Dalmacio Mera está cumpliendo su sexto y último año del mandato de senador nacional que le otorgara en 2015 el Frente para la Victoria, la alianza que identificó al kirchnerismo desde su nacimiento santacruceño. Sus posibilidades de mantenerse en la banca por un nuevo período –sería 2021-2027- son escasas o nulas, pero como se trata de un político de probada inteligencia, nunca está dicha la última palabra. Pese a que no fue confirmado, su idea sería participar como candidato en la próxima elección representando a un peronismo alternativo que, en el orden nacional, tendría como cabezas visibles a Florencio Randazzo, Graciela Camaño y su primo Juan Manuel Urtubey, entre otros. Con ese esquema, que no sería mal visto por el gobierno provincial, Mera trataría de quedarse con la banca de la minoría y dejar con las manos vacías a los radicales de estas tierras.

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Si la intentona de seguir en el Congreso de la Nación fracasare, no resulta descabellado imaginar que Dalmacio cumpliría funciones de apoyo político al gobierno de Raúl Jalil. Tiempo atrás dijimos que se pensó alistarlo como ministro de Gobierno, lo que podría cumplirse en razón de que aseguran que el actual conductor de la cartera política –Jorge Moreno-, para ocupar otra función, abandonaría el cargo antes de fin de año. Sin embargo, en los últimos tiempos las acciones de Mera habrían crecido al punto de ser considerado como eventual jefe de gabinete o coordinador general de los distintos ministerios. Por lo pronto, el tema no pasa de ser una versión, pero lo que no se puede discutir es que existen contactos fluidos entre Mera y el gobierno, alentados asimismo por otros sectores cercanos al poder. Algunos de ellos hasta llegan a ubicarlo como futuro Procurador de la Corte de Justicia. En tal caso reemplazaría a su propio tío: Enrique Lilljedahl. Nepotismo al palo, como dicen ahora.

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Y las circunstancias nos obligan a hablar de Sesto de Leiva, la veterana ministra de la Corte de Justicia que va por los 78 años cuando la jurisprudencia nacional le pone límites a los jueces que llegan a los 75. Ya en tiempos de Lucía Corpacci y cuando pesaba sobre ella un juicio político que no se aprobó por la falta de 3 votos -no por la ausencia de violaciones a la Constitución Provincial-, prometió renunciar cuando desvaneciera 2019. Repitió la maniobra no hace mucho. A fines de 2020, al mismo tiempo que realizaba trámites para cobrar el 82% junto a la jubilación que goza desde hace décadas, volvió a prometer su retiro de la Justicia en febrero de este año. Estamos llegando a fines de marzo, y la polémica jueza –jefa de las famosas marchas de silencio cuando tomaron cariz político y mano derecha de la monja Pelloni- se mantiene impertérrita en el cargo, desde el cual, junto a Cáceres, le permitió manejar la Justicia de acuerdo al paladar radical. Así las cosas, lo razonable sería no creer más en su palabra y, por el contrario, pedir un nuevo acuerdo del Senado para ella. ¿O acaso es justo que por más de 20 años no rinda cuentas de su gestión, haya sobrepasado la edad para ejercer y, por si no ganara un suculento sueldo, no pague el impuesto a las ganancias que alcanza al resto de los ciudadanos?

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Mientras un juicio laboral, por un valor superior a los dos millones de pesos, mantiene en vilo el presente del Sportivo Villa Cubas, la cuestión institucional no termina de definirse. Nadie sabe quién es la cabeza visible del club y quién toma decisiones en su nombre. Como se recordará, a mediados de 2020, se convocó a Asamblea para designar a las nuevas autoridades y se presentaron dos listas –la encabezaban el empresario Javier Galán y el político Hugo Navarro- en medio de una intensa actividad proselitista que incluía una campaña societaria para atraer a aquellos que, hastiados por las incoherencias, se había alejado de la institución. En medio de aquel proceso, increíblemente, el Estado “metió la pata” y restituyó como presidente a Antonio Russo, a quien antes había intervenido por flagrantes irregularidades contables y administrativas. Lo que siguió se parece demasiado a una comedia: este Russo, que debía convocar a elecciones en 90 días de acuerdo a la decisión de Personería Jurídica, llegó un día y se fue al siguiente sin dar señales de vida por más de dos meses, tras lo cual presentó su renuncia definitiva, lo que no deja de ser la mejor de las noticias para la institución del altiplano capitalino.

