33 de mano

Valle Viejo no merece tanta agresión

miércoles, 12 de febrero de 2020 00:16
miércoles, 12 de febrero de 2020 00:16

El pueblo de Valle Viejo asiste atónito a episodios que se suceden en los últimos días y que tienen como común denominador la intranquilidad, la enemistad y la violencia. Y donde conviven estos nocivos elementos, no hay paz. A poco del cambio de autoridades en la provincia, en diciembre del año pasado, decíamos en este mismo espacio, utilizando la frase de un tango como título (“Yo sé que ahora vendrán caras extrañas”), sobre los inconvenientes que se producen por culpa de los malos políticos, sin distinción de colores partidarios, y donde advertíamos que para el verano  es frecuente la presencia de alacranes y los conocidos y siempre vigentes “piojos resucitados”. El conflicto tiene como protagonistas al gremio de ATE con la nueva conducción de la Municipalidad chacarera, sobre el cual el gobierno que conduce Raúl Jalil se pronunció acerca de la imposibilidad de asistir económicamente a los agentes despedidos por la administración Zenteno, herencia indeseada de la anterior gestión. De pronto, asistimos a peleas entre los mismos trabajadores, víctimas en definitiva de lo que no se puede hacer y siempre se hace: los nombramientos sin límites en épocas electorales. Total, piensan sin razonar, de alguna manera la solución llega. Y son los propios trabajadores los que terminan presos de las ambiciones desmedidas. A propósito: ¿alguien sabe qué es la vida de la  CGT Regional Catamarca? ¿Salió de vacaciones y se olvidó de volver? Silencio. Por otra parte, ayer, el denominado Frente de Unidad y Solidaridad Sindical (SOEM Capital, Utedyc, ATE, Suteca, Gráficos, UTA y otros) denunciaron y repudiaron públicamente lo ocurrido en Valle Viejo, en especial la represión policial contra los cesanteados chacareros. ¿Alguien leyó algún pronunciamiento de dos viejos lobos de mar como son Oscar Castillo y Brizuela del Moral, “dueños” de la UCR local? Claro que no. Es que ya no necesitan salir a pedir votos: están a punto de jubilarse con  una beca de un cuarto de millón de pesos por mes. Mucho por no hacer nada. Otros, amigos y compinches de Oscar y Eduardo (léase concejales, diputados, senadores y otras yerbas), saben que no representan a nadie y que sus voces no tienen valor alguno.


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Mientras tanto, el pueblo de Valle Viejo padece las consecuencias de la pelea infernal. Y los trabajadores luchan por su trabajo y se asustan cuando aparecen en escena los “piojos resucitados”. Porque son bichos  soberbios y peligrosos, militantes de la mediocridad en la mayoría de los casos. Un ejemplo: en Radio Centro, emisora municipal de Valle Viejo, pusieron un “guía” que no sabe ni prender la radio y es el principal fogonero de la persecución política. De mal en peor. A esta altura del escrito, cabe recordar que quien esto escribe, hace tres años renunció al aire cuando era el conductor  del programa de la mañana en Radio Centro. “Basta, hasta aquí llegamos. Me niego a ser víctima de los atropellos y la burocracia”, fue el texto de la renuncia. Inexplicable entonces que ahora se haya prohibido nombrarlo en la radio. Eso que llaman censura. Trabajo que cumplen a la perfección los “piojos resucitados”. El cruce de denuncias y aclaraciones está al orden del día. Escuchamos en más de una oportunidad, a través de largos años, que existen denuncias penales por las irregularidades existentes, a juicio de los denunciantes. Teléfono para el Tribunal de Cuentas y para la Justicia: hagan lo que tienen que hacer y que vaya preso quien tenga que ir preso. No hay coronitas para los políticos. No se la merecen. Ni aquí ni en Tierra del Fuego. Que no se repita la triste historia de siempre: con el paso de los días se van a silenciar las protestas… y aquí no ha pasado nadie. Cada uno a lo suyo y viva la pepa. El pueblo de Valle Viejo está esperando respuestas claras, puntuales. Y quiere vivir en paz. Merece vivir en paz. Ojalá los trabajados en estado de desesperación recuperen su trabajo, no sean perseguidos por ciertos inútiles que nunca faltan y puedan recuperar la tranquilidad. La gente se cansó de escuchar el maldito “yo no fui”. Siempre pasa lo mismo: mucha pirotecnia verbal y al final nadie es culpable de nada. Siempre hay una primera vez. El pueblo está atento. Y quiere ver tras las rejas a los corruptos. Sea del color político que sea. Los milagros existen. Y Valle Viejo espera por uno.

Kelo Molas
 

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