Apuntes del Secretario

miércoles, 16 de noviembre de 2022 00:44
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Superpolarización


Más allá de la abundancia de sellos y pequeñas representaciones partidarias, las elecciones en Catamarca históricamente fueron polarizadas, ya sea entre peronistas y radicales o entre las alianzas encabezadas por peronistas y radicales, lo que es más o menos lo mismo. La última vez que se metió un tercero en discordia fue con el partido Tercera Posición de Luis Barrionuevo, algo que si bien se mira no dejaba de ser una expresión de la división del peronismo. Sin ese antecedente, las terceras fuerzas fueron casi siempre simbólicas, y ubicadas a años luz de la disputa del poder real, sin oportunidad alguna de entrar en la batalla por la conducción de la provincia. El mapa de una batalla con dos grandes bandos como protagonistas excluyentes, va camino a repetirse en 2023, pero potenciado al máximo, porque la oposición está procurando sumar todas las adhesiones posibles para hacer frente al oficialismo.

Hacia un nuevo FCS

Hoy todo el arco opositor parece tener en claro que no alcanza con lindos afiches y un buen slogan para darle pelea al PJ. “Catamarca es peronista”, admitió el andalgalense Alejandro Páez, y en el mismo tono se pronunciaron varios dirigentes, que entienden que para hacer tambalear de verdad el proyecto instalado en 2011 y consolidado en 2015 y 2019, se debe conformar una coalición mucho más amplia que la que hoy supone Juntos por el Cambio. El radicalismo, que ya lleva recorrido un interesante camino con sus socios minoritarios locales, la Coalición Cívica y el PRO, nunca estuvo ni cerca de ganar en Catamarca, y parece haber comprendido que su fuerza es insuficiente ante el piso de votos ya conquistados por referentes de la talla de Lucía Corpacci, Raúl Jalil o Gustavo Saadi. La idea es entonces hacer una convocatoria más amplia, y eso significa reclutar a los peronistas enojados, para alcanzar el doble propósito de engordar el caudal de votos propios y debilitar al rival. La vieja y querida ambulancia que pasa a recoger a los despechados ya arrancó.

Pase del año

En esta suerte de pretemporada electoral, el pase del año es sin dudas el del tinogasteño Hugo Ávila. El “Grillo” tiene una extensa y fructífera trayectoria en el peronismo, y si bien desde hace tiempo asumió un rol opositor, lo venía haciendo desde un espacio propio que podía verse satisfecho con atrapar una banca en la Legislatura. De allí a sumarse a las filas de los radicales hay un trecho significativo, que el exintendente decidió cruzar. Detrás de estos acercamientos hay una coincidencia estratégica, porque así como Páez dijo que “Catamarca es peronista”, Ávila ve más allá de la UCR y señala que Juntos por el Cambio no alcanza para ganarle al gobierno. En otras palabras, con la nostalgia de aquel Frente Cívico y Social que se conformó en los ‘90, la oposición sueña con reunir a toda la oposición detrás de una sola propuesta, y así lograr que la próxima elección no sea un “paseo” para el peronismo, como lo fueron las anteriores.

Mapa complejo

Valen esos acuerdos como expresión de voluntad, pero casi con urgencia hay que apuntar que difícilmente se hallen más coincidencias con el escenario de los ‘90. Este peronismo en nada se parece al que sucumbió en medio de un escándalo social, judicial y mediático, para encadenar veinte años de penurias. El peronismo actual viene gobernando con sobriedad desde hace más de una década, domina casi todos los municipios, tiene excelente sintonía con Casa Rosada, y no se quedará cruzado de brazos. La verdad es correrá esta carrera con el caballo del comisario, y tendría que hacer muy mal las cosas para poner en riesgo su continuidad. La definición de las fechas electorales, de las fórmulas y de los recursos disponibles, permitirán hacer una lectura más fina de lo que se viene. De momento, aunque sigue siendo favorito, el gobierno parece estar frente a un desafío electoral menos cómodo que los anteriores.

