El Secretario

lunes, 18 de mayo de 2020 02:19
lunes, 18 de mayo de 2020 02:19

En situaciones críticas emergen, a la vez, conductas que reflejan lo mejor y lo peor de las personas. Gestos miserables de quienes intentan lucrar con la necesidad ajena, y gestos nobles de quienes priorizan la solidaridad, el esfuerzo y las ganas de salir adelante. Son realidades que conviven en el mundo cotidiano, características humanas que no distinguen razas ni épocas, matices dentro de la complejidad de la persona humana. En un país como el nuestro, que ya arrastraba serios inconvenientes antes de la pandemia, la obligada paralización de actividades castigó a industriales, empresarios, comerciantes y trabajadores. Mucho más a quienes aparecen debajo de todas las escalas de bienestar, los changarines, los informales, los marginados de un sistema que ofrece sus bondades según los recursos monetarios disponibles. El Gobierno nacional pensó en ellos, y lanzó el Ingreso Federal de Emergencia (IFE), un aporte de $10.000 que para muchos puede resultar insignificante, y para otros recurso vital.
****


Allí se vislumbra la dualidad mencionada al comienzo. Porque mientras algunos acopian mercadería innecesariamente, especulando con precios o llevando a las nubes la cotización de productos esenciales como el alcohol en gel; otros optan por mirar al prójimo. Y nacen comedores solidarios, improvisados pero llenos de amor. Y aparecen beneficiarios del IFE que invierten esos pesitos para darle pelea al destino y buscar un rumbo. En los últimos días se conocieron varios casos en Catamarca. Personas que aprovechan la ayuda y abren una peluquería, una verdulería pequeña, emprendimientos armados con un stock básico, pero suficiente como para intentar mejorar. Son trabajadores, gente honesta que sale a luchar con monedas. Son parte de los argentinos que encarnan la grosera inequidad de la distribución de recursos. A ellos tienen que apuntar las políticas públicas. A ellos jamás se los debe desamparar. Son el símbolo de muchos comprovincianos que quieren ganarse la vida y necesitan apenas un espaldarazo inicial. Que las autoridades provinciales y municipales los acompañen será acto de justicia: todos merecen una oportunidad de vivir dignamente.
El Esquiú.com
 

50%
Satisfacción
20%
Esperanza
10%
Bronca
10%
Tristeza
0%
Incertidumbre
10%
Indiferencia

Comentarios

Otras Noticias