El Secretario
Ida y vuelta, así debieron tragarse sus respectivos “sapos” en el Congreso de la Nación, oficialismo y oposición, con apenas algunos días de diferencia. Por el lado del oficialismo el sufrimiento vino con el Presupuesto 2022, que terminó rechazado como pocas veces había sucedido con una iniciativa del Gobierno. Un antecedente es de 1984, cuando Raúl Alfonsín llevaba tres meses y se definía en el Senado, donde la UCR era minoría a pesar de gobernar y perdió esa votación por dos votos. Volvió a suceder en julio de 2008, en aquella madrugada que todos recuerdan, la del empate en 36 y el mendocino Julio Cleto Cobos desempatando contra su presidenta con un voto “no positivo” a la 125. Son rarezas en la historia parlamentaria, porque casi nunca sucede que un oficialismo pierda una votación para una sesión que ha convocado.
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Como señaló el columnista José Ángel Di Mauro, “los oficialismos solo convocan sesiones en las que tienen asegurado el quórum y garantizados los votos para aprobar la ley que desean. Eso no implica que no puedan sufrir derrotas legislativas, cosa que suele suceder cuando no son mayoría. Le pasó varias veces al gobierno anterior, el primero en minoría en ambas cámaras en cien años. Pero solo con sesiones que convocaba la oposición y en esos casos lo resolvía negociando, haciendo caer la sesión retaceando el quórum”.
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Pero la tortilla se dio vuelta rápido, como un karma instantáneo y algo muy parecido le sucedió ahora a la oposición, que perdió una sesión convocada por ese mismo sector. Juntos por el Cambio, en efecto, llamó al recinto para tratar el proyecto de ley sobre Bienes Personales y finalmente el oficialismo impuso sus modificaciones con apenas un votito de diferencia. “Hay que tener mejor contados los votos para pedir una sesión especial”, reconoció con amargura Juan Carlos Lousteau, luego de que le pasara lo mismo que al Gobierno, algo así como preparar la cancha y desafiar a un partido para terminar derrotados.
El Esquiú.com