La situación que atraviesa el radicalismo catamarqueño puede generar cualquier sensación menos sorpresa: hasta el más desprevenido podía advertir que el llamado a elecciones no era más que una puesta en escena, y este diario lo explicó de manera detallada. Las citas autorreferenciales nunca son agradables, pero en esta ocasión resulta necesaria para ratificar la claridad de un panorama que los propios protagonistas debían conocer. En la columna El Secretario del último 5 de enero, expresábamos: “Apenas se produjo la aprobación de la carta orgánica del partido radical y se convocó a internas para renovar sus autoridades, este secretario afirmó que la habilitación de las urnas era difícil y que la convocatoria, en realidad, podía ser una nueva maniobra de la actual conducción, acostumbrada a gobernar sine die con ardides de toda especie. La apuesta está a punto de definirse y ya veremos si nos equivocamos o no. El viernes venidero, a las 24 horas, cierra la presentación de las listas que deberían competir el 7 de febrero. A solo 72 horas del hito crucial del cronograma electoral repetimos nuestra intuición: habrá lista de unidad, al ‘estilo celeste’, o la interna tendrá postergación”.  

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“El problema central de la UCR no es nuevo -detallaba la columna-. Ya nadie cree en una unidad que siempre resulta insincera. Los temores ‘de un cambio para que no cambie nada’ lo escucharon de boca de afiliados los representantes de las 11 líneas que se anotaron con avales. La gente de Flavio Fama, que se ubica detrás de la denominación ‘Raúl Alfonsín’, dice que tienen buena respuesta de la gente. Lo mismo opina la Renovación Radical y Popular, que reúne a la trilogía dirigencial Marchioli-Chayle-Juri que visitó varias localidades del interior. ‘Chichi’ Sosa mantiene sus posiciones y las huestes de Ricardo Guzmán, con Paola Bazán a la cabeza, saben a ciencia cierta que la unidad que proclama el castillismo es una ecuación tramposa.  En síntesis. Nadie está conforme con la conducción, pero ninguno se anima a desafiarla en serio. Para hacerlo hay que armar la lista y presentarla ante la Junta Electoral a las 24 horas del día viernes. En tal caso habrá ‘7 de febrero’. De lo contrario, no sería extraño que en horas más se produzca un anuncio postergando ‘la interna que, ya sabemos, se programa para no hacerla’. Sería un agravante para la salud partidaria, en tanto y cuanto los mandatos de todas las autoridades están vencidos desde mediados del año pasado”. Cualquier semejanza con lo ocurrido no es casual...

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Gran parte del país se inquietó casi en la medianoche de ayer por el terremoto que tuvo como epicentro la provincia de San Juan, y que se sintió intensamente en un gran número de provincias, incluyendo Catamarca. El impredecible fenómeno se presentó con  una magnitud de 6.4 en la escala de Richter, con una profundidad de 10 kilómetros. Como suele ocurrir, se sucedieron luego numerosas réplicas, que causaron daños materiales y obligaron a evacuar a varias familias sanjuaninas de manera preventiva, según confirmaría el gobernador Sergio Uñac. “Quiero transmitir calma a las familias, tras el sismo que hemos vivido en San Juan”, dijo el mandatario, y pidió a sus comprovincianos que pusieran “en práctica todas las medidas que hemos aprendido para prevenir incidentes”. En la tierra del sol y el buen vino, hubo cortes de luz, sonaron alarmas de casas y autos, y también se vivieron lógicos momentos de temor. Pero no se notificó hasta aquí de víctimas fatales.

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¿Por qué es importante destacar eso? Porque San Juan, zona sísmica por excelencia toda vez que se encuentra asentada sobre fallas activas que pertenecen al Valle de Pie de Palo, aprendió de sus experiencias. Históricamente hubo y por desgracia seguramente habrá más temblores en tierra sanjuanina. Pero cada experiencia los hizo mejores: cada incidente los llevó a estar más preparados. Entre los muchos terremotos que sacudieron la zona, se recuerdan especialmente dos, el del 15 de enero de 1944, que destruyó la ciudad de San Juan y departamentos vecinos. Fue un desastre que conmovió al país entero y causó alrededor de 10.000 muertos sobre una población de 90.000 habitantes.  Se vivió otro desastre el 23 de noviembre de 1977, cuando un sismo destruyó las construcciones del departamento Caucete, un verdadero infierno porque la duración del terremoto superó largamente el minuto en su fase destructiva. Pero el saldo ya no fue de miles de muertos: hubo 65 víctimas fatales. Ayer, con un sismo de 6.4 grados, no hubo ningún muerto.

