantil Armando Cavallieri y el gastronómico catamarqueño Luis Barrionuevo. Las gestiones continúan, y hasta se juega con la posibilidad de sumar al controvertido Hugo Moyano, pero no será fácil porque el camionero se siente en este momento más cerca de Cristina. Mientras tanto, Daer y Acuña ya están ajustando detalles con gobernadores e intendentes peronistas, y quieren sumar apoyos públicos al gesto hacia el Presidente. Se pensaba en salir a las calles con un gran “banderazo”, pero la idea se abandonó para no violar las restricciones impuestas por la pandemia. En definitiva, la corriente “anticuarentena” ya es casi propiedad y bandera del macrismo.

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Así como aquí no se pudo cerrar con peregrinos la festividad de la Virgen del Valle en abril, en otros puntos del país se viven situaciones similares, y especialmente tuvo impacto lo ocurrido en Salta, donde por primera vez en la historia no se pudo realizar el llamado “Pacto de Fidelidad” de la feligresía salteña con la imagen del Señor del Milagro. Quien cumplió con el acto en soledad fue el catamarqueño Mario Cargnello, arzobispo y máxima autoridad de la Iglesia en esa diócesis. Cargnello se arrodilló solo en la puerta central de la Catedral, por donde asomaba la imagen del Señor del Milagro y rezó de espaldas a una plaza vacía, en una ceremonia que causó más angustia y tristeza que otra cosa. Cargnello leyó una extensa homilía y pidió disculpas por la situación, naturalmente derivada de la pandemia.

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“Reconocemos tu llamado a celebrar el Pacto de Fidelidad con cada uno de nosotros, con cada una de nuestras familias, con nuestro pueblo de toda la arquidiócesis y de toda la provincia de Salta, con todos tus devotos. Pero, Señor, perdónanos, no hemos podido sacar tu imagen. Perdónanos, Señor”, dijo emocionado. Recordó allí que el pasado 27 de marzo el Papa Francisco también debió rezar en la soledad de la Plaza San Pedro en el Vaticano, puesto delante del Cristo crucificado: “Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a rezar juntos, todos necesitados de confortarnos mutuamente. En esta barca estamos todos”, dijo Cargnello, para agradecer “a todos los que nos cuidan”, enumerando luego a los servidores de la salud, médicos, enfermeros, bioquímicos, fisioterapeutas, nutricionistas, psicólogos, técnicos, también al personal de seguridad y a los trabajadores de los servicios esenciales.

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RECUERDOS. Como lo hacemos habitualmente, en el último bloque rememoramos acontecimientos del pasado cercano.
Los problemas con la Corte de Catamarca, que derivaron en pedidos de juicio político contra los ministros José “Pepe Cáceres, Amelia Sesto de Leiva y Raúl Cipitelli, en realidad tienen su punto de partida en 1995. Hace un cuarto de siglo, efectivamente, a los tres jueces de aquel momento (Guillermo Díaz, Ernesto Oviedo y el nombrado Cáceres) se les aceptó la renuncia para que pudieran jubilarse, trámite que hicieron rápidamente y volvieron a jurar como miembros de la Corte. Para que se entienda: al ser jubilados no podían volver a ejercer, como lo aconsejaba el Colegio de Abogados que presidia el doctor Rivarola. El exgobernador y el séquito encabezado por su hijo, no le dieron bolilla al consejo que ellos mismos habían pedido. No hubo llamado a concurso, ni nada. Juraron y nadie escuchó los reclamos de tamaña irregularidad, la que 25 años después se discute en instancia de juicio político.

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Para corroborar lo antedicho, el doctor Guillermo Díaz afirmaba lo siguiente el 8 de julio de 1995: “La Corte de Justicia no está acéfala. Estoy yo y hay subrogantes. Espero que pronto Cáceres y Lilljedahl se reincorporen. Cada uno de nosotros ha renunciado y al renunciar el cargo queda disponible”.  A confesión de partes, relevo de pruebas. Esperaban la reincorporación. De un llamado a concurso o cosa parecida, ni hablar.

El Esquiú