Los coquetos festejos organizados por el vigésimo aniversario de la Coalición Cívica -  Afirmación para una República Igualitaria (CC-ARI), el partido de Elisa Carrió, se deformaron en una patada al hígado de Juntos por el Cambio, porque la verborrágica “Lilita” se despachó con definiciones que dejaron boquiabiertos a varios invitados. La veterana dirigente disparó a discreción y no se salvaron ni sus selectos invitados, entre ellos el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, a quien señaló por no haber protegido a la mudada candidata María Eugenia Vidal.
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Pero la artillería pesada se la reservó para los radicales, quizás por aquello de que no hay peor cuña que la del mismo palo: “Sepan lo que eligen en la presidencia de los bloques, yo no me fui de un partido que tenía corruptos para venir a hablar con los hijos privilegiados de esos corruptos, que manejaron Medicina o la Franja (Morada) de Ciencias Económicas con la mayor corrupción que se conoce en la historia. No se puede ser amigo del ‘Coti’ Nosiglia toda la vida, muchachos. El que le caiga el cuerpo, que le caiga”. La referencia, claro, viene a cuenta por los nombres que suenan para conducir los bloques de las distintas fuerzas en el Congreso de la Nación.
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Las respuestas no tardaron en llegar y los dirigentes de la UCR salieron en masa a dejarle mensajes en las redes sociales. El diputado Emiliano Yacobitti dijo que los dichos de Elisa Carrió atentan contra la unidad de Juntos por el Cambio y son funcionales al kirchnerismo”, para considerar la actitud de Carrió como “inexplicable”, para reivindicar al “Coti” y afirmar que “me siento honrado de mi amistad con Enrique Nosiglia”, el eterno operador. Mucho más duro resultó Martín Tetaz: “Espero que Elisa Carrió pida perdón por el exabrupto y se abstenga de opinar sobre los bloques de los otros partidos”. Por lo visto, ni el triunfo electoral apaga ciertos rencores.
El Esquiú.com