Es difícil precisar si lo hizo por soberbia, impunidad o candidez, pero las declaraciones de Mauricio Macri sobre el descomunal endeudamiento con el Fondo Monetario Internacional resultaron un auténtico “sincericidio”. La irresponsabilidad de los compromisos contraídos, que pagan y pagarán con sangre, sudor y lágrimas generaciones de argentinos, fue asumida públicamente por el líder de Juntos por el Cambio, quien al cabo no hizo más que confirmar que la fortuna cedida por el organismo internacional se fugó del país casi automáticamente; favoreciendo a las corporaciones más poderosas. “La plata del FMI la usamos para pagar a los bancos comerciales que se querían ir porque tenían miedo de que volviera el kirchnerismo”, afirmó con sorprendente desparpajo el expresidente Macri en declaraciones al canal CNN en Español. Una confesión de parte que obliga a relevar todas las pruebas, y que se apoya además en un razonamiento mentiroso: no existía tal “miedo de que volviera el kirchnerismo” (referencia que Macri mezcla para confundir con el panorama que él mismo describió en 2019), porque las conversaciones con el FMI se iniciaron en 2017, cuando Cambiemos había arrasado en las elecciones legislativas y no había un analista que dudara de un nuevo triunfo en la reelección macrista. Por entonces se instalaba la tonta idea –que muchos repetían como loros- de que el diálogo con el FMI era “preventivo” y no se iba a endeudar el país. El resto del cuento es conocido.

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Naturalmente, desde el gobierno del presidente Alberto Fernández se criticó duramente a Mauricio Macri por su confesión sobre qué hizo con el dinero del préstamo del FMI. Axel Kicillof, hoy gobernador bonaerense y antes ministro de Economía, dijo estar indignado con Macri porque al hablar sobre la deuda con el FMI, el expresidente “confesó que lideró el más veloz y catastrófico proceso de endeudamiento de la historia argentina”. “La plata la usaron para la fuga de capitales. Se endeudaron los dos primeros años con el mercado privado en u$s 100 mil millones y luego les cerraron la canilla. Ahí no podían ni devolver lo que habían tomado prestado durante su gobierno y tuvieron que volver al Fondo para dejarle la salida abierta a los fondos de inversión que habían venido a especular a la Argentina”, disparó Axel. Por cierto, pese al aceitado engranaje mediático opositor, nadie intentó salir a desmentir al gobernador. Es en verdad una realidad muy triste para el país, porque de ese brutal endeudamiento no quedó para el pueblo una obra, un dique, una escuela, un hospital ni una ruta: todo se esfumó para facilitar los negocios financieros de un puñado de ricachones especuladores.

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“Macri solo sigue confirmando con sus declaraciones que tomó una deuda irresponsablemente, arbitrariamente, solo para su beneficio político, también para el beneficio económico de sus amigos y del grupo financiero, de alguna manera de la casta financiera. Si hay alguna casta en este mundo más que la casta política, es la casta financiera”, dijo por su parte Gabriela Cerruti, quien hace poco renunció a su banca en el Congreso de la Nación. Pero detrás de esa incontestable realidad, hay otra cara de la moneda, y es la irresponsabilidad del organismo internacional. Porque el FMI sabía lo que hacía y no se detuvo. Este aspecto es el que quiere poner hoy el gobierno de Fernández sobre la mesa, para que se contemple la situación al momento de acordar una renegociación.

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El sindicalista Walter Arévalo, como era previsible, no dio su brazo a torcer, y se negó a renunciar a su candidatura a concejal. Arévalo protagonizó un escándalo en la madrugada del último sábado, al ser interceptado en la vía pública al mando de un vehículo en el cual se quedó dormido, producto de la previa ingesta de alcohol -según él mezclada con Benadryl-. Lo concreto es que cuando llegaron efectivos policiales ofreció resistencia, actuó violentamente y terminó preso por varias horas. Cuando salió de la celda guardó un prudente silencio, y más tarde admitió lo ocurrido, con expresiones como “me mandé una macana” y “la policía estuvo bien”.

