Con las dos primeras asambleas, una realizada el martes en la Plaza de Choya y otra ayer en la plazoleta de La Cruz Negra, arrancó la aplicación del Presupuesto Participativo en la Capital, una posibilidad que se barajó durante muchos años pero recién ahora se hizo realidad. En los primeros encuentros participó el propio intendente, Gustavo Saadi y el mano a mano con los vecinos fue considerado muy positivo, ya que permitió que en cada barriada expresaran sus intereses y objetivos en lo que a realización de futuras obras se refiere.

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No es la primera vez que se “abre el micrófono” a los habitantes de la ciudad y ya en la época de Ricardo Guzmán se realizaron muchas reuniones similares bajo la forma de Audiencias Públicas. La gran diferencia radica en que estas asambleas no consisten en simples debates o exposiciones, sino que son el primer paso para la presentación formal de proyectos, que luego serán ejecutados por la comuna. El mecanismo se inició con diálogos preliminares, ingresó ahora en la etapa de las Asambleas Zonales, habrá luego Asambleas Plenarias y finalmente votaciones mediante la cual, libre y democráticamente, los capitalinos decidirán las obras a ejecutarse. El proceso completo se extenderá hasta agosto, y para cristalizarlo se dispondrá de 170 millones de pesos, una suma interesante para aprovecharla en los barrios.

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Queda claro que los vecinos no necesariamente tienen el conocimiento técnico para elaborar un proyecto de obra y sólo pueden transmitir sus ganas de que se avance con una plaza, un monumento o lo que fuere y lo atractivo en este punto es que la propia municipalidad pondrá profesionales a disposición para resolver los aspectos de ingeniería, contables o trámites que hagan falta para que la idea original sea trasladada a la práctica. Es una experiencia que recién comienza, pero asoma como un cambio promisorio, que de prosperar como todos esperan seguramente quedará instalado definitivamente en el ámbito capitalino y posiblemente se traslade a otras comunas a partir de este puntapié inicial, que no representa otra cosa que la participación ciudadana directa.

El Esquiú.com