El Secretario

viernes, 27 de agosto de 2021 02:10
viernes, 27 de agosto de 2021 02:10

Los tres días de duelo declarados para despedir a Eduardo Brizuela del Moral, bien podrían definirse como el último logro del ingeniero agrónomo, que en su hora final contó con el respeto y el reconocimiento de todo el arco político, sin distinciones de género, edades o banderas políticas. Podrá argumentarse que se trata de una simple formalidad, una mera cuestión de protocolo, pero en verdad la comunidad catamarqueña ha sentido la partida del exgobernador, quien completó su paso terrenal –al margen de sus aciertos y desaciertos en la función pública- como hombre de bien.
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Las reacciones genuinas de reconocimiento hacia quien fuera rector de la UNCA, intendente capitalino y gobernador, las muestras de dolor y el acompañamiento, son claras señales de que –a diferencia de aquello que nos imponen desde hace años- el odio no debe formar parte de la discusión y la competencia política. Los ataques personales, las descalificaciones, la intolerancia que poco a poco se transformaron en moneda corriente de las batallas partidarias, marchan a contramano de los auténticos valores democráticos y es la sociedad en su conjunto la que pierde cuando se anula la posibilidad de dialogar y disentir con respeto.
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La muerte de Brizuela del Moral empañó el clima festivo que se aguardaba para celebrar el Bicentenario de la Declaración de la Autonomía, festejos ya diezmados por la emergencia sanitaria y la pandemia en curso. En su cumpleaños, Catamarca debió despedir a uno de sus conductores, un hombre que fue protagonista de la vida institucional catamarqueña durante cuatro décadas y ninguna fiesta puede desarrollarse en medio del sentimiento de pérdida. Queda entonces el significado profundo de las muestras de respeto que se dieron a conocer, para reflexionar acerca de los actuales modos de hacer política y de construir una provincia. No será con enfrentamientos estériles que los catamarqueños crezcan y se realicen, sino buscando –desde las propias convicciones- ese camino común que puede conducir a mejorar la calidad de vida del conjunto.
 

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