Apuntes del Secretario

miércoles, 15 de septiembre de 2021 00:46
miércoles, 15 de septiembre de 2021 00:46

A Flavio Fama, como dice el tango, “la vida le ríe y canta”. Actual rector de la Universidad de Catamarca, cuando se aprestaba a postularse para un nuevo período, le salió otro “carguito” que seguramente asumirá en diciembre: senador de la Nación por “Juntos por el Cambio”. Cuando apenas han  pasado 72 horas de las PASO, nos animamos a afirmar que el derrotero del candidato radical será efectivamente así. Es que en la categoría senador nacional no se aplica el sistema de proporción de votos (D’ont), sino que consagra a dos postulantes de la coalición ganadora y a uno de quien resulte segundo. Por la diferencia que logró el domingo, se descuenta que la dupla Lucía Corpacci-Guillermo Andrada volverá a alzarse con el triunfo el 14 de noviembre y se llevará el premio mayor. También es un hecho que Juntos por el Cambio tiene asegurado de antemano el puesto de escolta y en tal caso Flavio Fama saltará al Congreso de la Nación, algo que tal vez ni soñaba concretar meses atrás. Aclaramos que existe la posibilidad, aunque parezca remota, que la oposición logre el triunfo. En ese caso Silvina Acevedo acompañaría a Fama y el desplazado sería Guillermo Andrada. Difícil, muy difícil, pero no imposible.

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Así las cosas, por estas horas, más de uno debe estar pensando en el mullido sillón de rector de la Universidad de Catamarca, un verdadero semillero de renombrados políticos. De allí salieron hacia altísimas representaciones Eduardo Brizuela del Moral, Julio Salerno y ahora la hará Fama, un emergente de la política que no sabemos hasta dónde puede llegar. Junto a Francisco Monti –actual diputado provincial y seguramente reelecto como diputado nacional- quedan para la historia como los que destronaron al castillismo y por ende guardan expectativas de ser candidatos a gobernador dentro de dos años. Al menos así lo adelantó el rector de la UNCa., cuya carrera en tal caso se tornaría meteórica. Volviendo a la alta casa de estudios, al menos dos decanos ya se preparan para dar batalla por el rectorado y uno de ellos, aparte de docente, nació en las arenas de la política.

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La interna radical dejó apostillas para todos los gustos. Durante la campaña, al menos en los medios de comunicación, no exteriorizaron grandes críticas entre los sectores en pugna. Hubo respeto mutuo y la promesa de trabajar juntos en el futuro, algo que sería saludable para estructurar una oposición que sea inflexible con el gobierno, pero al mismo tiempo aporte a la construcción de políticas de Estado en temas como las cuestiones de género, la minería o la mismísima reforma de la Constitución, para la cual el radicalismo cuenta con valores de experiencia y probado conocimiento. Más allá de las posturas públicas durante las PASO, digamos que por abajo y ante los afiliados, se dieron “con un caño”. El castillismo apeló a destacar una inutilidad que no está probada en los candidatos de “Cambia Catamarca” y estos últimos, como era de esperar, hablaron del ocaso de figuras gastadas y decrépitas para la política de estos días. El domingo a la noche, en la sede del comité provincia, cuando los números sentenciaron la caída del castillismo, los cánticos de los ganadores cambiaron de tono. El estribillo que incluía “la p… que los p…” se hizo sentir con fuerza y tuvo como destinatarios a los Oscar, a los “gatos” y al mismo “Telchi” Ríos.

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El triunfo sobre el “castillismo” también se degustó en filas del PRO y de la Coalición Cívica, sectores que integraron la lista ganadora. Esta situación, por cierto, habrá que relacionarla con el futuro y con la ayuda que pueda llegar desde Buenos Aires y de quien, entre otros, ya se considera un presidenciable para 2023: Horacio Rodríguez Larreta. La lista perdedora, cabe aclararlo, era enteramente radical y pretendía encarar la elección de noviembre sin los socios de las últimas elecciones.

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Aunque el presidente Alberto Fernández prometió escuchar el mensaje de las urnas y hacer todo lo posible para dar vuelta la elección en noviembre próximo, la historia y las estadísticas no lo ayudan en sus pronósticos. Desde que se instauraron las PASO, en 2009, nunca se produjo un vuelco absoluto. En general se mantuvieron los resultados o se modificaron levemente. Hasta cambió el nombre de algún candidato en una categoría equis, pero el ganador de la primaria conservó el liderazgo, lo que viene a ratificar que la PASO es la única encuesta que tiene valor. Esta situación, por cierto, vale para Catamarca y en esta oportunidad no habría sorpresas. Sin embargo, las fuerzas mayoritarias algo tendrán que hacer para mantener o mejorar sus números. Los radicales fortalecer una incipiente unidad y los peronistas tratar de contener el voto de las colectoras que, ya se sabe, suele dispersarse en la elección general. A propósito del oficialismo y al tema de las colectoras, la opinión mayoritaria considera que el jefe de campaña en la Capital debería ser Fidel Saenz, uno de los grandes vencedores de la jornada dominical.

