El Secretario

lunes, 27 de junio de 2022 00:59
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Una guerra no tan ajena

La cruenta guerra entre Rusia y Ucrania, que ya marcha por su quinto mes con un número no precisado de víctimas fatales y desplazados, ha perdido la atención que mereció en los medios de comunicación al momento de su inicio, y la sociedad argentina en general dejó de mostrar interés en el conflicto bélico, observado a la distancia como una cuestión ajena. La lejanía geográfica y el desconocimiento general del origen del violento enfrentamiento, explican este comportamiento, que en realidad no refleja el impacto que las batallas tienen por estas tierras.

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La guerra está provocando fuertes efectos sobre la economía, que redundan principalmente en una reducción de las expectativas de crecimiento y en un aumento de la inflación alrededor del mundo. Los efectos de la guerra se hacen sentir en tres planos: una mayor inflación derivada del alza en los precios de los alimentos y la energía; problemas en el comercio internacional y las cadenas de abastecimiento; y una mayor incertidumbre en los mercados financieros. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), un organismo que nuclea a 38 países, entre ellos los más desarrollados del mundo, alertó que si se mantiene esta situación el crecimiento del PBI a nivel mundial caería 1 punto porcentual, mientras que la inflación global aumentaría 2,5 puntos.

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En nuestro país, el presidente Alberto Fernández aseguró que “si la Argentina tiene 50 puntos de inflación, debe haber 10 o 12 puntos que se han incrementado por el problema de la guerra”. Es más una opinión que un dato estadístico, pero lo cierto es que tanto el acople del precio internacional de alimentos como el impacto del mayor precio energético influyen en la inflación local, que además tiene altísima sensibilidad. También es un hecho que el aumento en los precios internacionales repercute en mayores gastos para importación y en particular, como se trata de algo que el Estado subsidia, genera mayores costos fiscales. La guerra, en conclusión, nos afecta en forma directa, aunque apenas podamos ver el verdadero drama humano que padecen los ucranianos.
El Esquiú.com

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