Apuntes del Secretario

miércoles, 30 de diciembre de 2020 01:27
miércoles, 30 de diciembre de 2020 01:27

Si durante los años de gobierno de Lucía Corpacci se ordenó la minería con la creación de Camyen, la instalación de Catamarca en los principales foros mundiales del sector, el cierre de las controversias judiciales por Cerro Atajo o la liquidación de una empresa corrupta y deficitaria  como Somica, no caben dudas que con la asunción de Raúl Jalil se imprimió al rubro gran ejecutividad. Desde el arranque, el mandatario conjeturó que “sin minería” la provincia era prácticamente “inviable” y por ello tomó determinaciones fuertes, como la de no quedar supeditado administrativamente a los designios de la Justicia y otorgar esa facultad –por ley- al ministerio que conduce Fernanda Ávila; solicitar a la Nación que traspase a la provincia el reservorio de rodocrosita de Minas Capillitas: apurar la integración entre las multinacionales Alumbrera SA y Yamana Gold o, de alguna forma, alentar la posibilidad que la Corte de Justicia resolviera la cuestión de fondo sobre la Ordenanza antiminera que, hace cuatro años, aprobaron los ochos concejales de Andalgalá. Que las cosas hayan llegado a este punto al finalizar el primer año de mandato, sin dudas, es un gran triunfo del gobernador.

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En cuanto a la Ordenanza que prohibía hacer minería en la cuenca del Río Andalgalá, la medida dispuesta por la Corte obtuvo más adhesiones que rechazo. La Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM) sentenció que “el fallo es un mensaje de seguridad jurídica a los inversores”, en tanto la Cámara de Proveedores de Andalgalá profundizó su satisfacción y afirmó que el instrumento legal carecía de solidez y legalidad, impidiendo a su vez que el departamento, en un marco de seguridad ambiental, hiciera uso de sus riquezas. Solamente un centenar de militantes antimineros volvió a expresar su disconformidad, pero lo hizo sin poder rechazar objetivamente los argumentos legales del fallo- Igual temperamento tomaron las autoridades de la Municipalidad de Andalgalá que, a través de la fiscal Soledad Cecenarro, anunció que apelarán la sentencia por vía del recurso extraordinario que deberá resolver la misma Corte de Justicia catamarqueña y, de aprobarse, les permitiría llegar a la Suprema Corte de la Nación. En este desafío, obviamente, juega un papel decisivo el hecho que si el probable veredicto queda firme, la administración municipal deberá hacerse cargo de las costas, cuyos montos no son “chauchas y palitos”.

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Se cumplen hoy 16 años de la denominada tragedia de Cromañón, el horrible incendio que dejó 194 muertos y más de 1.400 heridos en un local de Once, cuando actuaba la banda Callejeros. Este incendio provocó la peor tragedia mundial en la historia del rock y una de las mayores en Argentina; considerando la cantidad de víctimas, que creció en los meses posteriores por heridos que no se recuperaron y sobrevivientes del siniestro que se suicidaron al no poder superar el trauma psicológico. Todo sucedió en una época en que los seguidores de las diferentes bandas competían y rivalizaban entre sí, para ver cuál armaba la “fiesta” más llamativa. Así, en lugar de oyentes pasivos, se incorporaron a los espectáculos banderas, estandartes, cotillón y pirotecnia, incluyendo bengalas, que se hicieron tradicionales en los recitales, con la excusa de aportar color al espectáculo. Lo sucedido en el local República de Cromañón es tan conocido como inexplicable, por el tamaño de la insensatez que desató el desastre. Se conjugaron tantos elementos inadmisibles que no hay manera de entender cómo se llegó a ese extremo, pero lamentablemente todo se advirtió cuando el horror ya era irreversible. En un espacio cerrado, sin salidas, sin medidas de seguridad, con la capacidad límite de público triplicada y una media sombra inflamable cubriendo parte del techo… se lanzó una bengala encendida. Dolorosamente, pero por pura lógica, sobrevino el infierno mismo, con miles de personas asfixiándose por los gases tóxicos, empujándose y atropellándose en una trampa de oscuridad total.

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El desgraciado suceso destapó una olla de falencias, negligencias, coimas, inspecciones truchas y al cabo de cuatro juicios dejó un tendal de condenados que entraron y salieron de la cárcel alternativamente según cambiaba el rumbo de la causa y sus distintas instancias de apelación. Hoy no queda nadie preso por ese hecho. El señalado como máximo responsable, Omar Chabán, falleció por una grave afección de salud. Desde allí cambiaron algunas normas en discotecas y locales, aunque con los años los controles volvieron a “flexibilizarse”. En el medio, se destituyó al jefe de Gobierno porteño, Aníbal Ibarra, quien desaparecería de la escena pública. Irónicamente, él que había celebrado la aparición de “tribunales populares” cuando se desató el caso abierto por el crimen de María Soledad Morales en Catamarca, terminó políticamente sepultado por ese mismo mecanismo.

