El Secretario
Si alguna vez se cuestionó a Raúl Jalil por el tono monocorde de sus declaraciones, siempre lejos de las polémicas y rescatando lo positivo de cualquier figura sobre la que se le consultara, ahora debe reconocerse que dejó la tibieza de lado. Esta semana el mandatario pateó el tablero y se expresó sin medias tintas, apuntando directamente a la oposición, un sector al que acusó sin eufemismos: “Hay una oposición que no está a la altura de lo que pasa, de lo que estamos enfrentando, esa es mi opinión. No ayudan para nada. Hay un sector de la sociedad en general que no está cumpliendo las normas y muchos hasta lo fomentan. Esta es una crisis histórica, no solo para nosotros, para todo el mundo y no la están tomando como tal”. La definición resulta muy acertada a la luz de los acontecimientos de los últimos días. Y Jalil dio en la tecla, porque no se internó en disquisiciones partidarias, sino que puso la mira específicamente en las marchas contra el Gobierno nacional y la cuarentena.
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Observó el gobernador como un desatino que se alienten manifestaciones cuando se procura instruir a la población sobre la necesidad de quedarse en casa. Es que el país enfrenta una pandemia de proporciones descomunales, con un virus que se propaga a la velocidad de la luz y para el cual no hay antídoto. Es un hecho que desafiar las normas en plena emergencia sanitaria es un despropósito y además, un delito. Si la oposición arenga estas conductas para debilitar al gobierno, en lugar de invitar a razonar a la gente y canalizar el descontento por otras vías –al margen de que el malestar puede o no tener sus razones-, el camino es francamente equivocado. Es verdad que esta convocatoria no tuvo mayor eco en Catamarca. Pero de allí a verlo como una cuestión ajena hay un trecho, porque como dijo Jalil: cuanto más se complique el AMBA, más problemas habrá por estos lares. ¡Irrefutable!
El Esquiú