Floja actitud

Se frustró finalmente el encuentro entre el Poder Ejecutivo y los legisladores de Juntos por el Cambio, quienes resolvieron no asistir a la reunión programada, ofendidos porque interpretan que el gobernador Raúl Jalil “incumplió compromisos”. De todas las actitudes que podría haber tomado la bancada opositora, debe decirse que optó por la más floja, protagonizando un cuestionable gesto, lindante con la inmadurez. Rechazar el diálogo por las disidencias que puedan existir es un contrasentido, ya que el objeto de dialogar es precisamente poner esas diferencias sobre la mesa y sacar algo en limpio para todos. Llenar los medios de comunicación con partes y declaraciones reclamando diálogo, y al momento de hablar buscar una excusa para no asistir, es sencillamente poco serio. Incluso la actitud excede la constante rencilla partidaria y es casi una falta de respeto a nivel institucional: el gobernador ostenta un cargo por decisión mayoritaria del pueblo catamarqueño que lo eligió legítima y democráticamente en las urnas. Desairarlo en una convocatoria no puede ser una opción: es la máxima autoridad de la provincia. Si estaban en desacuerdo con una decisión de Raúl Jalil, era el lugar y la oportunidad para plantearlo. Huir pareció una salida cómoda que nada aporta al conjunto de la sociedad, y por cierto les resta autoridad para futuras quejas.

Pifias mundialistas

La proximidad del Mundial de Qatar hace que el tema futbolero se inmiscuya también en entrevistas políticas, y allí donde funcionarios y dirigentes ven la ocasión de distenderse y ser simpáticos, terminan metiendo la pata. En parte porque dicen algo desacertado y en parte, claro, porque con mucha mala intención se magnifican y escandalizan sus palabras. Le pasó primero a la ministra de Trabajo, Kelly Olmos, quien con una sonrisa dijo que prefiere que la Selección Argentina gane el Mundial de fútbol de Qatar a que el gobierno logre bajar la inflación. “Después seguimos trabajando con la inflación, pero primero que gane Argentina. Considero que hay que trabajar todo el tiempo por la inflación, pero un mes no va a hacer la gran diferencia. En cambio, desde el punto de vista anímico, de lo que significa para el conjunto de los argentinos y argentinas, queremos que Argentina sea campeón”, argumentó la ministra. ¡Para qué! Le dijeron de todo, la acusaron de superficial, de banalizar la situación económica, etc... el banquete habitual de los medios caníbales. La mujer, que hizo un comentario inocente, terminó pidiendo disculpas. Casi de inmediato cayó en la misma trampa Mauricio Macri, quien se puso a analizar las posibilidades de ganar de distintas selecciones, y anotó entre las candidatas a la germana porque “Alemania es una raza superior”. La misma historia, repercusiones descomunales y poco menos lo señalaban como si se hubiera declarado neonazi o hubiera avalado el Holocausto. También el expresidente tuvo que disculparse: “hablando del mundial y obviamente refiriéndome a las habilidades futbolísticas indiscutibles de Alemania tuve una frase desacertada que remite a las peores pesadillas de la humanidad, por lo que quiero aclararlo y ofrecer mis disculpas”, escribió. A ver si se calman un poco.


Vuelve el general

RECUERDOS. Hace 50 años, Juan Domingo Perón se embarcaba en un avión en Roma para emprender regreso a la Argentina, poniendo fin a un exilio de 17 años desde el sangriento golpe de Estado de 1955. Cuando a las 11 de la mañana del 17 de noviembre de 1972 el Boeing 707 de Alitalia aterrizó en Ezeiza asediado por la lluvia, comenzaban a desandarse 17 años de exilio y proscripción para Perón y su pueblo. No sólo el PJ no podía competir en las elecciones: no se podía nombrar a Perón. Hubo persecusión, cárcel y también resistencia. Perón sabía que si volvía, sería nuevamente presidente. Y lo hizo, aunque su vida se apagaba pronto y comenzaba otro duro capítulo de la historia. El 17 de noviembre quedó instalado, con justicia, como el Día del Militante.

El Esquiú.com

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