Universo acotado

Tiene su lado positivo el proyecto presentado por el legislador Julio Guzmán, que propone que la Caja de Créditos y Prestaciones de la provincia asista a los damnificados por los Créditos UVA, impulsados por Mauricio Macri en 2016, que derivaron en tragedias económicas para miles de familias argentinas y que afectan también a centenares de catamarqueños.

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El diputado oficialista, que asumió recientemente en la banca que dejó vacante Augusto Barros, al menos prestó atención al problema y aportó una posible ayuda, con un mecanismo de asistencia que también tiene antecedentes similares en otros distritos. Lo que puede observarse, u objetarse en la iniciativa, es que limita su acción a los empleados públicos, cuando en realidad todos los catamarqueños son ciudadanos ubicados en un plano de igualdad en lo que a derechos y obligaciones se refiere, por lo tanto no puede legislarse sólo para un sector de la sociedad y desentenderse del resto.

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Al margen de este problema puntual de los UVA, la situación es recurrente en varias acciones oficiales, quizás con el ejemplo más claro en el regalo o bono de fin de año, que suele beneficiar exclusivamente a los estatales, irónicamente, con el aporte que realizan trabajadores de todos los sectores privados para alimentar las arcas del erario público. Hace muchos años que Catamarca reconoce como un serio problema el sobredimensionamiento de su planta de empleados estatales y todos los gobernadores de las últimas décadas proclamaron que promover el empleo privado era uno de sus grandes objetivos. Con estas distinciones y desigualdades tan instaladas, sin embargo, se mantendrá por siempre la mentalidad de que no hay destino mejor que ingresar al Estado. Sucedió lo mismo en pandemia, cuando fueron, en definitiva, los únicos que tuvieron asegurado su puesto laboral en medio de la recesión y los recortes. Más temprano que tarde, convendrá gobernar y legislar para un universo más amplio y completo, porque mientras el empleo público sea un paraíso al lado de los riesgos y exigencias del área privada, pensar en que el elefante adelgace será siempre una utopía.
El Esquiú.com