A telón abierto

viernes, 14 de agosto de 2020 01:12
viernes, 14 de agosto de 2020 01:12

La zamba “Del Suncho a la gloria” fue declarada Himno Cultural de la localidad de Esquiú, departamento La Paz, por parte de la Municipalidad de Recreo. La composición nació de la inspiración poética de María Elena Barrionuevo (oriunda precisamente de Esquiú) y le puso música el lapaceño Carlos Bazán hace más de tres décadas y con el paso de los años fue ganando popularidad por la lucha que distintos sectores de Catamarca llevaron a cabo para que Fray Mamerto Esquiú alcance su santidad, para lo cual se dieron pasos trascendentes. Es que precisamente en una parte  del tema, aludiendo al paraje de El Suncho, donde murió el ilustre franciscano,  dicen los versos: “Y en aquél incendio azul en La Paz un diez de enero, perdía la tierra un hombre y un santo ganaba el cielo”. La iniciativa legislativa es de la concejal esquiudense Julia del Valle Morales, quien consideró que la representatividad del contenido de la obra musical amerita que “Del Suncho a la gloria” pase a ser el  himno del pueblo y sea interpretado en todos los actos públicos. Resta conocer si igual actitud se adoptará en Recreo, la cabecera departamental y si se extenderá a todo el territorio provincial. La propia poeta María Elena Barrionuevo, a la par de mostrar su satisfacción por el interés puesto de manifiesto por la concejal Morales en la emblemática canción, nos contó que ahora se viene el trabajo de adaptación de la zamba a un himno, tarea que será responsabilidad de  los músicos Luis Chazarreta y Monchi Navarro (nieto de Ramón Navarro, referente nacional de nuestro folclore y ex integrante de Los Cantores de Quilla Huasi), más el aporte del reconocido cantautor Raly Barrionuevo.


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   Nos habían quedado pendientes comentar algunos de los temas abordados durante la entrevista realizada al ministro de Cultura y Turismo de la Provincia, arquitecto Luis Maubecín, en el espacio Cara a Cara. En una de las anteriores entregas de esta columna, habíamos compartido algunos de los conceptos expresados por el funcionario respecto de ideas a poner en práctica en el área que le toca conducir, entre ellas: Cultura y Turismo tienen que ir de la mano, cambiarle la cara al Poncho con la presentación de una nueva marca (algo que ya se llevó a cabo), que el Poncho y la Virgen del Valle nos pertenecen y nos identifican, la necesidad de promover la artesanía y llevarla al rango de industria cultural para, precisamente, “hacer crecer a nuestros artesanos” y, finalmente, el concepto de “se viene un turismo de catamarqueños conociendo Catamarca”. Esta última frase, más que un anuncio, fue dicha por Maubecín con evidente tono de desafío, asumiendo tal vez que no será una empresa fácil ni nada que se parezca, pues hay que cambiar una historia cultural arraigada en un amplio sector de la población de nuestra provincia: todo lo que viene de otras partes o está afuera de los límites provinciales  nos parece mejor, relegando lo nuestro a un segundo plano. Este error se pone de manifiesto en muchos órdenes de la vida,  por lo que no es excluyente del sector turístico.


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  La saludable idea de “hacer turismo de catamarqueños conociendo Catamarca” nos parece formidable, porque de concretarse abriría un enorme abanico de posibilidades para desarrollar y/o potenciar un circuito extraordinario de la actividad turística, a la par de apuntalar el crecimiento integral de Catamarca. Pero para llegar a construir esa soñada casa hay que comenzar por los cimientos. Hoy por hoy y pese a todos los anuncios oficiales que se vienen escuchando desde hace varias décadas a esta parte sobre el tema, pareciera ser que cuesta hacer realidad que el turismo sea, para nosotros, definitivamente una cuestión de Estado. Mucho se ha dicho, poco se ha hecho sobre el particular. Todas las buenas intenciones corren el riesgo de quedar en eso: solamente en buenas intenciones porque nos falta la mínima estructura de los grandes centros turísticos; porque no estamos en condiciones de prestar los servicios básicos indispensables y porque no tenemos las rutas adecuadas. Nos falta hotelería, hosterías y otros elementos imprescindibles y una fuerte y sostenida campaña de algo así como “Venga a disfrutar Catamarca todo el año”, partiendo desde nuestra artesanía, nuestros paisajes y la calidad humana de nuestra gente. Pero, honestamente, esa campaña debe decir también: “pero no vengan muchos”. ¿Por qué? El Poncho es la mejor respuesta: cuando se realiza la fiesta, son muchos los turistas de todo el país que durante todo el día visitan la muestra artesanal, recorren zonas bellas y a la noche pernoctan en La Rioja, porque aquí no hay lugar, no hay camas. Entonces, algo nos está faltando. Tareas para el hogar: ¡cuánto tenemos para mostrar!
 

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