Bastante mal cayeron por estos lares las declaraciones del exgobernador mendocino y presidente de la UCR nacional, Alfredo Cornejo, quien para referirse a un conflicto planteado en Formosa se remontó tres décadas atrás y advirtió que la provincia litoraleña “puede terminar como Catamarca”, en referencia a la intervención federal de 1991. En realidad quien reclama la intervención es el propio Cornejo, preocupado por los supuestos atropellos del mandatario peronista Gildo Insfrán, situación que horroriza al mendocino en otra muestra de republicanismo selectivo, ya que no se le oyó ninguna clase de objeción (mucho menos pedido de intervención) por la situación que se vive en Jujuy. Allí el gobernador Gerardo Morales armó una Corte de Justicia incorporando como magistrados a diputados oficialistas y mantiene irregularmente encarcelada a Milagro Sala desde 2016, presa por protestar contra Morales. Quizás el hecho de que Morales sea correligionario modifica la percepción de los hechos y las reacciones de Cornejo: si Jujuy fuera gobernada por el peronismo probablemente también exigiría la intervención.

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Lo curioso es que las denuncias contra Insfrán nacen en torno al manejo que esa provincia hace de la pandemia del coronavirus. ¿Está colapsada de casos? ¿Arrojan cadáveres por las calles como tristemente ocurrió en otros puntos de Latinoamérica y Europa? No: Formosa es la provincia argentina que menos casos registra desde la aparición del COVID-19, y también la que menos fallecidos tuvo que lamentar. Lo que se objeta es que se diseñó un sistema de aislamiento que la oposición tilda de “gueto” (las referencias hitlerianas siempre son útiles para referirse al adversario político), y por ello Cornejo salta en defensa de la comunidad formoseña, no sin echar mano también a los wichis, que siempre aseguran más repercusión a las declaraciones.

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El mismo Cornejo que ahora es funcional a las corporaciones mediáticas siempre atentas a describir los espantos de “los K” fue aliado del kirchnerismo cuando secundaba al “presidenciable” Julio Cobos en su Mendoza natal. Pero más allá de esos vaivenes ideológicos, sorprende que salga a censurar el “autoritarismo” de Insfrán, si se recuerda que apenas asumió la gobernación de Mendoza acumuló numerosas denuncias por su conducta. En 2016, el Sindicato Unido de Trabajadores de la Educación (SUTE) de Godoy Cruz denunció que el gobernador fue a “amedrentar” a una directora y que mandó inspectores posteriormente en claro gesto de amedrentamiento. También militantes de partidos opositores lo denunciaron por hostigamientos. Y públicamente se condenó el manual adoctrinador que repartió en las escuelas, para instruir a los niños mendocinos con loas a Mauricio Macri, múltiples imágenes del mandatario y lemas partidistas de Cambiemos en el texto escolar oficial.

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Cornejo fue además denunciado por abuso de autoridad e incumplimiento de deberes de funcionario público tras haber autorizado con irregularidades el fracking en la provincia, violando una serie de normativas, así como se lo denunció penalmente por hechos de corrupción en complicidad con empresarios mendocinos. Fraude a la administración pública, tráfico de influencias, violación de los deberes de funcionario público y asociación ilícita derivadas de conductas ilícitas generalizadas en la gestión de la administración provincial, son algunos de los delitos que le atribuyeron; según la fiscalía, direccionado proyectos de ley, decretos y resoluciones, con la finalidad de generar una “caja recaudadora” para financiar ilegalmente la política oficialista de Cambiemos y generar cuantiosas riquezas a funcionarios y empresarios, en detrimento económico del Estado mendocino. ¿Este señor tiene alguna autoridad para poner a Catamarca como mal ejemplo?

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Claro está que otro caballito de batalla verbal es la longevidad de Insfrán en el cargo, ya que desde 1995 ejerce la gobernación formoseña. Pero si la Constitución de esa provincia así lo permite y el pueblo formoseño le renovó su apoyo, no es Cornejo quien pueda inmiscuirse. Por eso resultó oportuno el respaldo que el mandatario del Litoral recibió de parte del Consejo Nacional del Partido Justicialista, incluyendo a toda su cúpula -de la que forma parte la senadora catamarqueña Lucía Corpacci-, que observó detrás de las denuncias una motivación estrictamente partidaria. El pedido de intervención de Cornejo tiene la evidente intención de generarle alguna incomodidad al presidente Alberto Fernández, sin mayor eco hasta el momento.

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Lo que en este Siglo XXI ya no se admiten son las referencias livianas con argumentos caducos como los que sugirió Cornejo nombrando a Catamarca. También allí se hablaba de clanes, feudos y dinastías, citando por ejemplo el traspaso del poder entre integrantes de una misma familia, como cuando Ramón Eduardo Saadi entregó la gobernación a su padre Vicente Leonides Saadi. Pero ocurrió que las mismas voces espantadas se apagaron cuando Arnoldo Aníbal Castillo le entregó la gobernación a su hijo Oscar Castillo. Conclusión: se disfraza con argumentos éticos y morales lo que simplemente es una rencilla sectorial o partidaria, aplaudiendo o condenando según el color de la camiseta. Por todo ello, antes de hablar de Catamarca, Cornejo bien podría examinar sus zapatos para verificar de dónde viene, o en todo caso rendir cuentas de lo ocurrido durante su gestión y la de su amigo Mauricio Macri.

