Si el aberrante femicidio de Micaela García dejó una huella y modificó innumerables conceptos en cuestiones de género, incluyendo capacitaciones obligatorias para funcionarios y trabajadores del ámbito oficial; el horroroso caso del niño Lucio Dupuy puede también imponer un cambio en materia de infancia. Lucio era un nene de 5 años que fue asesinado tras padecer toda clase de torturas y abusos, por las cuales están detenidas su madre y otra mujer, quienes eran pareja y utilizaban al pequeño sólo para percibir beneficios sociales, sin brindarle cuidados y sometiéndolo a los más crueles tratos. La historia es un espanto de principio a fin y en el camino plantea severos interrogantes, vinculados con el rol al cual fue relegado el padre biológico y esencialmente por qué los sistemas intervinientes no detectaron la gravedad de la situación pese a que el niño debió recibir asistencia en varias ocasiones.

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En varias provincias se presentaron iniciativas legislativas para que situaciones similares no se repitan y también en el Congreso de la Nación, donde ya se formalizó el proyecto de la denominada Ley Lucio, una normativa que promueve la “Protección de los Derechos de la Infancia y Prevención Contra las Violencias de los Niñas, Niños y Adolescentes”. La presentación de la iniciativa, autoría de Martín Maquieyra, impulsa una serie de modificaciones y propuestas que abarca desde la capacitación de los funcionarios públicos de los tres poderes en la temática de los derechos de niños, niñas y adolescentes, hasta cambios en el Código Civil y Comercial de la Nación.

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Es un hecho que el caso Lucio Dupuy violó todos los derechos humanos existentes y puso al descubierto falencias gravísimas en los procedimientos judiciales y policiales, aunque también desnudó la carencia de una norma jurídica precisa y clara. Maquieyra sostiene que “el caso de Lucio no fue aislado y estos casos se repiten constantemente. Es nuestra responsabilidad velar para que no vuelvan a suceder”. Leyes para proteger los derechos y la vida de los niños, niñas y adolescentes existen, pero está claro que necesitan ser mejoradas.
El Esquiú.com