La mayor o menor incidencia del resultado de las PASO en el rumbo nacional es materia de discusión y distintas miradas son igualmente válidas. Hay opiniones de todos los colores: para algunos es el resurgimiento del macrismo, para otros un desahogo de la ciudadanía luego de las penurias de la pandemia, para otros un severo llamado de atención al Gobierno nacional,  o un reflejo de la frustración por el panorama económico, y no faltan los extremistas que sostienen que fue una encuesta intrascendente o el principio del fin del peronismo. Como fuere, las reales conclusiones no podrán conocerse hasta 2023, un muy largo viaje con escala en noviembre próximo.

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Lo cierto es que el cimbronazo de la derrota en las primarias repercutió fuerte en la gestión presidencial, y motivó golpes de timón bien visibles, que van más allá del recambio de nombres en el gabinete de Alberto. Un claro ejemplo es la convocatoria del flamante jefe de Gabinete, Juan Manzur, a gobernadores con sus equipos de colaboradores completos. Estas inéditas reuniones ya comenzaron precisamente con los comprovincianos de Manzur: el gabinete tucumano en pleno viajó a Buenos Aires para dialogar cara a cara con sus pares nacionales. Por allí se pensó que era una simple maniobra para mostrar a Manzur en son de paz con su rival y sucesor Osvaldo Jaldo, pero no, la modalidad se continuará con las demás provincias. Sin ir más lejos, mañana será el turno de Raúl Jalil y todo el gabinete catamarqueño; algo ya confirmado oficialmente.

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Las megareuniones de gabinetes enteros (provinciales y nacional) en sí mismas no tienen nada de malo, hasta pueden resultar positivas, pero claramente marchan en sentido opuesto a lo que había proclamado Alberto cuando asumió. El presidente, señalando las bondades de un federalismo real, había propuesto lo contrario: que el gabinete nacional viajara al interior. Para ello se establecieron 24 “capitales alternas” (la nuestra es Tinogasta) alrededor del país, donde los más altos funcionarios nacionales viajarían para interiorizarse in situ sobre las problemáticas provinciales. El mecanismo no tuvo el impacto esperado. Se hicieron apenas tres reuniones (en Río Grande-Tierra del Fuego, Chilecito-La Rioja y Caleta Olivia-Santa Cruz), y ahora se vuelve a la normalidad. Las provincias y sus funcionarios deben viajar a la Capital Federal.

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A propósito de Manzur, que como hombre del NOA tiene aceitados vínculos con Catamarca, deslizó una singular iniciativa, directamente relacionada con el peronismo de la primera hora. Lo hizo en la convención anual de Camarco, la Cámara Argentina de la Construcción, donde estaban los popes del sector privado. “Sin este sector, la Argentina no tiene destino. Sin empresarios no hay trabajadores, estas son las cosas centrales que tenemos que tener en claro”, saludó el tucumano, y allí sacudió el ambiente al proponer el retorno a los planes quinquenales de Juan Perón. “Cumplieron más de 70 años los planes quinquenales, del primer gobierno de nuestro espacio político. Quizás sea el momento de reeditar aquello”. El Primer Plan Quinquenal argentino, también conocido como Plan de Gobierno 1947-1951, fue un procedimiento de planificación estatal argentino, del primer gobierno del general Juan Domingo Perón.

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Uno de los principales objetivos de Perón era lograr la independencia económica de Argentina, y para eso tomó diferentes medidas. El plan planteaba la necesidad de unificar las medidas que afectaban la exportación e importación. Estableció un programa mínimo de cinco años de obras y de inversiones necesarias para asegurar un suministro adecuado de materias primas, combustibles y equipos mecánicos, desarrollar racionalmente la industria y la agricultura del país. 

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La historia de los Panamá Papers, convenientemente disimulada por la prensa dominante en Argentina, ya tiene su secuela con los Pandora Papers, un escándalo internacional que revela poderosos nombres inmiscuidos en el mundo de la evasión y los paraísos fiscales. Llamó la atención que apareciera allí el publicista ecuatoriano Jaime Durán Barba, quien durante más de una década asesoró a Mauricio Macri y al PRO en materia política y electoral.

