El Secretario

viernes, 14 de febrero de 2020 00:35
viernes, 14 de febrero de 2020 00:35

Que se luche por todos los medios contra el flagelo de la droga es tarea de la sociedad en su conjunto. Del gobierno, la oposición, la Justicia, los ciudadanos comprometidos con causas nobles y también de los medios de comunicación. En este contexto, sin embargo, apreciamos en los últimos tiempos que se conjugan peligrosos condimentos políticos, al punto de pretender instalar que la provincia está tomada por el narcotráfico, concepto que encierra la comercialización en gran escala de sustancias duras y aditivas, sobornos a funcionarios y la acción criminal en caso de que alguien pretenda oponerse. Esos escenarios pueden corresponderse con países de alta peligrosidad, como México u otros centroamericanos. En la Argentina, tal vez, hayan aparecido gérmenes en grandes centros urbanos como Rosario o enclaves bonaerenses. Pero en Catamarca, por suerte, no pasan de ser ficciones.


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En ese marco, la Justicia está actuando y tratando de desbaratar complicidades policiales que en realidad existen. En su legítimo ejercicio de controlar acciones públicas, la oposición despliega pedidos de informe al gobierno y ahora ha citado al ministro de Seguridad, Hernán Martel, que ha mostrado clara predisposición a colaborar y dilucidar las dudas que puedan existir. Hasta allí, todo bien. Lo que no se puede confundir, sin embargo, es narcotráfico con narcomenudeo. Es lo que hacen algunos medios de comunicación con afanes sensacionalistas o fines inconfesables.


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Que se hayan incautado 40 kilogramos de marihuana en una ruta, claramente, no es lo mismo que captar dos kilos de cocaína o cantidades parecidas de heroína o metanfetaminas. Estas últimas son las que provocan adicciones de las que no se vuelve o te fisuran el cerebro. A las llamadas drogas blandas no hay que dejarlas de lado, porque así lo exige la ley, pero es bueno establecer las diferencias para no alarmar con lo que verdaderamente es narcotráfico. A propósito. Que no extrañe a nadie que, en uno o dos años, haya despenalización para el consumo de marihuana, mucho más si es con fines medicinales.


El Esquiú
 

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