Apuntes del Secretario

domingo, 2 de agosto de 2020 01:36
domingo, 2 de agosto de 2020 01:36

Aunque todos y cada uno de los actores políticos de Catamarca se hagan los desentendidos, la campaña por las candidaturas para el 2021 está lanzada. En la mayoría de los casos, vale aclararlo, se está pensando en algunas reelecciones clave, especialmente en lo que atañe a la órbita nacional. Como se sabe, se renuevan las tres bancas ambateñas del Senado de la Nación y otras tantas de la Cámara de Diputados. En el primer caso, es probable que los peronistas Dalmacio Mera e Inés Blas de Zamora (Frente para la Victoria) dejen los puestos que alcanzaron en 2015 y pasen a ocupar posiciones en la provincia. El tercer inquilino catamarqueño del principal cuerpo legislativo de la Nación es nada menos que Oscar Castillo, considerado exclusivamente por algún sector mediático como el representante más genuino de la oposición, algo que se discute puertas adentro del radicalismo lugareño y de la alianza con el PRO. Su insípido pasar como legislador (fue diputado provincial de 1985 a 1989; diputado nacional de 1989 a 1997 y senador nacional de 2003 hasta el presente), con nulos aportes para la provincia, más las innumerables jugarretas que terminó de coronar con la entrega del Consejo de la Magistratura y el aumento de los miembros de la Corte, tornan dudosa su continuidad en ese puesto. Podrá hacerlo, pero tendrá “si o si” escollos internos y externos. Repasemos.

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Dentro de Juntos por el Cambio, aun sin poder electoral, hay quienes lo apoyan con fanática ceguera. Son pocos, pero ocupan puestos importantes en la toma de decisiones. Están los diputados locales que siguen activos a instancia suya –en ese firmamento se diferencia, con sus más y sus menos, Francisco Monti- o los miembros del comité provincial, una entelequia que Castillo maneja con soltura y movimientos de contorsionista. Sin embargo, a favor de cambiar la escuálida presencia de la UCR en la lucha electoral, hay una mayoría silenciosa que pretende que el senador habilite una renovación de dirigentes. Para que ello ocurra, se conjetura, resultaría imprescindible que no sea candidato el próximo año. El problema es que quienes le pueden discutir posiciones también son viejas figuras, como Eduardo Brizuela del Moral, Ricardo Guzmán u Horacio Pernasetti que, para mayores desgracias de la UCR, no siempre tuvieron la enjundia de enfrentarlo –ni hablar de romper- y vencerlo dentro y fuera del Partido. A pesar de todo, se estaría hablando que el primero de los nombrados, que también termina su mandato como diputado nacional, aspiraría a reemplazarlo en el Senado. ¿Sería apenas un cambio de roles? ¿Brizuela al Senado y Castillo a Diputados? En este escenario de falta de alternativas, se llega a una conclusión no alejada de la realidad. Ambos, como ocurriera en 2015, se necesitan mutuamente. Uno, teóricamente, domina el aparato partidario y el otro es la figura de mayor predicamento y el que puede arrastrar los votos, entre ellos los miles y miles que se perdieron en la Capital, bastión “rojiblanco” por más de 30 años.

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El peligro externo para Oscar Castillo, si se empecina en seguir como senador (con tal desparpajo afirma que, aunque pretende terminar su carrera como político, lo buscan como candidato), sería el peronismo. Conforme se afirma en las praderas oficialistas, con la presencia de Lucía Corpacci como candidata a senadora nacional, está asegurado el triunfo por la alta intención de voto que tiene la exgobernadora. Su victoria aseguraría la segunda banca para el peronismo, lugar que aspiran a ocupar Fernando Jalil, Jorge Moreno y, según dicen, hasta el propietario de diario El Ancasti, Silvestre Zitelli, volcado de lleno a la política. Por fuera de la estructura oficial, desde ya lo anticipamos, que nadie descarte una candidatura de Luis Barrionuevo para buscar la banca senatorial de la minoría. Cerca del aguerrido dirigente gastronómico, descuentan que si el hombre se planta en Catamarca podría presentarle batalla al postulante radical, mucho más si el consagrado –o autoconsagrado- es Oscar Castillo.

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Todas las combinaciones por las bancas nacionales de senador que se renuevan en 2021 tienen que ver con que en la Cámara baja completan su mandato Brizuela del Moral y los peronistas Dante López Rodríguez y Silvana Ginocchio. Esta sería número puesto para reelegir. También podría hacerlo Brizuela, según como le vaya en las negociaciones con Castillo que, por necesidades mutuas, van a existir. López Rodríguez, que tomó la banca que dejara libre Gustavo Saadi para ser intendente, estaría fuera de carrera y, como mucho, podría acompañar la gestión de legisladora de Lucía Corpacci.