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Entre el desastre de 1944 y el fenómeno de ayer, gran parte de San Juan se reconstruyó. Se realizan estrictos controles de estructuras para que todo sea antisísmico, se educó a la población para que sepa exactamente cómo reaccionar. En Catamarca se vivió en 2004 un sismo de 6.5 grados, que no fue destructivo porque a diferencia del sanjuanino, ocurrió a 57 kilómetros de profundidad y no a apenas 10 kilómetros de la superficie. El punto es que aquí nada cambió. ¿Qué aprendimos lo catamarqueños? ¿Cuánto avanzamos en materia preventiva? Nada: todo lo que quedó de aquel incidente fue un nuevo feriado, en virtud del cual se atribuye la ausencia de muertos a un milagro. No hay salidas de emergencia instaladas, no hay métodos de evacuación, y si un fenómeno así se repitiera –Dios no permita- Catamarca viviría el mismo caos que hace 16 años. Es muy respetable la fe, pero también se debería trabajar más, porque no es aconsejable quedarnos cómodamente sentados a la espera de otro “milagro”. Como bien dice el refrán: “A Dios rogando y con el mazo dando…”. Aprendamos de los sanjuaninos.

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Catamarca recibió el segundo cargamento de la vacuna Sputnik V, una esperanza concreta para hacer frente a la pandemia de coronavirus, y avanza con los planes de vacunación que se desarrollan simultáneamente en todo el país. Con trabajadores de Salud, Seguridad y aquellos que actúan en “primera línea de fuego” como prioridad, se cumple a buen ritmo con el calendario de inmunización. Esta provincia se ocupó de construir un ámbito especial para el almacenamiento de vacunas, mientras se aceitan los mecanismos de distribución, que en la primera etapa no mostraron contratiempos.

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Lo triste es que mientras estos esfuerzos se multiplican, se desató una furiosa campaña mediática para desacreditar la vacuna, para infundir miedo y desconfianza en la población, y entorpecer todos los sacrificios que se encaran para lograr una de las vacunaciones masivas más importantes de la historia en el país. Con el inconmovible trasfondo político, hay actores públicos -políticos, comunicadores- que están alcanzando su punto más bajo, al asumir una postura netamente destructiva y dañina sin contemplar que está en juego la salud de la población. El objetivo de atacar al Gobierno pasa por encima de cualquier freno inhibitorio moral o de sensibilidad, y se ametralla las 24 horas con afirmaciones de las más descabelladas, sostenidas apenas en la ignorancia y el desconocimiento de quienes opinan categóricamente sin tener noción alguna de materias tan complejas como biología, medicina o inmunología. Las palmas se las puede llevar, una vez más, Elisa Carrió, quien livianamente declaró que la vacuna “es un negocio de Cristina y los rusos” (¿?), pero detrás de su enésimo exabrupto hay toda una estructura malintencionada que algún día deberá rendir cuentas por su accionar.

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Una mirada objetiva aportó en tal sentido la periodista rusa Inna Afinogenova, subdirectora del portal de noticias de Russia Today (RT) en Español, se convirtió en el último año en una figura conocida de las redes sociales y las señales de noticias realizadas en y para América Latina: “La campaña de desinformación contra la vacuna (Sputnik V) es grave”, consideró. “Sigo mucho lo que está sucediendo en Argentina y hay cosas que no me puedo explicar por nada más que no sea maldad pura. En Latinoamérica –aseguró la periodista-, la gente está cansada del mismo discurso que sale de todos los medios de información. Toda la campaña de desinformación y toda la manera en que están sembrando dudas en torno a esta vacuna, sin aportar ningún dato nunca, o lo que es peor, tergiversando y manipulando, es realmente muy grave”, subrayó. Quizás su condición de extranjera (de hecho reside en Rusia), le impida analizar los niveles de odio y sinrazón que perduran en el país.

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RECUERDOS. La gobernadora Lucía Corpacci celebraba hace nueve años la aprobación en la Legislatura de las leyes de creación de la empresa “Energía de Catamarca Sociedad Anónima con Participación Estatal Mayoritaria” (EC SAPEM) y la creación de la empresa “Catamarca Minera y Energética Sociedad del Estado” (Camyen S.E.), a las cuales definía como “dos herramientas fundamentales”. “Poder tener la empresa provincial de energía nos significa poder empezar desde el día siguiente de tener esta empresa, hacer las inversiones necesarias para mejorar el sistema energético. Estábamos en un limbo legal, no teníamos empresa propia y Edecat dejó de existir porque fue rescindida por el gobierno anterior. Tener la empresa de energía nos significa que ahora sí podemos hacer las inversiones necesarias”, manifestaba Corpacci, poniendo punto final a la etapa de concesión del servicio, que redundó en el virtual vaciamiento de la empresa y un pésimo servicio para los catamarqueños.

El Esquiú.com