Se definió en los últimos días la nueva cúpula de autoridades del Consejo Nacional del Partido Justicialista y es un dato relevante la vigencia de Lucía Corpacci en una de las vicepresidencias de la mayor fuerza política del país. La actual diputada nacional catamarqueña, exsenadora nacional y dos veces gobernadora, ratifica que cuenta con peso político propio, reconocido a nivel nacional incluso en momentos en que el peronismo ocupa la Casa Rosada, ejerce el poder en la amplia mayoría de las provincias y cuenta con múltiples figuras a lo largo y a lo ancho del país. Esta longevidad en la conducción partidaria es reflejo de una conducta reconocida por propios y extraños, que marca una parábola ascendente desde que asomó en la primera fila dirigencial del PJ.
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La primera inclusión de Lucía en el Consejo Nacional del PJ se dio allá por 2008, cuando el fallecido Néstor Kirchner tomó las riendas del partido luego de un período de intervención a cargo de Ramón Ruiz. Fue el 25 de abril de aquel año y con un gran acto realizado en la cancha del club Almagro, en el partido Tres de Febrero, que Lucía se sumó como secretaria de Actas. Allí era vicegobernadora en Catamarca, y no dejó de crecer. Fue casi natural que ocupara una vicepresidencia nacional en la era macrista, porque era una de las pocas caras ganadoras que tenía el partido para mostrar, pero su confirmación actual es más meritoria precisamente porque el panorama es diferente con el PJ como oficialismo.
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Sin ir más lejos Daniel Scioli, que lleva en el partido mucho más tiempo que Lucía, fue gobernador bonaerense, fue candidato presidencial en 2015 y es embajador en Brasil, quedó fuera de la cúpula en la nueva estructura, pero Corpacci fue ratificada. Esto indica el rol que le cabe a la médica en materia de liderazgo y anticipa que será una figura de la cual el peronismo local no podrá prescindir en las próximas elecciones de octubre, aunque ella tenga mandato en la cámara baja del Congreso hasta 2023.
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