La noticia de que la Provincia expropiará las Termas de Fiambalá estalló como una bomba en la bella localidad tinogasteña, y decenas de voces se alzaron para ofrecer su parecer, no sin duros cuestionamientos al Gobierno y a la intendenta Roxana Paulón. El famoso complejo de aguas termales, ubicado a menos de 15 kilómetros de Fiambalá, es un orgullo para los lugareños, y también un imán para el turismo internacional.  Cuenta la leyenda que hasta el tenor italiano Luciano Pavarotti visitaba las aguas milagrosas fiambalenses, y fue luego de sumergirse en los piletones que el excampeón mundial de boxeo, Sergio “Maravilla” Martínez, decidió retornar a la actividad profesional, al sentir que sus maltrechas rodillas se habían curado mágicamente. El paradisíaco rincón fue decisivo antes de la pandemia para ubicar a Fiambalá, año tras año, como el sitio turístico más visitado de Catamarca. Y parece un atractivo perenne, luego de que la localidad fuera fallidamente declarada “Capital del Dakar”: como se sabe, desde que se tomó esa decisión, no volvió a disputarse la peligrosa carrera por allí.

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El Gobierno provincial acusó el golpe y explicó que la única intención es sanear los títulos del lugar, de manera que la expropiación sería un trámite tendiente a cederle el dominio de las termas a la Municipalidad de Fiambalá. Pero la respuesta no satisfizo a los fiambalenses, que se sienten en los umbrales de un despojo y hasta apuntan contra Roxana Paulón por negociar “a espaldas de la gente”, toda vez que las iniciativas y gestiones avanzaron sin participación del Concejo Deliberante. Es evidente que hubo un problema de comunicación, que la expropiación no se dio a conocer de la mejor manera, y cuando llegaron las razones y objetivos ya resultó tarde para frenar el malestar general. Pero en realidad el tema es bastante complicado, a tal punto que los antecedentes de las termas tienen un denso historial, que incluye hasta otra expropiación, ejecutada hace cuarenta años.

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Durante la última dictadura militar, el gobernador de facto Arnoldo Castillo expropió las termas mediante un decreto ley, oportunidad en la que actuaron Eduardo Brizuela del Moral como director de Catastro y Amado Quintar como intendente. El propietario era un señor Arturo Carrizo, ya fallecido, quien poseía el lugar donde ahora están el complejo termal, que en ese entonces era conocido como “Los Baños”. Por decisión de Castillo se avanzó en esa tarea, se comenzaron con las mensuras y se decretó la expropiación, que al cabo no fue pagada porque Carrizo rechazó la indemnización ofrecida. El propio “Coco” Quintar se atribuía la decisión, al afirmar que había puesto tres condiciones a los militares para asumir la intendencia: que se creara una escuela secundaria, que se expropiaran las termas para el municipio y que se reactivara el Paso de San Francisco. La historia la reveló el propio Quintar, cuando Paulón –recién asumida- lo acusó de haber negociado con inversores extranjeros. Y allí se suma un capítulo más.

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Inversores chinos compraron hace tiempo un gigantesco predio en Fiambalá, que comprende unas 38 mil hectáreas, divididas en cuatro parcelas, que fueron originalmente compradas al extinto Arturo Carrizo. De allí es que nacen todas las confusiones. ¿El predio vendido a los chinos incluía las termas? ¿El complejo es municipal o privado? Al parecer, hay documentación para todos los gustos, y también teorías diferentes. Precisamente esas ambigüedades habrían resuelto al Gobierno a expropiar y poner en orden los papeles definitivamente. Naturalmente, en este punto surgen fantasmas de privatización, de paso previo para otros proyectos y toda clase de versiones; pero en principio el ordenamiento dominal sería el único fin de la intervención oficial. Además de Quintar, intendentes como Guillermo Sablé (UCR), José Jorge Herrera (PJ) y Julio Argentino Serrano (FCyS), todos invirtieron en las termas. De modo que la cuestión parece haber herido el orgullo fiambalense, y por ello se considera un error el modo en que se dio a conocer la noticia.

