El pasado los condena. No cabe otra conclusión después que el bloque de diputados de la UCR saliera a criticar a las gestiones de Raúl Jalil y Lucía Corpacci por los problemas que derivaron de las altísimas temperaturas que se registraron estos días y que produjeron cortes de luz en diferentes puntos de la ciudad y el interior. En primer lugar hay que decir que el miércoles último se produjo en récord de consumo –avalado por los datos de CAMMESA (Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico), poco menos que inevitable por el calor que, superior a los 40 grados, hace tiempo no se producía y que no hay cómo aguantar cuando funcionan los aparatos de refrigeración al mismo tiempo. Si a ello le sumamos el crecimiento de la ciudad en la última década está todo dicho. Hasta el más despistado tenía que haber sospechado cortes de energía y otras calamidades.

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También es bueno aclarar que las llamaradas de calor se produjeron en el país y no hubo empresa que pudiera mantener regularidad en los servicios. Los cortes de calle y el ruido de las cacerolas, como ya es costumbre, se hicieron sentir en el norte y el centro de la Argentina en señal de protesta. Por lo tanto, no estamos hablando de un fenómeno catamarqueño. Sin embargo, el bloque radical salió a denunciar la falta de atención y de inversiones de los últimos doce años. Un verdadero acto de hipocresía si revisamos la historia reciente.

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El radicalismo, lo repetimos, se asombra de la situación olvidando que, durante 20 años, fue el encargado de equilibrar el sistema eléctrico y no lo hizo. Peor que eso. Organizó un desastre que dura hasta nuestros días cuando privatizó a la exdirección de Energía (DECA) y se la entregó a una familia de facinerosos que jamás realizó una inversión. Cuando le rescindieron el contrato –gestión de Brizuela del Moral- todavía seguía usando materiales y útiles de la empresa privatizada. Todo esto, al dedillo, lo sabe el actual presidente del bloque de diputados radicales, Luis Lobo Vergara, que durante años manejó el ENRE. Por tanto, debería guardar silencio antes de andar haciendo política barata.
El Esquiú