En todos los órdenes de la vida hay reglas que cumplir. En el trabajo, en la vida familiar o circunstancia eventual, como puede ser una tragedia o un siniestro. Para eso están los protocolos. Ese rigor, por razones obvias, cobra mayor dimensión en las fuerzas de seguridad o los servicios de inteligencia. Sirva esta explicación para imaginar lo que pueden decir los jerarcas policiales, Carlos Kunz y Norberto Valdez, comprometidos con maniobras de narcotráfico que los mantienen presos. Uno en la división Bomberos y otro en una granja que depende de la policía en el sur capitalino. Por lo que pudimos saber, los dos podrían decir que buscaban objetivos superiores en el vil negocio y para ello se valieron de “perejiles” del mundo de la droga. Si lo hicieron con conocimiento de las autoridades, tendrán atenuantes. Si actuaron por cuenta propia, volveremos al arranque: existen reglas que cumplir.

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Sea como sea, la indagatoria de hoy a Valdez y la del jueves venidero a Kunz estarán rodeadas ambas de expectativa y atención por parte de los círculos políticos. Uno de los puntos clave, si se confirma que “negociaban” en los sótanos de la corrupción, será dilucidar con qué pagaban los servicios. ¿Con dinero en efectivo o con “merca”? En cualquiera de esos casos, ¿el vento de dónde salía? En fin, serán indagatorias decisivas para esclarecer dudas ciudadanas, y políticas, que pueden haberse planteado.

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Quienes estarán pendientes de las declaraciones ante el juez Contreras serán los miembros de la oposición. Recordemos la última estocada de la diputada Colombo. Dijo: “En la campaña hubo preocupación de nuestros candidatos por el tema narcotráfico y propuestas para aplicar en caso de llegar al gobierno. Ello provocó la reacción airada de la Justicia Federal y la secretaría de Seguridad. No me cansaré de decir que pareciera que sólo unos pocos iluminados pueden hablar del tema. Las madres de los adictos podrían darles cátedra a varios. Más profesionalismo y menos soberbia”. Impecable definición, guste o disguste.

El Esquiú