Apuntes del Secretario

sábado, 26 de septiembre de 2020 01:46
sábado, 26 de septiembre de 2020 01:46

Los medios nacionales ya hacen cuentas electorales. Hablan que en agosto habrá primarias –o PASO- para las elecciones de medio término de octubre 2021. Esa situación no se replicaría en Catamarca, donde solamente podría votarse para los cargos nacionales de senador y diputado, en definitiva los que más importan en el momento político que se vive. Las postulaciones provinciales, conforme al criterio que se le conoce al gobernador Raúl Jalil, podrían quedar para mejor oportunidad y serían los partidos políticos los encargados de nominar candidatos, sea por internas o por los nefastos arreglos de cúpula. Esto último, por lo que se aprecia, es lo que estaría buscando la UCR. Que las autoridades, aun con mandatos vencidos, elijan a sus candidatos y, entre otras, aseguren que el senador Oscar Castillo siga prendido a las ubres del presupuesto, del que vivió toda la su vida. De hecho, no se le conoce en 66 años una sola actuación como abogado, el título que vaya a saber cómo logró.

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En el universo de las redes sociales, se reconocen diversas categorías que permiten identificar a los usuarios más activos de acuerdo con sus conductas a la hora de participar en los canales de comunicación virtual, cuyo impacto social alcanza una preponderancia tal que no sólo compite, sino que desplaza a muchos medios tradicionales. De esa manera, además de la gran mayoría que sólo visita estos sitios para interactuar con conocidos, informarse o entretenerse, emergen otros usuarios que –por recurrencia y perfil- pasan a integrar grupos con características propias. Entre ellos están los “influencers”, participantes cuya gran cantidad de seguidores permiten que conviertan en tendencia cualquier tema u opinión; los “conspiracionistas”, contestatarios que todo lo cuestionan y proponen desde dudas razonables hasta las teorías más descabelladas como explicación para cualquier acontecimiento y otros más inocentes como los “gamers”, que simplemente muestran cómo juegan en sus propios dispositivos, o los “youtubers”, que arman canales para abordar diferentes temáticas como viajes, sketchs, música u otras actividades. Por cierto, la lista es mucho más amplia y sería ingenuo suscribir la teoría de que es un ámbito anarquista y libre, ya que no bien tomaron nota de la masividad de las redes, las grandes corporaciones también desembarcaron allí para copar disimuladamente –y no tanto- el nuevo y gigantesco mercado, a fin de desplegar técnicas publicitarias, propaganda política, etc. 

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El prólogo se hace necesario para analizar el impacto político de un sector específico de usuarios, conocido como los “haters”, que no significa otra cosa que “odiadores”. Son usuarios que se anotan en cuanta publicación se haga, sin importar su origen o tópico, para desplegar allí una interminable cadena de ataques, insultos, rechazos y agresiones. Da lo mismo si es una modelo que muestra sus zapatos o un deportista que exhibe una imagen cualquiera, los haters aparecerán para despotricar contra todo y contra todos, con razón o sin ella. Como se adivinará sin esfuerzo, en el campo político esas prácticas están exacerbadas y dan lugar a continuas e interminables batallas. Los dos grandes bandos son, naturalmente, los macristas y los kirchneristas, o mejor dicho: antimacristas y antikirchneristas. Acusándose mutuamente de trolls, choriplaneros y buscando día a día calificativos más despectivos e hirientes para el otro, sostienen desde hace años un enfrentamiento inconducente y –sobre todo- pobrísimo en contenido. 

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Pero cada tanto a alguno se le va la mano y ya supera los límites tolerables para incurrir directamente en amenazas o actitudes que rozan el delito. Precisamente esto sucedió con un cordobés llamado Eduardo Miguel Prestofelippo, excandidato del sector de José Luis Espert que atesora una foto en la que aparece con Jorge Rafael Videla, más conocido como “El Presto”, que es uno de los haters más difundidos del país, junto con otros como Tipito Enojado, Alvaro Zicarelli y Nicolás Moras. El hecho es que un mensaje de Prestofelippo derivó en un acontecimiento que sacudió a toda la clase política y por ende sirvió para mostrar una vez más, las incoherencias que son moneda corriente en el país. El Presto, que se define como “periodista”, envió vía Twitter un mensaje dedicado a Cristina Fernández de Kirchner, que expresaba textualmente: “Vos no vas a salir VIVA de este estallido social. Vas a ser la primera -junto con tus crías políticas- en pagar todo el daño que causaron. TE QUEDA POCO TIEMPO”. 

