El Secretario

lunes, 5 de diciembre de 2022 00:44
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Una gran pérdida

El fallecimiento de Juan Carlos Rojas representa una profunda pérdida, ante todo por la partida de un ser humano, irrecuperable para sus familiares y amigos, y también para el Gobierno, por todo lo que implica el deceso de un ministro en ejercicio de sus funciones. “Rojitas”, como lo identificaban los más cercanos, era un dirigente de importante trayectoria, que creció a partir de su labor sindical, fundamentalmente desde la conducción de la seccional provincial de la Unión de Trabajadores Hoteleros y Gastronómicos de la República Argentina (UTHGRA).

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Militante del Partido Justicialista de toda la vida, fue en Catamarca un fiel seguidor del líder del gremio a nivel nacional, el comprovinciano Luis Barrionuevo, quien le confió la conducción del sindicato aquí. Rojas cumplió un rol fundamental en la política lugareña, porque a través suyo se cristalizó el anhelo del sindicalismo de tener un espacio en el oficialismo: fue él quien lo ocupó con solvencia, primero al ganarse un lugar en la lista de candidatos a diputados (ganó y cumplió su mandato como legislador), y más tarde integrándose al Poder Ejecutivo, todo ello sin desentenderse de su tarea gremial.

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De perfil relativamente bajo, la principal característica de Rojitas fue que nunca cambió su condición de vida. Ni desde la dirigencia gremial, ni como legislador, ni como alto funcionario del Ejecutivo: mantuvo siempre una misma conducta, un mismo nivel de vida, permaneció en el mismo lugar sin ostentaciones, lujos ni vehículos costosos. Pasó por diferentes funciones sin perder jamás su identidad de trabajador. Fue un hombre solidario, cercano, accesible y siempre humilde, un conjunto de virtudes por las cuales será recordado y valorado, seguramente, por encima de cualquier tarea que haya desempeñado. La repentina muerte de “Rojitas” causó dolor y sorpresa, en particular de quienes compartían su andar cotidiano y no tuvieron ocasión de despedirlo. Una pérdida profunda que, cuando pasen los días, obligará a replantear cómo cubrir los lugares que dejó, tanto en el sindicato como en el gabinete.

El Esquiú.com
 

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