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Salvando las distancias, ya que allí fue todo obra humana y aquí intervino ante todo un fenómeno natural, la tragedia de Cromañón tiene alguna triste semejanza con la tragedia de El Rodeo y tantos otros hechos violentos y de variado origen pero idéntico final. En estos episodios, como el accidente del avión de LAPA, los atentados a la embajada de Israel y la sede de la AMIA o el estallido en la Fábrica Militar de Río Tercero, por mencionar algunas tragedias tan diferentes, se unen en sus finales indeseados, siempre con procesos judiciales cuestionados y demorados, al cabo de los cuales perduran demasiadas dudas, se carece de certezas y los familiares de las víctimas quedan solos con su dolor y el sabor amargo de sentir que no fueron acompañados ni recibieron las respuestas que esperaban. A través de la historia son contados con los dedos de una mano, si es que los hay, los casos en que la Justicia argentina estuvo a la altura de las circunstancias.

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Hay nuevos rumores de cambios en el Gobierno y marcarían el comienzo del próximo año. El disparador sería la creación del nuevo Ministerio de Trabajo, que fue cuestionada por distintos sectores, desde la oposición hasta gremialistas que no se sienten representados en un área directamente vinculada con sus intereses. Lo que se evalúa ahora es eliminar algunos ministerios para simplificar el organigrama oficial, que con la nueva dependencia –de no practicarse esas modificaciones- llegaría a 18 ministros, una cifra que hasta los ultraoficialistas comienzan a considerar excesiva. La posibilidad que se evalúa es degradar algún organismo de Ministerio a Secretaría, lo cual vendría acompañado por un recambio de autoridades casi obligado, porque ningún ministro vería con agrado abandonar su cargo para cumplir las mismas funciones desde un espacio de menor jerarquía y presupuesto. Los nombres son analizados y se prepararía una salida rápida y lo menos traumática posible.

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Luego de algunos días de relativa estabilidad, volvió a dispararse peligrosamente la cantidad de casos positivos de coronavirus en Catamarca y especialmente en la zona del Valle Central, que concentra la mayor cantidad de población. Esta situación era casi previsible y no sorprendió a las autoridades, incluida la ministra Palladino, que temían esta clase de rebote como efecto de las reuniones sociales y movilizaciones propias de las fiestas de fin de año. Una vez más, los pedidos de prudencia y responsabilidad no tuvieron mayor eco en la población, que hizo caso omiso a las advertencias y desarrolló las actividades tradicionales prácticamente como si nada sucediera. La pandemia es observada casi como una noticia vieja por gran parte de la sociedad y no alteró demasiado los festejos y encuentros de fines de diciembre.

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Las consecuencias están a la vista y Catamarca pegó un salto que la acerca a los 3.000 casos positivos oficialmente confirmados, lo que se suma al ingreso de casi 20.000 personas al territorio provincial, y abre interrogantes sobre la evolución de la curva de contagios, cuando todavía faltan los festejos de Año Nuevo. El problema es serio, porque coincide con un momento de saturación y agotamiento del personal de Salud, que lleva meses a todo ritmo y comienza a desencantarse con la falta de solidaridad y valoración de parte de la población. Son muchas las personas que mienten, falsean datos, eluden controles o esconden información sobre contactos estrechos para evitar aislamientos, un conjunto de conductas que están empujando a las autoridades a contemplar seriamente la salida de la Etapa Verde. Es un verdadero conflicto, porque retroceder en la habilitación de actividades causaría inconvenientes y rechazos sociales, pero la marcha actual de los acontecimientos no ofrecería muchas más opciones.

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Después de algunos roces y fuertes declaraciones públicas, en el cierre del año, el Gobierno y la Unión Industrial fumaron la pipa de la paz. El cordial encuentro se organizó en la sede que la UICA tiene en el área industrial El Pantanillo, y el anfitrión fue precisamente el presidente de los industriales, Carlos Muia. Asistieron el gobernador Raúl Jalil, el intendente de la Capital, Gustavo Saadi, los ministros de Industria, Comercio y Empleo, Lisandro Álvarez; de Planificación y Modernización, Susana Peralta y de Inversión y Desarrollo, Aldo Sarquis. Celebraron allí que, más allá de las enormes dificultades de este 2020, no cerró ninguna fábrica, y que incluso se sumaron 400 nuevos puestos de empleo. Hubo promesas de apoyo y un brindis que se dio a conocer con el anuncio de que el índice de desempleo en la Provincia descendió al 6,8 por ciento, cuando el año pasado estaba en 9,5 por ciento. El número marcha en realidad a contramano del panorama que desde el propio Gobierno se describió durante el año, pero se explicó a través del impacto de programas de crédito, préstamos e inversiones que habrían repercutido favorablemente en la estadística general. 


El Esquiú

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Satisfacción
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Esperanza
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Bronca
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Tristeza
0%
Incertidumbre
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Indiferencia

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