Desde la bancada periodística

Una década de peronismo

sábado, 13 de marzo de 2021 01:39
sábado, 13 de marzo de 2021 01:39

La noche del domingo 13 de marzo de 2011, por un escaso margen de 6.883 votos que representaban poco menos de 4 puntos porcentuales, el pueblo de Catamarca devolvió el poder al peronismo, que había pasado 20 años en la trinchera desde la intervención federal de 1991.

Lucía Corpacci, una médica de apellido ilustre para el justicialismo local pero experiencia casi nula en la función pública -la Gobernación fue su primer y único cargo en el Ejecutivo-, pondría fin a las aspiraciones reeleccionistas de Eduardo Brizuela del Moral, quien buscaba su tercer mandato consecutivo como gobernador

Cuatro años antes habían sido compañeros de fórmula, por efecto del breve romance del radicalismo local con el kirchnerismo. La transversalidad que proponía Néstor Kirchner encontró un fugaz adherente en Brizuela del Moral, que abandonó el proyecto político apenas consumada su reelección, confiado en que tenía suficientes espaldas en la Provincia como para prescindir del respaldo de Casa Rosada.

Desde fines de 2007 Corpacci había transitado dos años como Vicegobernadora en la más absoluta soledad: ignorada por el Gobierno, se convirtió en blanco favorito de la prensa oficialista -que era toda- y soportó estoicamente un ensañamiento inédito. Cumpliendo órdenes de Casa de Gobierno, públicamente se la tildaba de inepta, de portadora de apellido y se le sugería que volviera a su casa. Esos ataques recién se apaciguarían cuando en 2009 se alejó de la Legislatura para asumir como senadora en el Congreso de la Nación.

Lucía volvió en 2011 para presentarse como candidata a la Gobernación, ante un Frente Cívico y Social ebrio de victorias electorales, que había renovado sus credenciales en las urnas casi con naturalidad desde 1991, y jamás llegó a percibir la real amenaza que asomaba.

Nadie en el Gobierno esperaba una derrota. Brizuela del Moral había anticipado la fecha votación con la seguridad de que el triunfo era un simple trámite.

Cuando se descubrió el error de cálculo, era demasiado tarde. Y emergió a la luz una sumatoria de desaciertos, que sumados al desgaste propio y al creciente distanciamiento de la elite gobernante de la ciudadanía, conducían a una debacle irreversible.

Sobrevendría una eterna transición de nueve meses hasta el cambio mando. Sin saberlo, el Frente Cívico y Social que había comandado la Provincia durante dos décadas, iniciaba un descenso sin retorno que concluiría con su desaparición definitiva.

Dudas y desconfianza

Convertida en la primera mujer de la historia que asumía la gobernación mediante el voto popular, Lucía no tuvo una tarea sencilla.

Los inicios de su gestión estuvieron plagados de dificultades, y políticamente carecía de respaldo y peso propio. Se decía que era apenas la cara de un gobierno manipulado por otros desde las sombras, se cuestionaba su capacidad, y a las voces opositoras se añadían incluso las críticas de amplios sectores peronistas que no estaban integrados a su proyecto.

Corpacci se vio entonces ante un doble desafío: asumir el liderazgo político para unir a un peronismo que llevaba años desperdigado, y enderezar el rumbo de su gestión para consolidar al justicialismo en el poder.

La oposición, aun derrotada, tenía fuerza: controlaba espacios determinantes como la Legislatura y la Justicia, y no se iba a entregar de brazos cruzados.

Más aun: antes de entregar el mando, Brizuela del Moral dejó una bomba de tiempo con forma de miles de nombramientos en el Estado, lista para detonar apenas repercutiera en el presupuesto de su sucesora.

Pero Corpacci supo timonear la tormenta, y cuando el cielo se despejó revirtió paso a paso cada situación desfavorable, fortaleciéndose y eliminando los fantasmas que la rodeaban al asumir.

Un aspecto determinante fue su postura constructiva y conciliadora. Contrariamente a lo que se esperaba, y a lo que había sucedido cuando el peronismo dejó el poder, asumió sin revanchismo ni sed de venganza.

No hubo, ni en los hechos ni en el discurso, el menor atisbo de persecución política. No hubo caza de brujas sobre la gestión anterior, ni rencores con quienes la habían hostigado.

Lucía se enfocó de lleno en el trabajo, con un nivel de compromiso y dedicación que terminaría siendo reconocido hasta por sus más encumbrados adversarios. Recorrió la Provincia de punta a punta constantemente, gestionó ante Nación, encaró los principales problemas sin más objetivo que brindar soluciones.

Se mantuvo cerca de la gente, escuchó, eludió toda chicana y el enfrentamiento estéril para imprimir a su mandato un perfil de acción concreta y sostenida.

