El Secretario
Invariablemente se estimó prioritario que la provincia dispusiera de aviones para atender urgencias, especialmente sanitarias. Cada vez que ocurría una tragedia porque no hubo traslado rápido, sin excepciones, desde los medios bramaban las voces y las posiciones editoriales reclamando soluciones de fondo. Paralelamente, los precarios aviones que existían no solo generaban costos altísimos de mantenimiento, sino que por lo general, por obsoletos, permanecían meses y hasta años en desconocidos talleres de reparación. Hasta se llegó al punto que una exFiscal de Estado produjo una denuncia penal –década del 90- contra un alto funcionario de Aeronáutica por la virtual desaparición de un avión.
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Si a los problemas para trasladar enfermos desde recónditos lugares de la compleja geografía provincial y poder salvarlos le añadimos que Catamarca tiene una gran dependencia con Buenos Aires, donde dicen que atiende Dios, se completa el cuadro de necesidad. Los funcionarios, por razones de urgencia, muchas veces deben alquilar vuelos o pedir favores a gobernadores vecinos para poder llegar a tiempo a los centros del poder. En suma, por todas las mirillas de observación, la compra del Lear Jet 75 Liberty, cuya llegada es inminente, debe justificarse. Pretender ubicarla en el cuadro de prioridades, por ende, es picardía. Catamarca necesita un avión y la iniciativa del gobernador Jalil debe anotarse como hecho positivo que puede salvar vidas y ahorrar dineros que se asientan en los balances del erario.
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Pero como estamos en épocas preelectorales, aunque no se note mucho por la pandemia, es posible que en las redes sociales reflejen críticas que rayen con la ignorancia. Decir, por ejemplo, que en vez de gastar en un avión se podrían comprar vacunas, no encaja en la realidad objetiva de los problemas estructurales de Catamarca. Y si las diatribas se centran en el precio del avión, peor. Basta con repasar los valores de mercado del Lear para saber si se negoció bien. Esa sí es tarea de la oposición, como el uso que se le pueda dar a la joyita que está por llegar.
El Esquiú.com