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Independiente de lo que se resuelva en el futuro, debemos ser claros. En este caso, el culpable de todo lo que le está pasando a Villa Cubas es el gobierno. El director de Personería Jurídica –Alexis Burgos-, que llegó al cargo a instancias del ministerio de Gobierno, tomó una medida que no fue otra cosa que un dislate jurídico y que, según comentan, estaba dirigido a favorecer a uno de los candidatos a ejercer la presidencia. Russo, que se metió en el club pensando que iba a tener réditos políticos –tipo Macri, en Boca Juniors-, no tenía la menor idea de lo que significa conducir una institución como Villa Cubas y con el asesoramiento del doctor Guillermo Rosales terminó mezclando su rol de dirigente con negocios particulares, por lo cual fue denunciado por sus propios hermanos por haber andado negociando terrenos en Choya que pertenecían a su sucesión familiar. Por esto, y mucho más, haber devuelto al club fue una aberración que se dispuso desde las cumbres del gobierno provincial.

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La rimbombante denuncia de la oposición contra el gobierno, por haber dispuesto la vacunación de funcionarios y/o algunos intendentes antes que la gente común o aquella con alguna enfermedad comprometedora, puede terminar en la nada. La “vacunación vip”, como la bautizó Clarín, fue analizada por la Justicia Federal y hubo criterios muy diferentes. El fiscal Santos Reynoso se inhibió por considerar que a la denuncia la debe resolver la Justicia provincial, cuestión que fue rechazada por el juez Miguel Contreras, por lo que el expediente volvió a la fiscalía. La cuestión de fondo, como lo explicara con sólidos fundamentos, es que Reynoso no acusará y por lo tanto el tema quedaría sin materia. Por ese motivo precisamente, el diputado Daniel Avila recusó al fiscal por asegurar que tiene familiaridad con la intendenta de Fiambalá, Roxana Paulón, una de las denunciadas por la vacunación.

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Como lo señaló este Secretario en la última semana, el tiempo electoral ya se puso en marcha, aunque oficialmente esa instancia debe comenzar el 19 de junio, fecha de cierre de las listas de precandidatos para las PASO. Precisamente por este primaria ya existen posiciones totalmente enfrentadas. En el gobierno de Jalil, una gran mayoría apuesta a suspender la tenida por la pandemia, por sus costos y por la atomización del voto, ya que el sistema permite que se produzcan postulaciones a mansalva, especialmente en la categoría concejal, aunque en este 2021 se votará por lista sábana y no por circuitos. En territorios del castillismo tampoco miran con buenos ojos la primaria, en orden a que pueden repartirse los cargos entre 10 ó 12 personas y los que queden afuera “que se vayan a quejar a la AFA”. Sin embargo, hay dirigentes como Alfredo Marchioli, referente del Instituto “Moisés Lebensohn” en Catamarca, quien se mostró partidario de las PASO y desdeñó la opción que se elijan “candidatos a dedo”. Por supuesto que tiene razón. Las primarias, creación del kirchnerismo duro en 2001, representan un arma vital para ejercitar la democracia interna de los partidos políticos. Hasta que fueron puestas en funcionamiento, salvo excepciones, todas y cada una de las candidaturas salían por los detestables arreglos de cúpula. Tan cierto era esto que fue el radicalismo, el partido de Marchioli, el que más reparos puso para aprobar la ley y lo hizo en tiempo de descuento por la presión de las bases. Decían los capitostes de hace 10 años atrás que el sistema se quería implementar para solucionar “la interna peronista”. Paradoja de la política: hoy las PASO son la tabla de salvación para equilibrar la interna catamarqueña de Juntos por el Cambio.

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RECUERDOS. Como lo hacemos habitualmente, en el último bloque insertamos hechos políticos del pasado. Como homenaje a la Virgen del Valle, por los 300 años de su traslado desde La Ermita hasta el actual Santuario, el 27 de noviembre de 1995 se inauguraba el llamado Paseo de la Fe, el solar que se extiende a las puertas de la Catedral Basílica. La obra fue llevada a cabo en tiempo récord después que se aprobara el proyecto que presentara el entonces senador de la Capital, Raúl Blas Bosch. De esta manera, por primera vez en la historia, se suspendía para siempre el tránsito vehicular por calle Sarmiento, entre República y San Martín, las cuales sufrieron una modificación en su recorrido. La primera tenía sentido oeste-este y la segunda este-oeste. Desde aquel día lo cambiaron y a la gente le costó varios meses acostumbrarse a las flamantes reglas de tránsito de hace más de 25 años.

El Esquiú