El Secretario
Octubre
Después de meses de análisis y especulaciones, sin anuncios formales mediante, se definió por decantación que las elecciones provinciales de 2023 se realizarán durante el mes de octubre, simplemente porque se fueron agotando en la espera los plazos para apurar una convocatoria rumbo a marzo; que requería además un llamado previo a las primarias, siempre cuestionadas, pero todavía vigentes por ley. Al baúl del olvido pasarán toneladas de declaraciones de la dirigencia política, incluyendo a quienes advertían sobre maniobras interesadas de adelantamientos sorpresivos. La discusión perdió entidad y no dejó nada a su paso.
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En este punto, cabe reflexionar que, más allá de las quejas de muchos opositores que señalaban la supuesta intención de hacer una “trampa”, la Constitución provincial contempla que el llamado puede ser para marzo u octubre, de manera que elegir es facultad del Ejecutivo y no encierra trampa alguna, por muy tentador que suene meter la palabra en algún titular pirotécnico. Más aun, lo cierto es que el peronismo se encamina a concluir su tercer mandato consecutivo en el gobierno de Catamarca y lo concreto es que nunca desdobló las elecciones, prerrogativa que sí utilizaron -en todo su derecho- quienes ahora la critican.
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Como último aspecto, redundante pero sólido, puede marcarse que la reclamada “certeza electoral” aparecía como una de las normas propuestas en la reforma constitucional, que se frustró por decisión opositora y permanece en el freezer desde su presentación. El eterno ejercicio de decir una cosa y hacer otra resulta de este modo inconsistente desde el plano argumental, y no pasa de la apuesta fácil para mostrarse indignado y quejoso ante algún desprevenido. Con un par de meses por delante para el arranque formal de la campaña, no sería mala idea desechar tanta chicana vacía y comenzar a hacer propuestas, a presentar proyectos, plataformas de gobierno e ideas para poner a consideración de la ciudadanía. Entre otras razones porque, además de aburrir, el palabrerío de ocasión no se ha revelado hasta aquí como herramienta útil para seducir al electorado.
El Esquiú.com