“Si decidís no ir por la reelección, no lo tenés que decir hasta el último segundo, porque desde el día en que anunciás que no seguís no te llevan ni un café”, repite siempre el escritor y analista político Jorge Asís. Las palabras del “Turco” parecen haberse hecho realidad, en un episodio que no trascendió públicamente pero tuvo su impacto en la vida interna de la oposición, fuerza que al igual que el oficialismo se encuentra en plena tarea de armado para las próximas elecciones.
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Ocurrió que el histórico jefe radical, que desde la conducción de la Línea Celeste manejó toda la UCR y por extensión las alianzas integradas, convocó a una reunión esta semana, que tendría como epicentro oficinas de su fundación. Oscar esperaba, como siempre, sentarse en la cabecera del cónclave, para el cual había llamado a todos los sectores opositores, con el objetivo de analizar y discutir el reglamento interno para la integración de las alianzas. Cerrar alianzas, se sabe, es el primer paso partidario del calendario electoral, previo a la definición de candidatos y el inicio de la campaña.
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El detalle fue que en forma casi unánime los dirigentes propios y ajenos desairaron al exgobernador y no mostraron interés por conocer sus opiniones y directivas. Dos solitarios diputados aparecieron al convite, en el cual claramente brillaron más las ausencias que los asistentes. Para dimensionar el alcance de la frustrada reunión, alcanzará con decir que ni siquiera fue el presidente de la UCR, Francisco Monti, y mucho menos los aliados de otras fuerzas, como Rubén Manzi del ARI o Enrique Cesarini del PRO. Monti tomó el mando del Comité Provincia tras el fallecimiento de Marita Colombo, y es la primera diferencia fuerte que marca, algo que no sorprende ya que él nunca respondió a los “celestes”. A nadie le pasó desapercibido el gesto, y más se atribuye a que todos tomaron nota de que con la arquitectura electoral de Castillo ya llevan una década encadenando derrota tras derrota.
El Esquiú.com