Apuntes del Secretario

domingo, 2 de octubre de 2022 00:56
domingo, 2 de octubre de 2022 00:56

Estado de convulsión

Cuando transitamos el último trimestre de 2022 y los políticos no piensan en otra cosa que no sea el proceso electoral 2023, el país entero vive en estado de convulsión. En los grandes centros urbanos, especialmente la Capital Federal, se repiten los reclamos que van en línea con la pauperización de la economía, cuyos números ya resultan alarmantes. Catamarca, a pesar de tener una economía equilibrada, no es la excepción. Y no puede ser la excepción por razones demasiado obvias. Quienes miden la pobreza y la indigencia parten de la base que la canasta familiar asciende a los 120.000 pesos, un número que nada tiene que ver con los sueldos que se pagan en la provincia. La gran mayoría de ellos -incluidos mayoritariamente los dependientes administrativos de la provincia y las municipalidades- cobran por debajo de ese monto y un porcentaje menor cae en las penurias de la indigencia. ¿Tiene responsabilidades en esta verdadera rémora el gobierno provincial? Si y no. Si porque lo ideal, algo muy difícil de alcanzar, sería que los sueldos equiparen a esa canasta familiar y crezcan a la par de la inflación, un flagelo que mueve los precios a velocidades que producen verdaderos trastornos familiares. Y no porque la provincia es absolutamente inviable en función de lo que produce, por lo cual reparte los salarios -a la baja- a los efectos de combatir la desocupación, otra de las calamidades que azota a toda Latinoamérica. Por ello, y no por otra cosa, reafirmamos nuestra prédica a favor de la minería controlada y sustentable, la única que nos puede sacar de la maldita inviabilidad que supo pregonar en otros tiempos el exministro Domingo Felipe Cavallo. Duele decirlo, pero es la realidad.

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Salud, un sector frontalmente enfrentado al gobierno

Uno de los sectores más dispuesto a confrontar con el gobierno, más aún si éste es de signo peronista, es el de la salud. Históricamente los médicos tuvieron otras preferencias políticas, las que se agudizan en tiempos de crisis como los que atravesamos en la post-pandemia. Hoy, por la economía y la política, el enfrentamiento está al rojo vivo. Todo el sector, comandado directa o indirectamente por los profesionales médicos, se alza en armas en procura de aumentos que parten del ciento por ciento, un porcentaje que no podrá ser pagado en su totalidad porque se correría el riesgo de desequilibrar la economía lugareña. Sin embargo, con buena voluntad y haciendo el mayor de los esfuerzos, se podría llegar a un entendimiento mínimo que no resienta los servicios. Se suma al conflicto, más allá de las conquistas salariales que se persiguen, el hecho que el gobierno haya pactado acuerdos con ATSA, una gremial que parece no tener de su lado a la mayoría de los afiliados y que, por ese motivo, enerva los ánimos de APROSCA o de los autoconvocados que se hacen fuertes en la interna que sostienen con la conducción de los trabajadores. Por si esto fuera poco, los negociadores oficialistas no aparecen o quizá no existen. Hasta ahora solamente el ministro de Gobierno, Juan Cruz Miranda, ha sido el único que ha puesto y pone la cara a un conflicto demasiado sensible que, si no lo frenan, puede ir en ascenso.

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Las PASO, de ayer a hoy

Ironías de la política. La aprobación de la ley provincial de primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) costó horrores. Por largos meses la oposición denostó contra el proyecto que había elevado a la Legislatura la exgobernadora Lucía Corpacci. Se llegó a decir, de boca de los principales referentes de la UCR, que era una trapisonda para solucionar los conflictos internos del gobierno o que la maniobra generaría un gasto estéril para el erario. Desde este medio, con todas las letras, se sostenía que era la única forma de obturar “los arreglos de cúpula” que, salvo excepciones, llevaban adelante peronistas y radicales. Proclamábamos la vigencia plena de la democracia, esto es, que los candidatos fueran elegidos por los afiliados. En ese marco de controversias, pretextos e intereses cruzados, a las cansadas, ajustadamente, se alcanzó el número para aprobar la ley. Hoy, cuando han pasado 7 años de aquellos acontecimientos, aquella misma oposición que ponía “palos en la rueda”, considera a las PASO como una herramienta fundamental para asegurar la democracia interna. Hace pocas horas, todos los sectores del radicalismo, aunque estén enfrentados entre ellos, coinciden en reclamar que haya primarias como garantía de la certeza electoral que piden sus diputados.