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La intención de reflotar el Corredor Bioceánico con la activación plena de las oportunidades que ofrece el Paso de San Francisco, alcanza por estas horas su momento más trascendente de las últimas décadas. Ocurre que luego del diálogo vía teleconferencia entre el gobernador Raúl Jalil y su par chileno Ignacio Urcullú (mandatario de Chañaral), el mandatario catamarqueño se sumó a la visita oficial que Alberto Fernández realiza al presidente trasandino, Sebastián Piñera. Si hay un escenario propicio para exponer el proyecto es esa cumbre, que reúne a las máximas autoridades de ambos países y regiones. Hace unos años hubo también un encuentro entre presidentas: Cristina Fernández de Kirchner recibió en Casa Rosada a Michelle Bachelet, y participó del encuentro Catamarca a través de la gobernadora Lucía Corpacci.

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Ese encuentro se hizo en 2014 y también se mencionó el tema del Corredor Bioceánico, se habló del interés común en “profundizar” la relación, “derrotar la desigualdad” en la región y duplicar los pasos fronterizos y el comercio entre ambos países y con el continente asiático. “El gran desafío es que este camino de integración no se detenga, sino que se profundice en beneficio de ambos pueblos (...) La conectividad es transcendental para que podamos con mayor competitividad, toda América del Sur, trasladar mercaderías y el comercio hacia la zona más dinámica del mundo, como es Asia, y la forma más competitiva de hacerlo es a través de Chile”, reflexionaba Cristina. Pero los años pasaron y no hubo grandes progresos en la materia. Se renueva ahora la esperanza de que se pueda cristalizar el anhelado proyecto, con todos los beneficios que implica para esta parte del país y para Catamarca en particular.

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RECUERDOS. Un 27 de enero, en 1979, fallecía Victoria Ocampo, una de las figuras más relevantes de la cultura argentina, y también una adelantada a su época en cuanto a la valoración del rol de la mujer. Nacida en 1890 en el seno de una de las familias fundadoras de nuestro país, Victoria fue la primogénita de Manuel Ocampo y Ramona Aguirre. Luego el matrimonio tendría cinco hijas más. Las Ocampo recibieron una educación privilegiada con institutrices que les daban clases en francés e inglés sin tener que asistir al colegio. En la década del ´20, Victoria realizó sucesivos viajes a París que marcaron su vida. En varias ocasiones manifiesta la voluntad de estudiar teatro y convertirse en actriz, lo cual es prohibido por su padre. Inmersa en el mundo literario, en 1920, se publica su primer artículo en La Nación sobre “La divina comedia”, de Dante Alighieri, titulado “Babel”. Luego publicaría sus primeros libros: “De Francesa a Beatrice” (1924) en Revista de Occidente gracias a José Ortega y Gasset y “La laguna de los nenúfares” (1926). En 1931 se creó la Revista Sur y años más tarde, la Editorial Sur, para dar a conocer nuevos autores nacionales y publicar autores extranjeros en nuestro país.

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En su casa de se formó un “consejo redactor” que integraban figuras como Oliverio Girondo, Jorge Luis Borges, Eduardo Mallea, Guillermo de Torre y María Rosa Oliver. Como parte del consejo extranjero estaban José Ortega y Gasset, Alfonso Reyes, Pedro Henríquez Ureña, Jules Supervielle, Ernest Ansermet, Drieu La Rochelle, Leo Ferrero y Waldo Frank, hispanista y novelista norteamericano. Colaboraban con la revista William Faulkner, Rafael Alberti, Rabindranath Tagore, Jacques Maritain, Alberto Moravia, Paul Valéry, Bertold Brecht, Anton Chejov, Graham Greene, André Gide, Ricardo Güiraldes, Leopoldo Marechal, Ernesto Sábato y otras plumas deslumbrantes. Victoria fue también presidenta y co fundadora de la Unión de Mujeres Argentinas: desde allí luchó para impedir la promulgación de una reforma a la ley 11.357, de 1926, que pretendía quitar los derechos civiles a la mujer ya concedidos.  En una conferencia radial que se escuchó en Buenos Aires y Madrid, logró que no se votara la reforma de la ley de Derechos Civiles. Victoria presentaría a una de las duplas literarias más influyentes de nuestro país: Borges y Bioy Casares. Por otro lado, su hermana Silvina, también colaboradora de Sur, se casaría años más tarde con Bioy. Una mujer impresionante, que con su vida dejó una huella determinante en la identidad nacional.

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