La gestión

Corpacci construyó una cantidad inédita de viviendas, que borraron el déficit habitacional del primer lugar de la lista de preocupaciones de la población. Construyó escuelas, hospitales, rutas y recuperó servicios esenciales como la distribución de agua y energía eléctrica.

Le dio a su labor una impronta social profunda, con decisiones que abarcaron desde el Boleto Estudiantil Gratuito hasta la creación del CIIC.

mpulsó la minería como política de Estado, miró al interior provincial, y encaró transformaciones de fondo que incluyeron hasta un proyecto de reforma constitucional.

Cuando buscó la reelección en 2015, volvió a medirse con Brizuela del Moral, pero esta vez triplicó la diferencia a su favor. Ya no había dudas sobre su liderazgo.

Su primer mandato fue claramente mejor que el segundo, y para ello incidió la sintonía con Casa Rosada. Lógicamente, no era lo mismo gobernar con Cristina que con Macri: el ritmo de obras descendió, los logros fueron más esporádicos, los avances menos visibles.

Voto de confianza

La gestión de Corpacci no fue perfecta. Quedaron cuentas pendientes y problemas sin resolver: la generación de empleo privado quedó en anhelo, y el Estado siguió creciendo como fuente laboral excluyente. Poco se avanzó hacia el despegue turístico y las empresas estatales creadas no brillaron por su eficacia.

Pero el balance fue positivo, y así lo interpretaron los catamarqueños, que mantuvieron a Lucía como la persona mejor posicionada para ganar las elecciones de 2019.

Llegado el momento, ella declinó presentarse: hubiera sido contradictorio que lo hiciera, cuando públicamente se pronunció contra las reelecciones indefinidas.

Llegó entonces el momento de Raúl Jalil, quien se postuló a la Gobernación luego de dos periodos como intendente capitalino. Y el peronismo cosechó su tercer triunfo al hilo.

Con un estilo de trabajo diferente, otro perfil y otras prioridades, Jalil está empezando a escribir su historia, que transitó apenas el primer año bajo el signo de una devastadora pandemia mundial.

Matices al margen, el peronismo llega fuerte a este décimo aniversario de la victoria que decidió su retorno.

La oposición no da señales de poder reconstruirse a corto plazo, y -entrampada en conflictos internos- no encuentra nuevos líderes ni proyectos como para hacer tambalear al oficialismo.

Se observa en el radicalismo un proceso muy similar al derrotero que padeció el peronismo en los ‘90.

Y este peronismo que completa una década en el poder, debe su hegemonía tanto a méritos propios como a la ausencia de una alternativa seria en la otra vereda.

El Esquiú.com

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Comentarios

13/3/2021 | 18:14
#149006
#2 jajajajjajajajajjaja : Soy peronista, no boludo, por eso me alegra leer como reacciona un pobre diablo que representa a la media de quienes respaldan a este gobierno ladri, haciendo lo único que parece saber, reír y burlarse como un un hincha creyendo que la política es como el fútbol, teniendo a Francella como el intelectual que lo inspira en su nulo razonamiento . Ahhh,, .por si te interese, el peronismo de catamarca nada tiene que ver con el pensamiento de Alberto y mucho menos de Cristina (a quien en alguna visita los peronistas locales le tiraron huevos), pero ellos tienen que taparse la nariz y aceptarlos dentro del Frente. Otra, Macri, Clarín y La Nación, ni saben donde queda catamarca en el mapa. GIL, AGARRÁ LOS LIBROS Y CULTIVATE
13/3/2021 | 15:57
#149005
me da mucho placer ver como sangran por la herida los radicales... sigan con su soberbia, la gozo cada día... se acuerdan como se la creían cuando gobernaban? Ahora como decia francella a comeeeeerlaaaa perdieron y perdieron y perdieron... sigan con Macri y Clarin, acá no vuelven más basuras
13/3/2021 | 13:46
#149004
Puede un peronista o cualquier interesado en la política pensar que estos mamarrachos tienen identidad peronista ? Lo que expresa #1 DESALENTADO, es todo cierto, pero el sometimiento es la peor medicina, hay que crear conciencia razonando, pensando, no callando, protestando, discutiendo, opinando, escribiendo, manifestando, participando en movilizaciones, abriendo los ojos a los ciegos, no siendo complaciente con el poder cuando te dan migajas y haciendo saber de cualquier manera a quienes gobiernan que no representan a nadie (sólo a ellos y su familia).
13/3/2021 | 10:07
#149003
Diez años, veinte, cincuenta años, y todo sigue igual. Todos es igual, nada es mejor, el nepotismo, el acomodo, la busqueda del voto facil, el curro con el estado, y Catamarca sigue siendo una de las provincias mas pobres y atrasadas del pais
13/3/2021 | 09:25
#149002
Solo brizuela sin moral tierne miles de nombramientos??? y corpacci no? y jalil que duplico los ministerios y el endeudamiento provincial?

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