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La hora del balance

Si bien es cierto que, más allá de los costos, este secretario defendió con firmeza el sistema de primarias, también es cierto que la ley no generó grandes enfrentamientos internos. Por ejemplo, no hubo grandes disputas en ningún partido por una candidatura a gobernador y hasta el año 2021 no hubo enfrentamientos por candidaturas nacionales, salvo la poco reñida que sostuvieron en 2013 Brizuela del Moral y José “Chichi” Sosa por la banca de diputado, la que debió hacerse por imperio de la ley nacional, no por la provincial que todavía no había sido aprobada. Hace dos años, es cierto, Juntos por el Cambio propuso entretenidas batallas por los cargos nacionales, de las que salieron airosos el senador Flavio Fama y el diputado Francisco Monti. En más, las primarias provinciales tuvieron vigencia plena en la categoría concejales, las que tranquilamente podrían ser llevadas a cabo por los propios partidos políticos. En términos concretos no hubo confrontación de listas completas y para los cargos principales, salvo las excepciones apuntadas, no se produjeron desafíos de relevancia. Con este panorama, en cada uno de los comandos, se estudia si conviene mantener las PASO o regresar al viejo sistema de elección de los partidos políticos que, en sus estatutos, exigen que los candidatos sean elegidos por los afiliados.

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Un escándalo…. y algo más

Conforme lo adelantó en forma exclusiva este diario, en la Cámara de Diputados de la provincia se produjo una situación escandalosa que derivó en el retiro, “con el rabo entre las piernas”, del secretario parlamentario, Federico Gerez. El hombre fue acusado de acoso por una empleada de reconocida corrección y credibilidad y la titular del cuerpo, Cecilia Guerrero, como convencida defensora del honor de las mujeres, no tardó en reclamar la renuncia para que fuera tratada por el cuerpo. Claro que antes de la renuncia de Gerez, su mentor y patrocinador, buscó por todos los medios apaciguar los hechos, que todo pasara desapercibido y que su pupilo siguiera en el cargo. Nos referimos concretamente al diputado Maximiliano Mascheroni, que habría participado de otros desaguisados de características parecidas. Una vez que las cosas volvieron a la normalidad, como se sabe, fue designada en el cargo vacante Rocío Luján.

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La muñeca política de Massa

El senador nacional Guillermo “Joao” Andrada, que participó de la presentación del presupuesto 2023 que propuso Sergio Massa, ponderó los lineamientos deslizados por el ministro y, claramente, lo diferenció de su antecesor en el cargo, Martín Guzmán, a quien ubicó en un plano estrictamente técnico. En función de ello y a favor de que la Argentina tenga un rumbo claro y lo pueda mostrar al mundo entero, abogó por su aprobación y no dejar al gobierno sin   presupuesto, tal como ocurriera en el presente año. Por otro lado, el legislador catamarqueño valoró que Massa haya puesto especial énfasis en el desarrollo de la minería, un rubro casi fundamental para el destino del país y de nuestra provincia, cuyos recursos naturales le podrían dejar jugosos dividendos, tal como ocurre en países como Chile y Perú que basan su progreso en la actividad minera.

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La inflación de 1990

Por estos días brama la inflación y la suba de precios se torna incontrolable. Se trata de un fenómeno que afecta a los sectores más vulnerables y que, invariablemente, se repite desde la mitad del siglo pasado. Veamos, por ejemplo, el clima que se vivía hacia fines de 1990. El gobierno de Carlos Saúl Menem, según su exministro de Economía, esperaba para el período enero – diciembre una inflación del 65%. La estimación era una de las pautas del programa de aquel entonces y estaba incluida en la Carta Intención a punto de ser presentada ante el Fondo Monetario Internacional (FMI). El dato puede dar una pauta de la situación imperante hace 32 años atrás. Si en la actualidad, con una inflación anual que varía -según quién la calcule- entre el 55 y el 80 por ciento, el gobierno se debate en grandes dilemas para controlar precios y determinar salarios, ni imaginar lo que ocurría en el arranque del menemismo que, digamos la verdad, era la continuidad de la hiperinflación alfonsinista. Sin embargo, el FMI no difundía presagios de crisis ni objetaba a aquel gobierno que, más temprano que tarde, se iba terminar entregando a los prospectos neoliberales. Efectivamente fue así. Domingo Felipe Cavallo, que cumplía las funciones de canciller en el gobierno del natural de Anillaco (La Rioja), se preparaba para instalarse en el ministerio de Economía y, al pie de la letra, seguir las indicaciones de los grandes grupos económicos. De esta manera, comenzaba a emerger en el horizonte el nefasto Plan de Convertibilidad -un peso igual a un dólar- que iba a llevar a la Argentina a la bancarrota con la eclosión final de 2001.

El Esquiú

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