Aroma a lanzamiento

No lo hizo de forma explícita. No dijo “voy a ser candidata”, “quiero ser presidenta”… ni falta que hizo. Cristina Fernández de Kirchner llenó el Estadio Único de La Plata con el Día de la Militancia como pretexto, y allí dejó un mensaje cuya interpretación más rápida ratifica que está en carrera para recuperar el sillón de Rivadavia en 2023. Fue en el cierre de su discurso cuando repasó los principales logros de sus dos mandatos en Casa Rosada, aseguró que es posible recuperar al país, e invitó: “La gente tiene que decidir si quiere volver a la Argentina que alguna vez tuvo”.

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La vicepresidenta, con un tono más conciliador que belicoso, repitió varias veces que no quería echar culpas ni criticar a nadie, reclamó a la multitud que no silbara ni insultara cuando hiciera referencias a opositores, y propuso a cambio que la jornada fuera de “reflexión”, trascendiendo la cuestión partidaria, y proponiendo que se celebre un “Día de la Militancia por la Argentina”, y no por el peronismo. No nombró a ningún otro dirigente más que a Néstor, hizo algún sobrevuelo histórico de los golpes militares y sí apuntó fuerte contra el “Partido Judicial”.

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Cristina remarcó que nunca estuvo del lado de los violentos, y lamentó el atentado que sufrió al señalar que en ese momento “se rompió un pacto” de respeto democrático, para insistir en que se debe terminar con el odio, y que nunca se debe desear la muerte a alguien porque piense distinto. Refutó la muletilla de los 70 años de peronismo como origen de todos los males del país, al recordar que en esos 70 años el peronismo estuvo poco tiempo en el poder, para ironizar con que si hacen así las cuentas entiende por qué se endeudaron como se endeudaron. Llamó finalmente a consensuar un rumbo económico, e invitó a la oposición a que, en lugar de insistir con la idea de eliminar al peronismo, se siente a dialogar. Fue el discurso de una candidata presidencial: aunque exactamente eso no lo haya dicho, se leyó claramente entre líneas.

El Esquiú.com