Apuntes del Secretario

domingo, 31 de enero de 2021 01:32

¡Qué  la inocencia les valga! Quienes acaban de ser parte dentro del radicalismo –o sus retazos- de la discusión de una interna ridícula, de a poco comienzan a darse cuenta que, una vez más, fueron burlados como virtuales colegiales. Que a nadie se le ocurra pensar que a “Chichí” Sosa,  a Flavio Fama, a los militantes que se reunían en el bar “El Encuentro” o al exconcejal Luis Rodríguez las decisiones que se tomaron llegaron a sorprenderlos. Todo se sabía de antemano, desde el mismo momento -noviembre de 2020- que la Carta Orgánica no sufrió modificaciones sustanciales ni incluyó garantías a favor de la participación de los afiliados. Es tal como dice la exdiputado provincial Silvana Carrizo: “La reforma de la Carta Orgánica fue una mentira”. A los afiliados, a los pocos que todavía pueden interesarse por un partido en descomposición, no les queda otra que mirar los pleitos callejeros desde el sector “gallinero”. Para ellos no hay plateas, mucho menos participación, tal como lo dice el senador Castillo: “A los radicales les encantan las internas… ahí andan buscando avales por toda la provincia”. La expresión no fue flor del aire. El hombre fuerte de la UCR cargó de ironía y hasta de burla la pretensión de andar haciendo internas en tiempos estivales. ¿Qué es eso de elegir un 7 de febrero, cuando la gente está de vacaciones, sino una broma macabra?

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¿Y por qué no se puede armonizar una lista opositora, inclusive por encima de la parcialidad de los árbitros, o sea de los miembros de la Junta Electoral? Por una razón más que sencilla. La lista castillista, que nunca tiene problemas ni impugnaciones que vayan a revisarse (es más, la Justicia ordenó que compitan dos líneas del mismo bando por las conducciones de Santa María y La Paz: ¡otro chiste!), está armada desde hace tres décadas y cada dos años se le hacen retoques. Algunas veces la encabeza Lobo Vergara, otras Marita Colombo, en 2023 seguramente irá Víctor Luna o, tal vez, Monti que acaba de estrenar su atuendo celeste. También en los comités departamentales siempre son las mismas caras y las variantes, mínimas por cierto, se deben a razones de fuerza mayor (una renuncia expresa, un fallecimiento, etc.). Para la oposición interna, en cambio, todo es distinto. Conseguir candidatos en 10 departamentos es un albur y los conductores, por si fuera poco, no demostraron en un cuarto de siglo tener la más mínima enjundia. Ejemplo palpable: “Chichi” Sosa y Flavio Fama se refieren con respeto funcional al senador Castilllo, mariscal indiscutido de la peor derrota que sufrió el radicalismo en medio siglo. ¿Nadie reparó en ese detalle? ¡Raro, muy raro! En otro partido que no sea la UCR no existiría más. 

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Y así como hoy cargamos las tintas por los remilgos de Sosa –un buen militante- o Fama, el resto de la dirigencia no se le queda atrás. Y si la llamamos a las cosas por su nombre, no cabe menos que hablar de mercenarios. Veamos. En 2018, cuando se programó una interna -2 de junio- que tampoco se iba a haber, del lado de los impugnados jugaron Horacio Pernasetti –era nada menos que el candidato a presidente del comité provincial-, Ricardo Guzmán, Paola Bazán, Francisco Monti, Augusto César Acuña y algún pedazo de lo fue la renovación radical que, ahora sin Eduardo Brizuela, es apenas una ficción que antes de pelear resolvió someterse a los mandos castillistas. Todos los nombrados, como para comprobar que nunca tuvieron agallas o compromiso real con los afiliados, esta vez se alinearon con quienes hace dos años y medio los proscribieron. En el caso de Guzmán su situación es llamativa. En 2011 era el candidato a gobernador puesto y aceptó que lo pasaran por encima. En 2015 era el hombre llamado, por presencia y capacidad, a disputarle la senaduría nacional a Oscar Castillo. Prefirió delegar la responsabilidad en un segundo o tercera línea como Monti. Tres años después muy pocos se habrían animado a discutirle condiciones para que fuera presidente del comité provincial. Un desconocido saltimbanqui de la política, Alejandro Páez, a quien eligió el dedo mayor de Castillo, lo terminó postergando. Conclusión: pensar en Guzmán para alguna aventura de rebeldía es mucho más que una quimera.  Por suerte, las sombras del retiro lo están acechando. Como para repetir, además, una vieja frase de Perón: “del ridículo no se vuelve”.

