El Secretario
En medio de un conflicto interno entre oficialistas y opositores, y cuestionamientos a la conducción de Walter Arévalo -que en teoría está llegando a su fin-, el Sindicato de Obreros y Empleados Municipales inauguró su año mediático poniéndole fecha a las próximas medidas de fuerza: así, sin preámbulo alguno. El SOEM reclama que el municipio capitalino abone el 5 por ciento de incremento que otorgó Provincia, y además un 50 por ciento de aumento de sueldos, bajo amenaza de convocar a un paro desde el 4 de marzo si no recibe una respuesta favorable. Aunque reiterado, el mecanismo no deja de sorprender, ya que extirpa toda posibilidad de diálogo serio y negociación.
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Arévalo batió todos los records con la actual gestión municipal, ya que convocó a un paro el primer día de gestión de Gustavo Saadi, una situación que prácticamente no tiene precedentes en el país. Esta metodología alejada de toda razonabilidad, se mantuvo como marca registrada del SOEM, cuya conducción siente -por alguna razón- que el conflicto permanente la favorece. Por esa razón no se mide el sentido de los petitorios ni de las exigencias utilizadas como argumento para llamar a una huelga. El precoz reclamo de este año no es la excepción: de hecho, el gremio avanza con la solicitud de un 5 por ciento porque Provincia lo otorgó, pasando por alto el sentido de esa mejora salarial.
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En efecto, los empleados provinciales acordaron una mejora inicial este año, pero eso se resolvió porque la sumatoria de los incrementos otorgados en 2021 quedaron por debajo de los índices inflacionarios anuales. Es muy distinta la situación en la comuna capitalina, que otorgó el año pasado aumentos por encima de la inflación, y alcanzó una de las subas salariales más altas del país. Que el SOEM pida la misma “compensación” carece entonces de sentido, porque el sindicato conoce perfectamente que en la ciudad esa actualización ya se hizo. Pero el objetivo, con ese pedido en conjunto de un aumento del 55 por ciento para empezar a hablar, es precisamente no acordar nada, y tener el pretexto para protestar y darle el marco soñado a la campaña para la renovación de autoridades sindicales.
El Esquiú.com