33 de mano

No hay lugar para indolentes e intolerantes

martes, 31 de marzo de 2020 01:57

Hoy se conmemora el Día Nacional del Comportamiento Humano, establecido por Resolución 1729 del ministerio de Cultura y Educación de la Nación en 1992. La fecha elegida para tal acontecimiento no es casual: es un perpetuo homenaje a don Francisco Rizzuto, destacado luchador en favor de la solidaridad social. Justamente un 31 de marzo, de 1965, Rizzuto dejó de existir, pero había dejado una gran creación: la Liga Pro Comportamiento Humano, fundada para promover los valores de la igualdad, el respeto y la hermandad en la sociedad, y para “difundir los valores éticos y espirituales del ser humano, contribuyendo así a fomentar la armonía en todas las formas de convivencia social”. Jamás hubiera imaginado Rizzuto que su liga iba a tener 45 millones de adherentes, argentinos unidos -salvo los “contreras” de siempre- para hacer frente a un enemigo que se nos vino encima dispuesto a hacernos mucho daño, el coronavirus. Aquella lucha en favor de la solidaridad social que libró con armas nobles don Francisco Rizzuto tiene ahora un escenario complicado pero con dignos soldados (léase médicos, enfermeras y auxiliares sin distinción de géneros, personal de seguridad, empleados de farmacias y supermercados y tantos otros héroes anónimos),  dispuestos a enfrentar al enemigo para proteger la vida de sus hermanos. Así en la Argentina como en gran parte del mundo. Gente que está haciendo gala de las buenas costumbres, de la cortesía, de la solidaridad, de la comprensión y la tolerancia; compatriotas que sin conocerse entre sí están construyendo un sólido puente de amistad para después hacerlo realidad en un cálido y prolongado abrazo, ese que se nos está negando ahora por razones obvias. En este nuevo espacio de tanta emocionante fraternidad a flor de piel, no hay lugar para los pensamientos mezquinos, egoístas y hasta empachados de tonteras, diríamos. No puede ni debe haber tiempo para el comportamiento de Alexander Caniggia y su ignorancia destacada. Tampoco para la insolencia mediática de los cultores de la pavada mayúscula como Alfredo Casero o Dady Brieva, dos lenguaraces repelentes. Mejor abracemos la enseñanza de don Rizzuto, justo hoy en el Día del Comportamiento Humano.


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 Del decálogo de las buenas costumbres inserto en el Día del Comportamiento Humano, hay dos puntos que sobresalen porque están estrechamente ligados a los días que estamos viviendo los argentinos. El quinto, dice: “Entender que servir al semejante es una  virtud que enaltece la propia personalidad, así como sentirse solidario con toda empresa que beneficie la humanidad”. En tanto, el séptimo expresa: “auxiliar al enfermo y al necesitado con abnegación y generosidad. No hacer gala de las propias virtudes por entender que la modestia es el patrimonio de los que viven liberados de la arrogancia y la vanidad”. En pocas palabras: sentirse útiles y aportar al bien común. Ser solidarios en toda la extensión del término. Bien lo dijo el domingo por la noche el Presidente del país: “Acá nadie se salva solo”. Y agregó Alberto Fernández: “No es posible en semejante crisis desamparar a alguien dejándolo sin trabajo”, en alusión a ciertos empresarios, rematando su postura con un categórico: “Muchachos, llegó la hora de ganar menos”. Conceptos que tienen un claro denominar común: la solidaridad. A los que siguen apostando a la maldita grieta, por favor correrse para otro lado, pues no tienen espacio en este tiempo difícil impuesto por el despreciable virus. Guarden sus cañas y vayan a pescar en los medanales, única forma de asegurarnos que no van a tener éxito en sus afanes. Desde esta misma columna, hace un largo tiempo -años ya- le dijimos un rotundo no a la grieta. Recibimos muchas críticas, pero cada día que pasa estamos más convencidos de que esa división no sirve para nada. Por suerte, así piensan hoy desde el propio presidente hasta el último de los argentinos, salvo algunos fanáticos que siguen esperando el premio que, como a un tal Brancatelli, ya les llegará. Mientras tanto, hay un título en los diarios de Catamarca que tarda en llegar: “diputados, senadores, concejales, intendentes y ministros donaron un porcentaje de sus salarios para ayudar a los sectores más vulnerables” (¿no pudieron ni un 10 %?). Hubo algunas excepciones, pero se sabe: una golondrina no hace verano. La gran mayoría confundió el usar alcohol con gel con lavarse olímpicamente las manos. A lo Poncio Pilatos. Fea la actitud por tanta falta de solidaridad. Quedan excluidos para posar en la foto de la conmemoración del Día del Comportamiento Humano.


Kelo Molas
 

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