El Secretario

jueves, 25 de noviembre de 2021 01:40
jueves, 25 de noviembre de 2021 01:40

Que Raúl Jalil no comulga con las PASO (Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias) no significa ningún descubrimiento. Desde hace años reniega de un sistema que, en alguna medida, cruza la institucionalidad y obliga a vivir de elección en elección. Es más. No hace mucho el primer mandatario fue más lejos. Pidió elecciones cada cuatro años en lugar de dos, lo que por supuesto no era posible por oposición a la letra fría de la Constitución que, con toda claridad, impone mandatos de cuatro años con renovaciones por mitad de la Legislatura o los concejos deliberantes.
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Más allá del pensamiento de Jalil, lo bueno es que el tema se ha vuelto a poner sobre el tapete y, paralelamente, empuja a una necesaria reforma constitucional que analizaría todo el funcionamiento del Estado, no solo las cuestiones electorales. Esta posibilidad es concreta porque el oficialismo tiene números importantes en el Parlamento y con mínimas alianzas alcanzaría la mayoría calificada para sellar la necesidad de la reforma.
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Pero volvamos a la cuestión electoral. La propuesta reciente de Jalil es opinable y merece ser discutida en procura de mejorar la calidad institucional. Sin embargo, choca de frente con una situación que, paradójicamente, dio origen a la creación de las PASO. Pretende que las internas por los cargos electivos la lleven a cabo los partidos políticos, los cuales se guían por sus respectivos estatutos que, paradójicamente, otorgan la facultad de eludir la obligatoriedad de las internas. Con un simple congreso peronista o una convención radical, por nombrar a agrupaciones tradicionales, se faculta a la conducción partidaria a elegir las candidaturas a dedo. De esta forma, en casi 40 años de democracia ininterrumpida, tanto en uno como en otro bando, las pujas de verdad pueden contarse con los dedos de una sola mano. Siempre privaron los arreglos de cúpula. Con este panorama, de anularse las PASO, una reforma constitucional debería avanzar sobre los deberes democráticos de los partidos políticos. Sino ocurre tal cosa, será mejor que sigan las PASO.
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