33 de mano

Argentina y la peor epidemia: la tilinguería

martes, 17 de marzo de 2020 00:31
martes, 17 de marzo de 2020 00:31

Hay gente que se empeña en mostrar las hilachas ante un alerta global: el avance del coronavirus, declarado pandemia por la Organización Mundial de la Salud. Y lo peor de todo es que se trata de  tilingos importantes, mediáticos para ser más claros, que ocupan espacios generosos en los medios de comunicación, mientras el mundo entero se estremece entre el miedo, las dudas e incertidumbres. En ese mundo entero está la Argentina, país en el que se conoció que casi el 50 % de la sociedad no atiende las normas básicas de comprensión. En otras palabras: la mitad de la población escucha, mira y actúa con desdén lo que está pasando, que es grave y doloroso a nivel mundial.

En los medios de comunicación los periodistas opinan y aconsejan más que los profesionales de salud y logran solamente crear más confusión a la ya existente. Y están las redes sociales. Ah, las redes sociales. Aparecen los “opinólogos” de la nada y de los que demuestran saber que no saben nada. Discuten y se pelean usando como escudo protector el partido político al que pertenecen, como si esta pandemia fuera a encontrar la solución en  determinada división política. Esa porquería llamada grieta volvió a renacer, lamentablemente, entre los argentinos. Incompresible e innecesariamente.

Un tilingo calificado y mediático como Diego Brancatelli (un vivillo que dice tonterías para alimentar su personaje)  llegó a decir: “Hay que agradecer que nos toca pasar el coronavirus con un Gobierno Nacional serio en el poder” (un algo así como “vamos a la guerra que estamos bien armados”), cuando desde el lugar que ocupa en el oficialismo bien podría haber iniciado una campaña para conseguir los elementos recomendados para los sectores más vulnerables para frenar la progresión del virus. Después, el domingo se conoció que desde la Sociedad Rural Argentina se consideró al paro del campo con un “saldo positivo”, porque el sector logró “visibilizar un descontento”. ¡Qué ganas de decirle a los tipos de la SRA váyanse a la mismísima m…!” ¿En qué país viven? Está claro: no les importa un carajo la situación del resto de los argentinos.


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  Desde Italia, una argentina que vive en  Turín hace 30 años, Sonia Belforte, envió un mensaje que se hizo viral. Pidió que salgan a los balcones y aplaudan a los médicos, atacó a la irresponsabilidad de la gente que no acata las sugerencias médicas con un inédito “no pasa nada” y pidió a los argentinos que “estén unidos, sean solidarios y no pierdan el tiempo en buscar culpables. Esto nos cambió la vida en 15 días a todo el mundo”. Nobleza obliga: hay que destacar el trabajo de médicos, enfermeras y auxiliares de la salud de todos los hospitales y centros sanitarios de Catamarca. Mientras tanto, el conductor televisivo Beto Casella (“Bendita”, Canal 9), se aprovecha de la desgracia para armar supuestos chistes de mal gusto. Tiene razón Sonia desde Italia: es tiempo de estar unidos, de expresar solidaridad y ayudar al otro sin condicionamientos estúpidos, sin tener en cuenta condición social, preferencias políticas y cosas por el estilo.

Bien lo dijo el presidente Alberto Fernández cuando anunció la suspensión de las clases y el cierre de las fronteras hasta el 31 de marzo: “Se acabó la Argentina de los vivos o bobos”. No hay manera de justificar a los comerciantes inescrupulosos que elevaron los precios hasta las nubes del alcohol en gel,  barbijos y otros elementos indispensables, asestando un golpe bajo al bolsillo de una sociedad acorralada por las urgencias (dengue incluido). A estos carroñeros del comercio hay que denunciarlos y meterlos presos. La emergencia por la que atravesamos sirve además para demostrar que el tema de los “precios cuidados” no existe. Es una gran mentira que se lanza en medio de anuncios económicos, lo que en Polcos se conoce como “venta de humo”. El pasado fin de semana se clausuró más de 10 bares en Capital Federal por realizar fiestas multitudinarias. Cosas de tilingos. Les importa más el dinero que la salud del prójimo. Un inequívoco gesto de desprecio a la vida. Pero hay que insistir en llamar a la unidad y a la solidaridad para enfrentar el virus. Bien lo dice María Elena Walsh en su Canción de caminantes: “Porque el camino es árido y desalienta. Porque tenemos miedo de andar a tientas. Porque esperando a solas poco se alcanza: valen más los temores que una esperanza. Dame la mano y vamos ya”. Y Mario Benedetti la completa diciendo: “Y en la calle, codo a codo, somos muchos más que dos”. Que los tilingos no nos ganen la calle.

 

Kelo Molas
 

15%
Satisfacción
0%
Esperanza
7%
Bronca
30%
Tristeza
7%
Incertidumbre
38%
Indiferencia

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