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En la mañana del lunes, Hugo “Grillo” Ávila, diputado que va por la reelección y lidera el Frente Amplio Catamarqueño que integra Arévalo, le pidió que renuncie a la candidatura y “le pida disculpas a la sociedad”. Y hasta allí llegó la mansedumbre de Arévalo, quien no renunció y retomó su discurso acusatorio hacia el universo en general, razonando que le hacen esas cosas porque es “un chango común que trabaja todos los días”, como si la humildad se expresara amenazando y golpeando a efectivos policiales, actitudes que por cierto el ciudadano común no tiene. En el medio del incidente saltó a la luz una transacción de dudosa transparencia, según la cual -aparentemente- Arévalo le vendió su vehículo particular al gremio que él mismo conduce. Sobre este punto, el mandamás del SOEM no se expresó hasta el momento.

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La joven catamarqueña Florencia Sosa fue destacada por BAE Negocios, uno de los medios de periodismo económico más prestigiosos del país, que la presentó como “la empresaria de la salud más joven de Argentina”, que fue capaz de duplicar la facturación de sus empresas durante la pandemia. BAE publicó una “Guía esencial de su modelo”, elaborada por Florencia en primera persona: “Tengo 29 años y soy gerenta general de un grupo de empresas que comprende ECA (servicio de emergencias médicas y prepaga), Minerva Farmacias, Tarjeta de Beneficios E Card y Axion Catamarca. Soy licenciada en administración de empresas y contadora pública, pero lo primero que digo cuando me preguntan es que soy catamarqueña, empresaria y activista por los derechos de las mujeres y jóvenes en el mundo de los negocios. También me gusta ‘decirme’ blogger, un hobbie que me potencia”, relató Florencia para revelar luego lo que denominó “mis claves para liderar empresas con foco femenino”. Desarrolla luego siete puntos, que ordenó en Profesionalización; Inversión, creatividad e innovación Apuesto a innovar; El futuro llegó; Espacios de poder versus patriarcado; Solidaridad activa; Reconstrucción del tejido social y Romper etiquetas y diversificar con pasión. Reconocimiento muy merecido y meritorio, y consejos para leer con atención.

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RECUERDOS. El 6 y 7 de noviembre de 1991, con 140 votos a favor, 7 en contra y 3 abstenciones, fue sancionada la Ley 24.012 de “cuotas” o de “cupo femenino”, lo que permitió un avance en la conquista de derechos políticos de las mujeres y cambió el mapa político nacional y la vida interna de los partidos para siempre. El aniversario se recordó con un acto en el Salón de Pasos Perdidos del Congreso de la Nación, organizado por la Dirección General de Igualdad, el Departamento de Géneros y Diversidad Sexual, y la Dirección General de Cultura, con la participación de las protagonistas de aquel hito legislativo. En conmemoración a los 30 años de ese hecho histórico, en el Salón de los Pasos Perdidos de la Cámara baja, las exlegisladoras homenajeadas fueron Norma Allegrone, Marcela Durrieu, Virginia  Franganillo, Silvia Gallego, Liliana  Gurdulich, Juliana Marino, Cristina Zuccardi, Irma Roy, María Teresa Morini, Florentina Gómez Miranda, Ángela Sureda y Mabel Marelli, entre otras. Sobre el inicio del acto, hijas y nietas de las protagonistas del cupo recrearon sobre el escenario los discursos de la sanción de esa ley, además se pudieron ver recopilaciones de archivos audiovisuales, cuadros y fotografías de ese momento. En la ceremonia, Norma Allegrone recordó con una anécdota: “Con un conjunto de mujeres justicialistas y radicales dijimos ‘vamos a jugarnos el todo por el todo’. Recorríamos los despachos de todos, algunos nos cerraban las puertas, otros se escondían, pero finalmente pudimos votar la ley. En el Congreso, las mujeres colmaron las galerías y se juntaron por primera vez las mujeres de organizaciones no gubernamentales”. El cupo fue un hito en la historia de las mujeres porque eso desencadenó un proceso que cambió toda la estructura jurídica del país

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