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Como es público y notorio, en  junio pasado, se completó el mandato de las autoridades radicales de los diferentes comités. Desde fines de 2019, los alfiles castillistas hicieron lo de siempre. Convocar a convenciones y luego suspenderlas para ir postergando pretendidos y utópicos cambios en la carta orgánica o para no dar a conocer ninguna fecha de elección que permita armarse a los adversarios internos. Mientras ello ocurría les surgió un aliado impensado para, a espaldas de los afiliados, seguir prendidos de los cargos: la pandemia. Hoy resulta un pretexto magnífico para dilatar todo y seguir con una virtual usurpación. Es cierto que han pedido informes al COE (Comité de Emergencia) y hasta una eventual autorización para hacer la convención en este mes de agosto, pero sabían de sobra que la respuesta iba a ser negativa, algo que les viene “como anillo al dedo”. ¿Para qué llamar a elecciones si pueden seguir con las mismas autoridades que, sin ganarle a nadie, asumieron hace más de dos años? Pero, por las dudas las circunstancias exijan tomar definiciones, el castillismo ya tendría una planificación orientada a quebrar a las fuerzas opositoras internas. En ellas, se sabe, milita Horacio Pernasetti, a quien precisamente no se lo dejó competir con Alejandro Páez (un títere de Castillo que, por su cuenta, no resuelve ni el cambio de un almanaque) por el comité provincial y se lo humilló con acusaciones de todo calibre, como haber incluido en su lista a personas fallecidas. Ahora, en una jugada de extremada perversidad, podría ser presentado por el castillismo como el futuro jefe radical de la unidad. Sabemos que el exauditor de la Nación no se siente incómodo con sus mandantes de todos los tiempos, pero de allí a traicionar principios que enarboló hace dos años, hay una distancia que se relaciona con la ética y la coherencia. ¿Podrá acortar esa distancia aceptando promesas o una canonjía familiar?

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Es un clásico de los tiempos contemporáneos. José Luis Barrionuevo, invariablemente, tiene dos discursos. Uno para Buenos Aires y otro para Catamarca. Acaba de repetir, para despistar a los analistas de su conducta política, la maniobra de cantar como el tero lejos de su nido. Criticó duramente las iniciativas de Alberto Fernández de pretender aumentar los miembros de la Suprema Corte y convertirla en un cuerpo de 12 ó 15 miembros, y al mismo tiempo ponderó el arreglo (consistió en que los diputados radicales faltaran a una sesión clave para que el peronismo operara con absoluta tranquilidad) que se logró en Ipizca entre Oscar Castillo y Raúl Jalil para que el máximo tribunal de la provincia pase de 5 a 7 miembros. También Barrionuevo alentó la reforma de la Constitución, cuestión que será materia de un nuevo pacto Castillo-Jalil (estaría acordado) para declarar la necesidad de la reforma. La fecha de elección de constituyentes, por la vigencia de las cuarentenas en sus diferentes fases, sería dispuesta para marzo u octubre de 2021. En este caso, sería en coincidencia con las elecciones nacionales. Volviendo a Barrionuevo, a cuál de las dos versiones hay que creerle.

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La cuarentena, más allá de especulaciones de distinto tenor, pone en duda las elecciones del futuro cercano. Pero, aun sin pandemia, nadie asegura cómo será el sistema a aplicarse. Esto porque podría haber elección de constituyentes y en el oficialismo no están convencidos de mantener las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO). El gobernador, ya cuando era intendente, supo objetarlas. Lucía Corpacci promulgó una ley suspendiéndolas si las elecciones se hacían en marzo de 2019. Con estos antecedentes, es posible que por la Legislatura aparezca muy pronto un proyecto para reemplazar las PASO por una Ley de Lemas, un mecanismo que supo aplicarse en Santa Fe cuando se produjo la restauración de la democracia y actualmente se aplica en Santa Cruz. Algunos lo llaman doble voto, porque se puede elegir a un candidato y, de acuerdo a una explicación simple, terminar favoreciendo a otro. Cada partido o alianza presenta un lema que, a su vez, puede tener varios sublemas, cada uno de los cuales lleva un candidato para un mismo cargo. La suma de estos sublemas puede consagrar al postulante más votado que, en forma individual pudo haber tenido una cosecha menor que un contrincante de otro lema partidario. 

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RECUERDOS. Como lo hacemos habitualmente, en el último bloque insertamos los acontecimientos ocurridos hace un cuarto de siglo.
En el invierno de 1995, el gobierno del Frente Cívico se encontraba en una encrucijada. Su precariedad económica, que afectaba hasta el pago de los salarios a los empleados públicos, lo obligaba a atender las exigencias de la Nación y del exministro Cavallo si pretendía hacerse de recursos. Esa exigencia tenía que ver con las privatizaciones. Así fue como se entregó el Casino o la terminal de ómnibus a precio vil y ya se comenzaba a estructurar la venta de la vieja Dirección de Energía (DECA). El ministro de Hacienda de la época, Raúl Giné, no tenía problemas en afirmar que debían hacerse las privatizaciones o podría venir la noche sobre la provincia. Por fuera de las negociaciones oficiales, comenzaban las tratativas con Sergio Taselli, quien recibiría a la privatización como un traje a medida.

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Comentarios

2/8/2020 | 13:48
#149006
del mismo modo debe haberlo para JUBILARSE COMO LEGISLADORES NACIONALES. ¿Qué puede hacer a sus 76 años Eduardo Brizuela del Moral? Luchar con las afecciones de la vejez, pero aguantar una noche entera en El Senado o en Diputados...¡Olvídense! Lo mismo Oscar Castillo: le sobran años de aportes y de edad. TERMINE SU VIDA POLÍTICA CON HONOR Y DEJE A LOS JÓVENES QUE PRODUZCAN ALGO ANTES QUE ENVEJEZCAN, ¿Cuando van a vivir estos ETERNAUTAS ESTATALES? otro es el Senador Oscar Vera...¿HASTA CUANDO SENADOR ETERNO?

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