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Se trata de millones de documentos revelados por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés), que dejan al descubierto a políticos, empresarios y celebridades que utilizaron cuentas offshore para esconder sus fortunas. También figura el apellido Macri, a través de Mariano, el hermano menor del expresidente. Así, actores principales de lo que hoy es Juntos por el Cambio, la fuerza que dice representar el republicanismo y la transparencia en la Argentina, dicen presente otra vez en el arte de esconder y operar su dinero mediante paraísos fiscales. ¿Quién pagó y cómo a Durán Barba durante los 12 años que asesoró al macrismo? El ecuatoriano fue actor central del crecimiento electoral del PRO, que luego llevó a la presidencia a Mauricio Macri en 2015. Ya se conocieron cerca de 12 millones de documentos, en los cuales hay menciones a 2.521 beneficiarios finales argentinos. El país sólo se ubica debajo de Rusia (4437) y del Reino Unido (3501) a nivel mundial.

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Ya se puede desmentir aquello de que los políticos sólo piensan en política, y lo demostró en redes sociales el exgobernador de Misiones, senador nacional del oficialismo, y vicepresidente primero de la Cámara alta del Congreso Maurice Closs, quien no disimuló su frustración por el resultado del último superclásico. A través de su cuenta de Twitter, el poderoso litoraleño se despachó sin nombrarlo contra el vicepresidente del club, Juan Román Riquelme, advirtiendo que “Boca seguirá así… Adorando a un ex jugador, ahora dirigente, que quiere ser el único grande, que no atiende el teléfono a los jugadores, que le hace imposible la vida a los Tevez, Villa, Wanchope y demás. Sigamos aplaudiendo el circo y terminaremos como el Passarella de River”. Curioso al menos.

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RECUERDOS. Hace diez años, en octubre de 2011, se realizaba por última vez en Catamarca una elección general exclusivamente para cargos nacionales. Eso ocurría por la facultad que tiene el Poder Ejecutivo Provincial (todavía vigente), de convocar a elecciones provinciales indistintamente en marzo o en octubre, lo que significa que para los cargos provinciales (ejecutivos o legislativos), se puede votar al mismo tiempo que se eligen los cargos nacionales, o bien desdoblar las elecciones y votar en marzo aquí y en octubre sólo para responder a la convocatoria a nivel país. Era un arma que el Frente Cívico y Social utilizó constantemente, como herramienta de especulación estratégica: según cómo se veía el panorama, se adelantaban las elecciones locales despreocupándose luego de las nacionales, o bien se utilizaba el impulso de la corriente de humor nacional para traccionar a nivel local. Eso llevaba a contínuas conjeturas, y ya a fin de año se contaban los días que faltaban para que se cumpliera el plazo legal de convocatoria, y así saber –siempre a último momento- si habría que votar en marzo o no. Casi siempre la jugada funcionó bien para el FCS, pero en 2011 falló dramáticamente. Eduardo Brizuela del Moral desdobló las elecciones y el 13 de marzo de 2011 el peronismo se impuso ajustadamente y recuperó el poder después de 20 años de dominio radical. El Frente Cívico desapareció y el radicalismo no volvió a gobernar la provincia. 

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Más adelante, Lucía Corpacci rechazó las clásicas prácticas y sostuvo que debía establecerse la “certeza electoral” como norma expresa, anulando la posibilidad de manipular las convocatorias a elecciones. De hecho, en sus dos mandatos nunca desdobló los comicios, y tampoco lo hizo hasta aquí Raúl Jalil, por eso aquella elección nacional de 2011 fue la última que se realizó en Catamarca con las características mencionadas. En cuanto a los resultados, la Alianza Frente Para la Victoria arrasó con el 75 por ciento de los votos, seguida a distancia abismal por la Alianza Unión Para el Desarrollo Social y la Alianza Frente Amplio Progresista. El FPV, que llevaba en su fórmula a Cristina Kirchner y Amado Boudou, cosechó en esta provincia 133.306 votos. La UPDS, con la dupla Ricardo Alfonsín-González Fraga se llevó apenas 34.229 (casi 100.000 votos menos que el peronismo), y como tercera fuerza quedaron Hermes Binner-Morandini con 9.819. Al cabo, Cristina, que venía de perder las legislativas de 2009, barrió en las urnas en todo el país y triunfó en primera vuelta con casi el 55 por ciento de los votos, resultado que la consagró para su segundo mandato presidencial.

El Esquiú.com