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Naturalmente, la violencia de sus palabras no pasó desapercibida, hubo denuncias y también una fugaz detención. Y allí reaccionó la mayor parte de la oposición, poniendo el grito en el cielo por el supuesto atropello a la libertad de expresión. No nos referimos a simples militantes, sino a voces calificadas. Por ejemplo, Alejandro Finocchiaro, exministro de Educación: “La detención del periodista E. Prestofelippo, en el marco de la causa iniciada por supuestas amenazas -ya debidamente aclarado-, es un acto excesivo y contrario a toda lógica democrática. La libertad de expresión implica respeto, sobre todo a quien piensa distinto #LiberenAlPresto”. Y detrás suyo una legión, con frases como las siguientes: “La dictadura K acaba de detener al periodista @ElPresto2Ok; me informan que allanaron su casa, le quitaron su teléfono y su computadora. La chavización de Argentina es una realidad hace rato” (Agustín Laje), “En la Argentina de los Fernández estamos todos en libertad condicional”, “Dónde está la libertad de expresión”, etc. E incluso la exministra de Seguridad, Patricia Bullrich, lo respaldó. El caso es que la propia Bullrich impulsó decenas de detenciones durante su gestión, precisamente por insultos o amenazas de tuiteros hacia funcionarios como Mauricio Macri o María Eugenia Vidal, a veces con operativos convertidos en shows mediáticos. Y surge la doble vara, porque quienes ahora hablan de gesto dictatorial, ayer nomás arremetían con idéntica forma ante idénticos casos. “Está detenido por amenazar al Presidente (…) cada amenaza, no importa a quien sea, se investiga y se remite a la Justicia”, aseguraba Bullrich cuando se detuvo a Ivan Errecart, un tuitero de 26 años. La memoria selectiva y los cambios de vereda, a la orden del día. Todo vale en esta pelea.

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Que la historia es cíclica y los episodios se repiten es algo que puede refrendar cualquier persona que haya indagado un poco a través de la lectura, o que haya vivido lo suficiente como para detectar la reiteración de situaciones de la más diversa índole. Sin embargo, pocas veces se completa un círculo de modo tal que la partida y la llegada muestran coincidencias tan notables. Es lo que sucederá con las empresas de servicios en Catamarca, empresas que transitaron un largo derrotero, con épocas oscuras y desastrosas en materia de administración y calidad de prestación, para concluir ahora en un punto con varias similitudes al inicial. Agua y Energía (AyE) era la empresa responsable de distribuir electricidad y agua potable en esta zona. Se trataba de un ente estatal, llamado en rigor Agua y Energía Eléctrica Sociedad del Estado, creada en 1947, durante el gobierno de Juan Domingo Perón, y cerrada en 1992 junto con otras empresas del Estado durante la primera presidencia de Carlos Menem. AyE, que tenía su comando regional en Tucumán, le cedió a la Provincia de Catamarca el negocio del reparto eléctrico en los comienzos de la década del 80, cuando nació aquí la Dirección de Energía de Catamarca (DECa), una administración que trabajaría poco más de una década, hasta que la ola privatizadora menemista la puso en manos –concesión mediante- de inversores privados. 

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Fue esta última la controvertida época de la EDECAT de los Taselli, un grupo que sólo se ocupó de recaudar, vació la empresa, no invirtió un centavo y ofreció un servicio que fue un auténtico martirio para los usuarios, ante la vista gorda de gobiernos cómplices y un ENRE que no pasó del rol de figura decorativa. En la misma época se creó Aguas del Valle, otro dolor de cabeza para los catamarqueños. En 2008, la empresa de agua mutó en Aguas de Catamarca, y EDECAT fue recuperada por el gobierno de Lucía Corpacci, que creó la Energía de Catamarca Sapem (EC Sapem), en abril de 2012. La EC Sapem tuvo un buen arranque, en particular por el plan de Convergencia Tarifaria, que permitía recibir grandes aportes nacionales a cambio de mantener congeladas las tarifas a los usuarios, pero desde 2015 en adelante, las arcas adelgazaron sustancialmente y ya no se pudo sostener el mismo ritmo de obras. Casi cuatro décadas después, en el inicio de la gestión de Raúl Jalil, se decidió volver a unificar la historia, y los vecinos del Valle Central recibirán nuevamente las facturas de luz y agua juntas, a nombre de… Agua y Energía. Está claro que antes era una empresa nacional y ahora será provincial, pero es toda una curiosidad que se haya dado una vuelta de más de treinta años para retornar a ese punto. Según el ministro de Agua, Energía y Medio Ambiente, Alberto Kozicki, la elección del nombre fue deliberada a modo de homenaje simbólico a la vieja empresa creada por Perón.

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Como lo hacemos habitualmente, cerramos los “Apuntes” rememorando el pasado. Como ahora que la desocupación crece a ritmo acelerado, por la deuda, la pandemia y los desaciertos económicos que pueden existir, hace 25 años ocurría algo similar durante el menemato. La desocupación nacional a septiembre de 1995 ascendía al 14% y en Catamarca rozaba el 12%.

El Esquiú
 

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Comentarios

26/9/2020 | 15:27
#149006
Taselli, para no caer en la memoria selectiva, fue socio de los Kirchner. Y la desocupación no solo es por los efectos de las causas deas, sino también por la cuarentena más extensa del mundo.
26/9/2020 | 14:00
#149005
Es necesario ser estrictos, también desde la prensa gráfica. O terminamos cometiendo los mismo errores, que criticamos. El tristemente célebre El Presto, nació en la provincia de Entre Ríos y emigró aCórdoba, como tantos provincianos, lo hemos hecho, para labrarse un futuro mejor desde lo profesional y lo humano. No alcanzó ni lo uno, ni lo otro

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