El Secretario

viernes, 4 de junio de 2021 01:18
viernes, 4 de junio de 2021 01:18

El miércoles fue un día de luto y dolor para los catamarqueños, que sufrimos la pérdida de diez vidas en una sola jornada, por el avance del coronavirus. El Estado se debate al límite para hacer frente a la demanda sanitaria y allí donde se reclamaban mayores estructuras, hoy el déficit no sobresale por instalaciones o insumos, sino por el recurso humano: faltan médicos, así de sencillo. El panorama es crítico y las próximas semanas serán vitales para resistir la segunda ola de la pandemia, que impacta en la provincia con inédita fuerza.
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Planteado el panorama, parece quedar más que claro que no es tiempo para demagogias ni para buscar el aplauso fácil. Como señaló el ministro de Comunicación, Guillermo Andrada, la Provincia y el país viven una tragedia histórica. Podría comprenderlo un infante, pero todavía no se han enterado muchos de nuestros legisladores, que insisten con proyectos cuya inaplicabilidad conoce quien haya repasado aunque más no sea los títulos de los diarios algún día de la semana. Aparecen así iluminados que proponen vacunar a tal o cual grupo laboral, como si hiciera falta una ley para saber la necesidad que existe. Una iniciativa legislativa se formaliza para señalar aquello que está a la vista de todos y desvela a las autoridades, sin otro fin que obtener algún insignificante rédito político o tener una nota archivada para exhibirla si es que algo sale mal: “Miren, yo había dicho que había que vacunar”.
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No deja de llamar la atención cuando estos sabios consejos y propuestas vienen del mismo sector que llamó a las medidas preventivas “infectadura” y que arengaban a la comunidad a desoír restricciones con sus patéticas marchas y consignas anticuarentena y antivacunas. Nada aportaron en aquellos momentos de inquietud, nada aportan en este presente dramático. La sociedad sigue esperando gestos constructivos, señales de responsabilidad, voluntad de aunar esfuerzos para atravesar la emergencia. A cambio recibe constantes pruebas de que muchos de sus representantes no son capaces de desprenderse de sus modestos intereses personales, ni siquiera en medio de la tragedia.
 

14%
Satisfacción
0%
Esperanza
28%
Bronca
14%
Tristeza
14%
Incertidumbre
28%
Indiferencia

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