El Secretario
Un proyecto presentado en el Congreso de la Nación por el senador oficialista Oscar Parrilli, volvió a poner sobre el tapete la posibilidad de que se transmitan gratuitamente los partidos de la primera división de AFA, lo que podría marcar el retorno del programa “Fútbol para Todos”, impulsor de que la competencia deportiva que mayor interés despierta en el país sea de acceso libre y gratuito. Así fue durante la gestión presidencial de Cristina Fernández de Kirchner, quien en su momento firmó un revolucionario convenio con el fallecido mandamás de la AFA, Julio Grondona, y de paso le sacó un fabuloso negocio al Grupo Clarín, que jamás se lo perdonaría.
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La idea -por ahora no es más que eso- despertó de inmediato una ola de críticas de la oposición que se expresó a través de las redes sociales. “No le falten el respeto a la gente. La inflación supera el 50%, 6 de cada 10 niños está en situación de pobreza, la inseguridad está descontrolada y en este contexto Fútbol Para Todos… no hay plan, no hay rumbo”, dijo el radical Luis Naidenoff. También la diputada del Pro Graciela Ocaña escribió: “Este verso ya lo conocimos y al Estado le costó más de 10 mil millones de pesos”. Por su parte, el legislador Ricardo López Murphy (Republicanos Unidos) tildó de “populismo barato” el proyecto y precisó que “el país necesita bajar el gasto público, bajar impuestos y alentar la inversión privada. Pero los K vuelven con sus viejas recetas. Basta de circo”.
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Toda postura es respetable, y siempre se podrá discutir si la transmisión del fútbol justifica gastos oficiales. El punto es que los mismos legisladores que ponen el grito en el cielo ante esta posibilidad, jamás se quejan cuando las mismas fortunas se dirigen para exclusivo beneficio de los grupos mediáticos que les ofrecen protección, y sin beneficio alguno para el ciudadano común. Del mismo modo, guardaron conveniente silencio cuando las políticas del sector que representan profundizaron todos los dramas (inflación, pobreza, falta de trabajo) a los cuales ahora echan mano cómodamente. Un último detalle: Mauricio Macri, en lugar de acompañar esos argumentos, prometió en su campaña de 2015 que el fútbol sería gratuito. Naturalmente, no cumplió.
El Esquiú.com