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El duelo por la partida de Marita Colombo no eximió a la oposición de tironeos y disputas por la banca que dejó vacante en la Legislatura. Al cabo, el abogado del PRO Diego Figueroa, será quien suceda a la diputada fallecida por coronavirus. Esto se determinó fácilmente porque fue Figueroa, en las últimas elecciones, quien encabezó la nómina de diputados suplentes. Sin embargo, no faltaron reclamos y voces contrarias a la decisión, entre ellas las que pedían que se conservara el espacio para un representante de la Unión Cívica Radical, como lo era Colombo, o que primara como criterio la designación de una mujer, para respetar el cupo femenino. Quienes llegaron más lejos fueron los dirigentes de Movilización, al concretar una presentación formal. “Hay un proceso de recambio institucional y el partido con mucho respeto hizo una presentación ante el organismo competente. La ley de cupo del año 2017 estableció un cupo del 30% en la conformación de las listas para cargos electivos. Es una discusión que ya no tiene sentido desde el 2018: en la Nación existe una paridad plena, y el partido exige que se aplique la ley de paridad. Hoy estamos en la paridad plena, somos respetuosos de la Cámara pero esperamos consideren nuestro pedido”, expresó el concejal Simón Hernández basándose en contemplar el “espíritu de paridad”, aunque las posibilidades de que el planteo progrese parecen nulas.

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Impactante resulta la trayectoria de la abogada Fernanda Rosales, que en poco más de tres años pasó por los espacios más codiciados para un letrado, y fue propuesta para ocupar el lugar que dejó vacante Amelia Sesto de Leiva en la Corte de Justicia. Allá por diciembre de 2017, Fernanda ganaba las elecciones del Colegio de Abogados imponiéndose como cabeza de la lista “Compromiso Social”, en el escrutinio final a “Abogados Pluralistas”. Allí condujo la entidad sin sobresaltos hasta que surgieron roces con sus colegas cuando se eliminó el Consejo de la Magistratura, y varios miembros de la entidad pedían un pronunciamiento condenando la decisión oficial. Rosales no lo hizo y por ello un sector llegó a pedirle la renuncia. Poco después se fue, pero para asumir como Asesora General de Gobierno, un espacio clave por el cual pasan todas las cuestiones legales del Estado. Y apenas comenzado este 2021, quedó en las puertas de ser designada en la Corte. Un itinerario notable para la joven profesional, proveniente de una tradicional familia catamarqueña: su padre es Guillermo Rosales y es sobrina de Vicente Leonidas Saadi.

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Se quebró finalmente el “cero” que ostentaba este año Catamarca en casos de dengue, al registrarse la primera persona infectada en Recreo, departamento La Paz. Aunque el problema se relaciona con la época estival, el dengue apareció ahora que comienza a hacer frío, y ello demuestra que no se pueden relajar los controles en ningún momento del año. No se había detectado hasta aquí ningún caso de dengue en todo el territorio provincial en 2021, toda una hazaña si se recuerda que en abril del año pasado ya se habían acumulado 400 casos. Argentina quebró sus marcas históricas de casos de dengue en los últimos dos años, con un estimado cercano a los 100.000 infectados y al menos 26 víctimas fatales, con edades que abarcaron de los 14 a los 88 años. Ello revela el buen trabajo que se viene haciendo en la Provincia, dentro de un sistema de Salud exigido al máximo por la emergencia del coronavirus, además de todas las otras tareas que cumple.

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Hace una década fallecía, a los 84 años de edad, don Federico Gustavo Martínez, ex docente, directivo de la Escuela Nº 280, funcionario municipal, poeta, y hombre comprometido con la sociedad de su pueblo natal, Recreo. “Don Gustavo” como la gente le decía o “El Cachilo” como acostumbraban llamarlo sus amigos, venía padeciendo una crónica enfermedad desde hace tiempo y decidió realizarse una intervención quirúrgica que no resistió. Poco antes había sido homenajeado por el Municipio de Recreo, donde le guardaban gran afecto, tanto que el día de su cumpleaños fue declarado “Día de la Cultura Recreína”. Integrante de una destacada familia del medio, es abuelo de la actriz catamarqueña Calú Rivero, y también de Yanina Martínez, exdirectora de la Casa de Catamarca en Buenos Aires en el Gobierno de Lucía Corpacci, y actualmente secretaria de Promoción Turística de la Nación en el gabinete de Alberto Fernández. Martínez fue intendente de la ciudad de Recreo y un reconocido poeta. Escribió “La Lapaceña” y “Recreo pueblo mío”. También escribió un libro que mereció el reconocimiento de la Universidad Nacional de Catamarca, y fue uno de los fundadores del tradicional Festival del Cabrito. Una figura legendaria que nunca será olvidada en sus pagos.

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