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El senador de Santa María, Raúl Chico, dejará su puesto en diciembre próximo y se quedará sin cargo alguno, algo que no ocurría desde 2011. Este año buscó integrar alguna de las fórmulas nacionales, senador o diputado, e hizo gestiones en el más alto nivel, a punto tal que recibió apoyos nada despreciables, como el de Santiago Cafiero, jefe de gabinete de ministros. Lo mismo quedó afuera del reparto, lo que no fue óbice para que siguiera militando dentro del Frente de Todos y tuviera alguna participación el pasado domingo. Así fue. El hombre formó una línea interna denominada “Todos somos parte” y presentó lista de concejales únicamente en 4 departamentos y 5 municipios, obteniendo en la suma final algo más de 5.000 votos. Esto, teniendo en cuenta que el Frente de Todos consiguió 87.000 adhesiones en las PASO, significaría algo así como el 5 ó 6% de ese total. Chico nos lo hizo notar y reivindicó su pertenencia a la coalición mayor que encabeza el Partido Justicialista.

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Hugo “El Grillo” Avila superó la primaria y se apresta a lograr la reelección como diputado provincial en noviembre próximo. Hasta el momento tiene una cantidad de votos apreciable, pero no le estaría alcanzando para ser considerado entre quienes tienen chance de ser electos. Es que para ello tiene que lograr por lo menos el 3% del total del padrón, que suma unos 330.000 electores. Tratándose de un dirigente de enjundia, no dudamos que en los próximos dos meses trabajará a destajo para conservar su banca, desde la cual hizo campaña en los últimos años en contra del peronismo, del gobierno, de la exgobernadora y del primer mandatario. Casi podríamos afirmar que formó parte de la oposición, con la cual llegó a votar proyectos importantes, como por ejemplo el juicio político contra el juez “Pepe” Cáceres y la exjueza Amelia Sesto de Leiva.

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Otro que no las tiene todas consigo es Gustavo Roque Jalile, el varias veces intendente de Valle Viejo, segundo departamento de la provincia. Desde su caída en 2019, a manos de la docente Susana Zenteno, vino la malaria. No pudo ser precandidato a legislador, como había ocurrido en otras oportunidades en que dejó el bastón de mando chacarero, y apoyó en la interna a la lista castillista “Adelante Catamarca” que terminó resignando posiciones frente a su antagonista. Por si fuera poco, en el recuento final, el popular “Gallo” perdió ante el Frente de Todos y la enemiga que supo crearse hace menos de dos años: la intendenta Susana Zenteno.

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RECUERDOS. Como lo hacemos habitualmente, cerramos los “Apuntes” con pinceladas políticas del pasado.
“La legitimidad del cargo de gobernador no proviene del éxito electoral, sino que se construye diariamente. Se trata de un mandato que se tiene obligación de cumplir. Si el doctor Ramón Saadi está abocado a un proyecto que le demanda sus mejores desvelos y lo requiere lejos de Catamarca, debe poner en práctica los mecanismos constitucionales para que su lugar sea ocupado por otro funcionario con más tiempo, más responsabilidad política y compromiso con Catamarca”. Este era un comunicado de prensa del partido  Movilización del 27 de febrero de 1990. Estaba firmado por el exdiputado Juan Filippín y el exvicegobernador Hernán Colombo y refería la situación política que, en ese momento, se vivía en Catamarca. Saadi hacía ocho meses que, en busca de presidir el Consejo Nacional Justicialista, vivía en giras proselitistas por diversos puntos del país. Sus incursiones en tierra catamarqueña eran esporádicas, lo que indudablemente era anormal. La gobernación, de hecho, la ejercía el exvicegobernador Oscar Ramón Garbe, pero la autoridad era de Saadi. El Partido Movilización, que en aquel entonces tenía una publicación semanal que, entre otros, confeccionaban el doctor Aguirre y el doctor Simón Hernández -padre del actual concejal- era un crítico acérrimo del saadismo y el detalle de las ausencias no le iba a pasar desapercibido. Cuando han transcurrido 31 años de aquellos sucesos, queda claro que las intentonas de Saadi por discutir posiciones nacionales lo llevaron a la debacle política.

El Esquiú
 

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