Números sólidos
 

Un pedido de informes de la oposición planteó la posibilidad de que dineros públicos hayan caído en la trampa de financieras de dudosa operatoria, a tono con la situación que afecta a miles de ciudadanos. La tentación de ceder a los fabulosos y seductores intereses que se ofrecían, motivó la consulta opositora, no exenta -posiblemente- de la búsqueda de un rédito político emanado del simple hecho de mencionar un posible vínculo oficial con las operatorias denunciadas. Por ese lado, sin embargo, difícilmente consiga algo la oposición. Podrán debatirse o analizarse muchas decisiones de Gobierno peronista, pero el manejo de los fondos provinciales en la última década ha resultado básicamente impecable. Con Lucía Corpacci primero y Raúl Jalil después, Catamarca hizo gala de una solidez que bien pueden envidiar tanto otras provincias como la misma Nación. En los últimos años, mientras Argentina se endeudaba por un siglo de la mano de Mauricio Macri, las provincias protagonizaron un capítulo aparte en cuanto a la deuda pública, porque apelaron a la emisión de deuda en moneda extranjera para financiarse. Buenos Aires estuvo cerca del default y otras provincias fuertes, como Santa Fe y Córdoba, imitaron al gobierno de Macri tomando deuda externa por un total 14 mil millones de dólares en 2016 y 2017.

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Muchas provincias acumularon emisiones de bonos en moneda extranjera alentadas por la relativamente baja tasa de interés y la “estabilidad” del dólar, que devino luego en el conocido caos financiero: el dólar se disparó a las nubes y todos quedaron agarrándose la cabeza, con problemas hasta pagar sueldos. No es para menos: al sumar los créditos “blandos” otorgados por organismos multilaterales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) o la Corporación Andina de Fomento (CAF), el conjunto de la deuda en moneda extranjera de provincias y Ciudad de Buenos Aires ascendió a unos 20.500 millones de dólares. La provincia más expuesta al endeudamiento en moneda extranjera es Santa Fe, con un 98% del total. Le siguen Córdoba (95%), Chubut (87%), La Rioja (83%), Neuquén (83%) y Buenos Aires (82%).

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Mientras el Titanic de la economía macrista se hundía, y arrastraba a la mayor parte del país, ¿qué pasó en Catamarca? Las cuentas se mantuvieron equilibradas, y Corpacci culminó su mandato con un panorama inverso: Jalil asumió con fondos disponibles, porque Catamarca contaba (y cuenta) con depósitos y plazos fijos en pesos y en dólares en entidades bancarias serias. Ahorro en lugar de deuda: al pan, pan y al vino, vino. Se puede criticar al Gobierno, pero apuntar al manejo de los fondos públicos sugiriendo irresponsabilidades carece de sentido ante la contundencia de la realidad. Más aún, si quienes cuestionan son los que alabaron y avalaron el criminal proceso económico que fundió al país con el “mejor equipo de los últimos 50 años”, donde el Dios Mercado terminó devorándose a los “Messi” de la Economía cuyo nombramiento celebraba Macri, quizás el único beneficiado de esas políticas junto a su selecto grupo de amigos.

El Esquiú.com