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Por supuesto que en paralelo a los disgustados por tanta desidia (Sosa, Fama, del Pino, etc.), hubo quienes se mostraron muy conformes con la actuación de la Junta Electoral adicta y la decisión final de la Justicia Federal (esta vez, a diferencia de 2018, no hubo apelación a la Cámara Electoral Nacional, que ya tiene criterio formado de cómo funcionan las cosas en Catamarca). Así, por ejemplo, desbordó de satisfacción el diputado Luis María Lobo Vergara, un “presupuestívoro” que vive de la política desde hace más de 30 años por un legado familiar. Para el, el fallo del juez Contreras “fue inobjetable y contundente”. Traducido al fútbol, más allá de la euforia de Lobo Vergara, fue “un penal sin barrera”. Contreras resolvió lo mismo que en 2002, más allá de considerar al planteo defensivo extemporáneo y, de fondo, y saber que no estaría bueno que resuelva él lo que los propios radicales no pueden resolver. Por lo tanto, comprendemos bien a Lobo Vergara. Con su banda seguirá tallando y repartiendo las cartas de un juego maquiavélico. Lo que no puede pretender es que lo aplaudan en la calle.

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Otra expresión que genera hilaridad dentro del sainete radical, le pertenece al exintendente de Valle Viejo, Gustavo Roque Jalile. Sin ponerse colorado y menos recordar su lamentable paso por la intendencia que le birló Susana Zenteno, afirmó “me parece bien lo que hizo la junta electoral (uno de los siete representantes, cabe aclararlo, lo designó el mismo). Hay que tener apego a la normativa. Como no va a estar de acuerdo si la decisión de la junta electoral lo aseguró como presidente del comité departamental de Valle Viejo, lo que le permitirá volverse a candidatear intendente en 2023. Claro que antes, ahora mismo, buscará dotarse de fueros y hacerse nombrar diputado por Oscar Castillo, camino por el que también transitan Marita Colombo, “Gato” Luna y Francisco Monti, quien no pegó semejante voltereta en el aire por una cuestión casual.

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Luna, Colombo, Lobo Vergara, Miguel Vázquez, Fernando Navarro, Monti, Rubén Herrera y algún otro “elegido” habrán ganado en este pleito de ventajistas consumados contra aprendices. Puede ser. Ya lo sabremos cuando se deban confeccionar las listas de candidatos 2021. Pero la que perdió “por muerte” fue la UCR, cuya masa de afiliados prefiere “votar en contra” antes que seguir “alimentando vagos y vagas”. Por último queda un solitario perdedor: el médico Roberto Gómez. Lo pusieron en la lista oficial como candidato a la reelección de la presidencia del comité Capital, a sabiendas que sería impugnado por una vieja denuncia de abuso sexual que la Justicia provincial -castillista ella- guardó en los anaqueles del olvido. ¡Una vergüenza! Ahora bien. Si “lo borraron por algo es, ya que estas cosas no son casuales. ¿O acaso Gómez iba a ser el rival de Oscar Castillo en la disputa por la senaduría nacional? Todo hace pensar que sí. Por lo pronto ha expresado algunos conceptos que son clarines de guerra. Repitamos uno. “Sin alternancias el radicalismo se va a circunscribir a la decisión de dos o tres dirigentes”. Este secretario conoce uno de los destinatarios: OC.

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RECUERDOS. Como lo hacemos habitualmente, en el último bloque incluimos recuerdos.
El 22 diciembre de 1995, la exorganización Sagitario Producciones daba a conocer los personajes del año. El premio principal correspondía a Lucrecia Eulalia Ríos, considerada por el jurado como “una mujer con mayúsculas”. Los demás premiados de aquella noche. 
Al logro deportivo: Julio César Bayón. Ese año se había consagrado campeón mundial sub21 en Qatar, bajo la dirección técnica de José Pekermann.
El evento cultural: Primer Salón de Escritores de Catamarca.
Al esfuerzo solidario: centro vecinal “La Cruz Negra”.
Al maestro de artesanos: Dionisio Chuchuy.
A la trayectoria Deportiva: Eduardo Tapia López.
Al ejemplo humanitario: Hogar “Mamá Achachita”.
Al aporte privado: La Nueva Esperanza SA.
Al símbolo de la entrega docente: Pedro del Valle Bustamante.
Un galardón a la vida: a los ganadores olímpicos profesor Germán Pérez, Marcelo Silva,  Gabriel Salas, Cristian Carrizo, Ricardo Jotallán, Miguel González, Juan Tapia y Adrián Gómez.
MENCIONES ESPECIALES:
Licenciada Ana María Mohaded, Santiago Alberto Ortega, César Augusto Vera Ance y Pablo Antonio Bordón.
RECONOCIMIENTO
Pablo Germán Wndebourg.

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En 1995 eran tiempos difíciles para la economía catamarqueña. A tal punto llegaba la situación que el exgobernador Arnoldo Aníbal Castillo, aunque la descartaba temporalmente, no dejaba de considerar la reducción de los salarios estatales, lo que finalmente se iba a concretar durante el gobierno de su hijo, Oscar. También Arnoldo hablaba hace 25 años de una reforma del Estado que jamás se concretó y si de privatizaciones se recuerda, “los remedios fueron peores que la enfermedad”. En tono jocoso, por otro lado, se refería Arnoldo a la eventualidad de estallidos sociales. Decía, por ejemplo, “puede ser que haya gente que le guste quemar neumáticos y empiece a quemar la ciudad”.


El Esquiú

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Bronca
25%
Tristeza
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Incertidumbre
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Indiferencia

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