La oposición política de Catamarca tiene la obligación de controlar los actos del gobierno. Ese fue el mandato que le confirió el pueblo y está muy bien que no deje pasar ni la más mínima de las irregularidades. De allí a producir desvaríos de cualquier índole para ocupar espacios en la prensa hay una gran distancia. En ese escenario es muy fácil ubicar al diputado Luis Lobo Vergara (Juntos por el Cambio), alguien que desde hace 6 años no se destaca por presentar iniciativas propias, pero habla hasta del sexo de los ángeles. Para él lo que importa es eso: hablar y tratar de aparecer en la prensa que, entre paréntesis, es demasiado generosa con su persona.
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La última del inefable Lobo Vergara tuvo que ver con la potencial elección de candidaturas por parte del Frente de Todos, o sea el oficialismo provincial. Según su visión, los candidatos catamarqueños al Congreso de la Nación (senadores y diputados) serán impuestos por el gobierno nacional y más específicamente por la vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner. Se trata, siguiendo su razonamiento, de algo así como una falta de respeto o declinación de los derechos propios relacionados al federalismo. Lo que no tiene en cuenta el diputado y resulta inevitable abordarlo, es que estas candidaturas son nacionales, por lo que la opinión de la conducción que ejercen Cristina y Sergio Massa en las cámaras seguramente tendrá su influencia. Mucho más teniendo en cuenta que el gobierno no tiene mayoría en Diputados y la puede perder en el Senado. Por lo tanto, para Nación no es lo mismo cualquier postulante.
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Más allá de la intromisión de Lobo Vergara en la interna peronista, se nos ocurre pensar que debería ejercer un mínimo de autocrítica. Él, que pertenece a la UCR, omite señalar que su partido por cuatro años y ahora mismo recibe órdenes y directivas del PRO, el verdadero conductor de la coalición que gobernó hasta fines de 2019. Un consejo diputado: ¡y si probamos con un proyectito suyo!

El Esquiú