El Secretario

jueves, 6 de enero de 2022 01:32
jueves, 6 de enero de 2022 01:32

Desde que irrumpió en la escena sindical, Walter Arévalo se esforzó por convencer a todos de que era distinto a los demás. Cuantas veces se le preguntó aclaró, por ejemplo, que no le interesaba ser parte de la CGT, una entidad que definía como controlada por “dinosaurios”, y con su ácida verborragia nunca duda en apuntarle a otros dirigentes gremiales. Tiene sus méritos y hay que reconocerlos: bien o mal, se convirtió en el sindicalista más fuerte de Catamarca, una realidad que nadie puede negar, más allá de comulgar o no con sus estrategias y formas. Desde que se hizo cargo del Sindicato de Obreros y Empleados Municipales (SOEM), intervención mediante, no dejó de crecer.

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En ese afán por mostrarse diferente, lo que siempre subrayó y juró, fue que no haría como el resto de los sindicalistas, que se eternizan en sus cargos, por lo que se permitiría una única reelección como secretario general. Para demostrar que lo decía en serio, modificó el Estatuto del gremio y cambió el artículo que habilitaba las reelecciones indefinidas. Ya en febrero de 2018 le decía a El Esquiú.com: “Muchos no creían que íbamos a llevar adelante este proyecto, que fue una promesa de la agrupación interna si llegábamos a la conducción, en el sentido de que modificaríamos esa parte del estatuto del sindicato. Tuvimos una asamblea con más de 400 trabajadores, a los que se les explicó las razones de intentar impedir las reelecciones indefinidas, modificando el famoso artículo 36 del reglamento interno del sindicato. Así, no hay más reelecciones indefinidas desde el año pasado. Tengo la posibilidad de una sola reelección y nada más”. Lo ratificó en otra entrevista de agosto de 2020 con este mismo medio, al hablar de la conclusión de su mandato: “En mayo del 2022. Es mi último mandato porque yo modifiqué el estatuto que reduce los tiempos a una sola reelección. Lo hice porque creo en la transformación del movimiento obrero, en la participación de distintos actores. Pretendo irme por la puerta de un sindicato que encontramos con una deuda monstruosa y hoy está totalmente saneado”.

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Llegamos finalmente a 2022, y ahora que su segundo mandato se termina y su incursión en política no resultó lo suficientemente satisfactoria como para asegurarle una banca en el Concejo Deliberante, Walter Arévalo se apresta para seguir al frente del gremio, borrando con el codo todo lo que escribió con la mano. Se apoya en que formalmente el Ministerio de Trabajo no se pronunció sobre la modificación del Estatuto y otros tecnicismos, que no hacen al fondo de la cuestión. Lo concreto es que durante años dijo que rechazaba la reelección indefinida, pero ahora quiere volver a postularse. Si finalmente es candidato, estará marchando en contra de sus palabras y promesas: todo lo demás es anécdota. Tampoco Lucía Corpacci logró que se aprobara la reforma constitucional que rechazaba las reelecciones indefinidas en la Provincia, pero llegado el momento no se presentó. Eso se llama coherencia, y Arévalo corre el riesgo de perderla. Si eso sucede no podrá, esta vez, culpar a nadie: caería presa de sus propias afirmaciones.

El Esquiú.com
 

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Comentarios

6/1/2022 | 21:37
#149006
Lo de Lucía pasó por otro lado, no fue por coherencia. En realidad, tuvo que ceder y dejarle el sillón al Turco, porque sino se le iba a Juntos por el Cambio. A Lucía no le quedaba otra, y si se presentaba por un nuevo mandato, con Jalil jugando para la oposición, ella se quedaba sin fueros y a tiro de alguna investigación incómoda. En síntesis, dejó sus aspiraciones forzada por las circunstancias.

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